Más datos climáticos para mejorar resiliencia de la agricultura

Fainess Muzyamba, del distrito de Pemba, acomoda sus grandes macetas de cerámica que hace para vender en la capital turística de Zambia, Livingstone, para tener mayores ingresos. Crédito: Cortesía: Friday Phiri.
Fainess Muzyamba, del distrito de Pemba, acomoda sus grandes macetas de cerámica que hace para vender en la capital turística de Zambia, Livingstone, para tener mayores ingresos. Crédito: Cortesía: Friday Phiri.

Solo contar con mejor información sobre cuándo y cuánto tiempo va a llover marca la diferencia entre una buena y una mala cosecha para los pequeños agricultores del sur de Zambia.

“Gracias a los informes climáticos mensuales que recibimos, decidí plantar boniatos, en vez de maíz”, contó Fainess Muzyamba, de 56 años, del distrito de Pemba, al comentar sobre lo que hizo durante la temporada 2017-2018.

El boletín climático forma parte de un paquete integral de intervenciones en el marco de la Iniciativa para la Resiliencia Rural, del Programa Mundial de Alimentos (PMA).

La iniciativa integra seis estrategias de gestión, que incluye la transferencia del riesgo a través del seguro según el índice de lluvias, el riesgo prudente a través del insumos y préstamos en efectivo, servicios climáticos e información, y gestión de la cosecha y su comercialización.

“A través de esa información y del asesoramiento técnico de funcionarios de extensión, pude proyectar que las lluvias estacionales serían problemáticas, y decidí plantar boniatos, que no necesitan mucha agua”, explicó Muzyamba.

Y resultó ser una buena decisión, cosechó 60 sacos de 50 kilogramos de boniatos, que intercambió por 40 de 50 kilogramos de maíz.

Al precio actual del mercado, Muzyamba ganó el equivalente a 280 dólares por el maíz, y otros 120 de su cosecha de azúcar, que comenzó a cultivar hace poco para obtener más ingresos y por su valor nutricional.

Pero “20 sacos son para el consumo” de su familia de 11 miembros, los que durarán hasta la próxima cosecha, añadió.

Pequeños agricultores indefensos frente a golpes climáticos

En Zambia, 73 por ciento de los agricultores, unas 1,5 millones de personas de los 16 millones de habitantes que tiene este país africano, cultivan menos de dos hectáreas de tierra. Las lluvias irregulares son una carga adicional como los suelos frágiles y la falta de acceso a insumos agrarios, mercados y mejores prácticas agrícolas.

No suelen tener estrategias de riesgo básicas y, cuando sufren un golpe climático, su bienestar a corto plazo corre peligro. A la larga, esos golpes tienen consecuencias de largo alcance, como pobreza, malnutrición y baja esperanza de vida.

El problema de la variabilidad climática afecta a toda la región de África austral “y por eso debemos escalar la Iniciativa de Resiliencia Rural, a fin de empoderar a los pequeños agricultores para que sean resilientes y se adapten a las consecuencias del cambio climático, desalentando el monocultivo de maíz y promoviendo la diversificación”, explicó Lola Castro, directora regional del PMA, cuando visitó Zambia en marzo.

Junto con el Departamento de Meteorología de Zambia, el PMA “instaló dos estaciones climáticas automáticas para mejorar la diseminación río arriba y abajo y utilizar información agrometeorológica”, explicó Allan Mulando.

“También instaló 20 medidores manuales de lluvia por medio de agricultores capacitados, que utiliza la comunidad para tomar decisiones oportunas para plantar”, añadió.

Los agricultores toman y comparten las lecturas de los medidores con la oficina de meteorología, funcionarios de campo y de extensión, y otros productores para poder planificar.

En los clubes de agricultores, los productores se reúnen a discutir parámetros como la humedad correcta del suelo para plantar.

Al comparar la información local con la regional y nacional, pueden realizar proyecciones sobre qué esperar, y así ayudarlos a planificar qué y cuándo plantar.

