Oraciones, representaciones sacramentales, adoración al sol, comidas prehispánicas y viajes a la playa forman parte de una de las celebraciones más importantes de la religión católica en Ecuador, la Semana Santa.
Mientras un sector de la población ecuatoriana, la que reside en las grandes ciudades principalmente, prepara su viaje a los centros turísticos de la costa aprovechando el largo feriado, otros prefieren dedicarse a los asuntos espirituales o simplemente a descansar.
"Esta es una época del año donde el espíritu barroco del ecuatoriano se muestra tal cual es", comentó el antropólogo Alfredo Santamaría.
Las celebraciones de Semana Santa comienzan en Ecuador prácticamente el 21 de marzo, fecha en que entra el período equinoccial, donde los pueblos indígenas, que en su mayoría son católicos, se prestan para festejar el nacimiento del nuevo sol.
"Agradecer al sol mientras rezamos un rosario por la muerte y resurrección de nuestro señor Jesucristo y preparamos el equipaje para vacacionar, aprovechando los feriados y el buen clima, no es una contradicción" sino el resultado de una mezcla cultural "que se desarrolla día con día", dijo Santamaría.
Según Fabián Vera, director del museo Inty-ñan (camino del sol, en quichua), ahora "la mayoría de indígenas ecuatorianos viven asumiendo al catolicismo como su religión, pero bajo su concepción del mundo y el universo".
Al astro rey se le ofrece la fanesca, plato típico de antecedentes prehispánicos que se prepara con los granos tiernos producto de una buena cosecha. Y este mismo plato es también una de las tradiciones católicas más arraigadas en la celebración de la Semana Santa en Ecuador.
Conocida como el plato de los 12 granos, "con la llegada de la religión católica y su penetración en el mundo indígena, la fanesca se convirtió en una analogía de los 12 apóstoles", según Santamaría.
Además de granos, la fanesca lleva leche, queso y pescado, por lo que es ideal para las comidas de cuaresma, cuando los católicos no pueden comer carnes rojas.
Los ecuatorianos, "somos como una gran fanesca, tenemos mezclas indígenas, negras, españolas y ahora hasta norteamericanas en nuestras costumbres pero sabemos bien", dijo Isadora Ramírez, quien se dedica a preparar el popular plato en el barrio de San Sebastián, al sur de Quito.
"Debemos entendernos como culturas ancestrales pero renovables", comentó el quechua peruano Ishu Paz, presidente de la Asociación Cultural de Solidaridad con los Indios Americanos, con sede en Roma, que viajó a Ecuador a celebrar el equinoccio con sus "hermanos quichuas".
"Lo que sucede con la fanesca sucede con muchos otros elementos, que por coincidencia o por estrategia de los misioneros del tiempo de la conquista, retomaron de culturas indígenas para contar con una mayor aceptación de nuestros pueblos hacia su religión", apuntó Paz.
El dirigente quechua, dijo que existe una revalorización del mundo indígena en toda América Latina y que muchos personas se acercan a sus pueblos para conocerlos.
"Por nuestra parte, no se extrañen si nosotros integramos a nuestra cultura teléfonos celulares, automóviles, computadores y casas", concluyó Paz. (FIN/IPS/mg/ag/cr-pr/96)