El ambiente social de Paraguay recobrará tensión tras la pausa de Semana Santa, debido a la falta de respuestas del gobierno a las demandas de los campesinos y los obreros, advirtieron varios analistas.
Quince mil campesinos marcharon a mediados del mes último sobre Asunción para exigir tierras, mejores precios agrícolas y atención a sus necesidades de asistencia, pero sólo lograron el comienzo de un diálogo de sordos con el gobierno.
En cuanto a los trabajadores urbanos, el 28 de marzo respaldaron con una huelga general su reclamo de aumento salarial de 31 por ciento.
Frente a la medida de presión de los sindicalistas, que obtuvo alto acatamiento, el Poder Ejecutivo se aferró a su decisión de no conceder aumentos hasta que la inflación supere el listón de 10 por ciento desde el último ajuste de salarios, concretado en mayo.
Los precios al consumo se incrementaron 1,5 por ciento en marzo, una variación suficiente para que la tasa de los últimos 10 meses supere el 10 por ciento fijado por ley para comenzar los trámites de actualización de salarios.
El gobierno, que no logra la estabilización de precios ni la reactivación económica buscadas desde 1993, tampoco maneja políticas adecuadas para aliviar la caída del nivel de vida de la población y los campesinos y obreros mantendrán probablemente la iniciativa, como en marzo, señalaron los comentaristas.
Eduardo Ojeda, líder de la socialcristiana Central Nacional de Trabajadores, anunció una nueva huelga general, esta vez de 48 horas, a realizarse el 2 y el 3 de mayo.
Alentado por el éxito obtenido por el paro del 28 de marzo, que tuvo apoyo de cuatro centrales sindicales, Ojeda advirtió que sólo la satisfacción del pedido de 31 por ciento de incremento de salarios puede impedir la nueva huelga.
Un incremento de esa magnitud sólo estimularía la inflación, a juicio del ministro de Justicia y Trabajo, Juan Morales, quien sugirió al presidente Juan Carlos Wasmosy limitar la mejora salarial a 15 por ciento.
La aparentemente irreductible posición de los sindicatos anuncia una creciente agitación social. Wasmosy responsabilizó a los medios de comunicación del clima de tensión, pero todos los analistas de prensa identifican la causa de los problemas en la pasividad del gobierno en el área social.
Las reclamaciones salariales ponen a las autoridades ante un difícil dilema, ya que su prioridad ha sido el combate contra la inflación.
En cualquier caso, la tasa de inflación ya comenzó a repuntar, situándose en marzo en 12 por ciento anual, después de limitarse en 1995 a 10,5 por ciento. (FIN/IPS/ct/ff/lb/96).