Logros en una estación desastrosa

Al comparar la producción promedio de los agricultores de la zona, Muzyamba cree que su historia es notable en una temporada que fue prácticamente un desastre para la mayoría de ellos por la falta de lluvias.

“La escuela de mis hijos no será un problema este año. Estaba muy preocupada por mi hijo mayor que está en el grado 12”, indicó.

La situación le será manejable porque también forma parte de un programa de ahorro con el club de agricultores. Usa los ingresos de sus ahorros para transportar macetas de cerámica a la capital del turismo, Livingstone, donde los vende, indicó.

Es una historia típica de diversificación como estrategia de los pequeños agricultores para adaptarse al cambio climático.

“Creo que lo que aprendimos hasta ahora es que la única forma de hacer frente a algunos de estos problemas es con un enfoque integrado, asegurándose de que las actividades se incluyan en los programas nacionales para evitar confusión, y en el futuro aún cuando dejamos de ser socios, esos programas siguen implementados por departamentos relevantes del Estado”, señaló Jennifer Bitonde, directora de país del PMA, en diálogo con IPS.

La iniciativa, que comenzó en 2014, se extendió a otros distritos, alcanzando a 18.157 agricultores.

Más personas necesitan más alimentos

Para 2050, se prevé que la población mundial pase de 7.000 millones a 9.000 millones de personas, lo que requerirá de un aumento drástico de la producción agrícola.

Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), a medida que las poblaciones aumentan y las dietas cambian, el mundo debe producir 49 por ciento más de alimentos que en 2012 para 2050.[related_articles]

La FAO considera que se puede hacer frente al problema del hambre, la pobreza y el cambio climático a la vez si se reconocen los vínculos entre la población rural, la agricultura sostenible y las estrategias que promueven un uso eficiente de los recursos, conservan y restablecen la diversidad biológica y los recursos naturales, y combaten las consecuencias del cambio climático.

A escala mundial, un paso importante para actualizar la estrategia fue adoptar el programa Trabajo de Koronivia sobre Agricultura de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático (CMNUCC) en la Conferencia de las Partes, el máximo órgano de decisión sobre cambio climático y desarrollo.

Eso fue después de varios años de discutir sobre la agricultura como tema secundario en la mesa de negociaciones de la CMNUCC. Pero la decisión de adoptarlo como programa de trabajo, da esperanzas a los agricultores y procesadores de las economías en desarrollo en tanto que acción significativa sobre los efectos adversos del cambio climático en la agricultura.

“Desde la perspectiva de Zambia, nuestro interés se ajusta a las expectativas del grupo africano, que busca proteger a nuestros pequeños agricultores, que son la mayoría de los productores, de las consecuencias negativas del cambio climático, a través de tecnologías probadas y amigables”, observó Morton Mwanza, enlace del ministro de Agricultura para agricultura climáticamente inteligente, en diálogo con IPS.

Adopción de tecnología y enfoque de derechos humanos

George Wamukoya, uno de los especialistas conocidos sobre cambio climático y agricultura, cree que la adopción de tecnología innovadora es el próximo gran paso para transformar a la agricultura africana.

“Necesitamos inversión en agricultura para probar y que la ciencia aporte a lo que sea que hagamos en agricultura, y ayudar a amortiguar los desafíos para los agricultores”, dijo Wamukoya a IPS.

Pero la sociedad civil alerta sobre algunos enfoques. Mithika Mwenda, de la Alianza Panafricana de Justicia Climática, abogó por un enfoque de derechos humanos.

Mwenda dijo a IPS que la agricultura ya no es solo un asunto de la ciencia, sino también de derechos humanos, y agregó que la agricultura industrializada no fue el remedio correcto para los desafíos climáticos que deben encarar los pequeños agricultores.

“Nuestro interés es promover la resiliencia de la agricultura; el contexto en África es cómo apoyar a los pequeños agricultores, a las comunidades pastoriles, cuyas vacas mueren debido a la sequía. Entonces es importante que lo miremos desde ese contexto y no desde el de teorías de industrialización”, explicó Mwenda.

Traducción: Verónica Firme

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