La fusión de empresas y grupos económicos fue planteada por inversionistas panameños como una de las posibilidades de "sobrevivir" a la globalización económica y evitar la quiebra de las empresas locales.
En los últimos meses se han producido por lo menos cuatro fusiones entre empresas del rubro de la alimentación y la banca y se espera que en 1996 aumente "la fiebre de los holdings".
El empresario Ricardo Endara, director del Sindicato de Industriales de Panamá (Sip), senaló que la globalización de las economías "impone como método de subsistencia la venta o fusión con un socio internacional que dé cierta estabilidad y protección".
Las fusiones y ventas ocurren en el marco del proceso de liberalización del mercado que lleva a cabo desde hace un año el presidente panameño Ernesto Pérez Balladares, como parte de un plan de modernización del Estado y de inserción del país en la economía mundial.
Entre los grupos locales que han optado por esa modalidad se encuentran las cadenas de supermercados "Gago" y "Super 99", que en conjunto reúnen 20 establecimientos, así como las procesadoras de aves y huevos "Toledano", "Melo S.A." y "Fidanque".
Estos últimos, que en su conjunto abarcan más de 90 por ciento del mercado avícola local, quedaron en el filo de la navaja cuando a principios de este mes el parlamento aprobó una ley de defensa del consumidor que castiga prácticas monopólicas.
La lista incluye dos de las cuatro televisoras privadas, dos bancos y una de las dos procesadores de aceite existentes en el país, adquirida por la transnacional angloholandesa "Unilever".
Endara subrayó que luego de esa operación "hay mucho interés de inversionistas extranjeros" en otras procesadoras de alimentos. "Todas las industrias están siendo tentadas con ofertas de consorcios internacionales", indicó.
El industrial precisó que ante la posibilidad de tener que competir con empresas extranjeras que emplean una tecnología moderna y sin una debida protección arancelaria, las ofertas de compra o fusión "representan una tentación en que muchas empresas pueden caer".
A pesar de la fiebre de fusiones, el empresario Roberto Eisenmann advirtió que el abuso de esa modalidad podría tener resultados negativos.
"Aquellos que piensan que globalización y tamaño van de la mano se equivocan del todo", precisó.
Eisenmann, quien en la década de 1960 dirigió la fusión de varios tiendas y empresas aseguradoras, afirmó que "otro error es usar la fusión para curar enfermos".
"Dos empresas enfermas (financieramente) que se fusionan para, con un nuevo tamaño, curarse, no sólo es posible que no lo logren, sino que las dos enfermedades juntas crean una enfermedad mayor y muchas veces fatal".
Tampoco es saludable la fusión para controlar mercados, dijo el experto.
Luego de advertir que asistió a "grandes fracasos en este campo", Einsenmann recordó que "si los mercados son legítimos resisten naturalmente que se les controle", pues "ésto, junto al elefantismo ineficiente de los fusionados, abre ventanas de oportunidades a otros pequeños competidores".
El director del Centro de Investigaciones de la universidad de Panamá, Juan Jované, indicó a su vez que la asociación con el Estado o con empresarios locales "es una nueva modalidad que están usando las transnacionales para evitar riesgos".
"En lugar de comprar todas las acciones de una empresa pública o una compañia privada, las transnacionales han optado por asociarse con éstos para sacar ventajas" en el mercado local, dijo Jované a IPS.
Compañías aseguradoras, bancos y financieras se encontrarían en el grupo de futuros fusionados, según los expertos locales.
Hasta ahora solamente el Banco Confederado de América Latina, con casa matríz en esta capital, se animó a entrar en la fiebre fusionadora tras la adquisición del pequeño Banco Provincial por una suma cuya cuantía no fue revelada. (FIN/IPS/sh/dg/if/96).