Un centenar de organizaciones de Kasajstan y el extranjero procuran soluciones para los problemas ambientales que merman y envenenan las aguas del mar Aral, que sufre desde hace seis décadas un continuo deterioro.
La situación del mar Aral se agrava cada vez más y amenaza con convertirse en una calamidad mundial, dijo Berdibek Saparvayev, administrador de la región kazaja Kzyl-Orda. El nivel de las aguas se redujo 15 metros en una sola generación, lo que contrajo la superficie del espejo en unos 30.000 kilómetros cuadrados.
Las tormentas que azuzan regularmente este árido y yermo territorio de sal, arena y sedimentos aluvionales arrojan unos 150 millones de toneladas de desperdicios sobre los oasis y predios de pastoreo de Kzyl-Orda e incluso más lejos, hasta Escandinavia.
"Solíamos disfrutar la pesca abundante del caudaloso río Syr Darya, que desembocaba en el Aral. Pero ahora un niño puede cruzarlo a pie, porque está anegado de bancos de arena", se lamentó Saparbayev, quien tiene 42 años.
Hoy, unos pocos pescadores continúan ganándose malamente la vida capturando con sus redes lisas doradas, especie que fue importada en la región del mar Negro hace 25 años.
El Aral, que en realidad no es un mar sino un enorme lago, fue condenado a muerte en la década del 30, cuando el gobierno de la antigua Unión Soviética estableció un amplio programa de irrigación que continuó hasta la década del 70.
En los entonces estados soviéticos de Turkmenistán, Uzbekistán y Kazajstán se emplazaron continuamente represas y sistemas de irrigación que afectaron ríos y arroyos tributarios del Aral, lo cual disminuyó su caudal de agua fresca.
"El gobierno soviético recién se enteró de que estaba ocurriendo algo terriblemente equivocado a fines de la década del 80, cuando no se podía hacer nada para ocultar el enorme desastre ambiental", dijo Almabek Nurusher, director ejecutivo del Fondo Internacional para la Salvación del Mar Aral.
Moscú estableció entonces un consejo interestatal integrado por delegados rusos, kazajos y de Asia central, que no pudo adoptar decisión alguna mientras se desmembraba la Unión Soviética, explicó Nurusher.
Kazajstán quedó librado a su suerte. Desde el derrumbe soviético, el gobierno kazajo reanimó el consejo interestatal y contribuyó a la creación del Fondo Internacional.
Todos los estados que integran el consejo sufren problemas económicos y carecen de fondos para instaurar un programa de rehabilitación del Aral a gran escala. Kzyl-Orda se convirtió en el punto de encuentro de docenas de organizaciones internacionales que consideran el problema.
El Banco Mundial destinó 62,5 millones de dólares para el desarrollo de proyectos del consejo interestatal. El primero de ellos es una represa de barros que, según se prevé, reducirá la contaminación pantanosa del agua fresca que llega al lago.
Luego, los ingenieros intentarán modificar el curso de las aguas procedentes de los sub-lagos que se originaron por la caída del nivel del Aral.
"Las aguas remanentes se acumularon en tierras bajas y deberán ser limpiadas", explicó Erkin Sultanbekov, presidente de la Sociedad de Investigaciones sobre la Cultura del Mundo Civilizado.
Sultanbekov afirmó también que el desierto de Kara Kum, en Asia central, contiene grandes reservas de aguas subterráneas que podrían ser dirigidas para salvar el Aral.
Entre estas fuentes, las lluvias regulares "y un mejor manejo de la actividad humana", el Aral podría obtener 40 kilómetros cúbicos al año de agua fresca con bajo contenido mineral, agregó.
"Existen en toda la región antiguos lechos de ríos secos y depresiones prehistóricas que podrían emplearse para dirigir agua dentro del mar", afirmó el técnico.
Además, se podrían implementar "kyarizes", centenarios canales subterráneos fabricados por hombres que se conectan con la superficie para la recolección de agua. "Irán no cuenta con grandes ríos o lagos, pero se autoabastece de agua gracias a los kyarizes", recordó Sultanbekov.
Pero la región enfrenta problemas más urgentes. La mermante agua del Aral contiene gran cantidad de tóxicos químicos, alertó el ministro de Salud de Kazajstán, Vasili Devyatko.
"La salud de la población empeora cada día. Los médicos descubrieron alto contenido de cloro tóxico en la leche de madres jóvenes y los casos de cálculos de riñón se multiplicaron por 15 en la región", dijo.
La mala calidad del suministro de agua está detrás del aumento de 400 por ciento en la incidencia de fiebre tifoidea. Las tormentas de polvo agravaron los casos de asma, que se incrementó 139 por ciento. (FIN/IPS/tra-en/nov/rj/mj/en/96)