El seguro por índice se presenta como una solución para proteger a los pequeños agricultores de África afectados por los vaivenes climáticos. Ese tipo de microseguro gana cada vez más adeptos, interesados en recibir compensaciones por la pérdida de cultivos y de ganado causada por eventos climáticos.
Numerosos gobiernos africanos presentaron esa alternativa de seguro o realizan proyectos piloto, mientras otros todavía están a la espera, atentos a los resultados y a si logran un impacto tangible.
Varios expertos, quienes participaron en la Semana Mundial de Crecimiento Verde, realizada del 17 al 20 de este mes en esta capital de Etiopía, debatieron y compartieron experiencias de seguros por índice como una innovación en el sector agrícola para la seguridad climática y alimentaria en África.
El director del programa de investigación sobre cambio climático, agricultura y seguridad alimentaria del consorcio de centros de investigación CGIAR (siglas en inglés de Consultative Group for International Agricultural Research), Bruce Campbell, explicó cómo antes había que salir a buscar si había algo dañado y recién había un desembolso si todo estaba dañado.
“El seguro por índice es realmente un producto ordenado porque se basa en un índice. Entonces, si las lluvias disminuyen por debajo de cierta cantidad, la aseguradora sabe que los cultivos se perdieron y paga de inmediato”, explicó.
Con ese sistema, el agricultor recibe el dinero de inmediato y no tiene que vender bienes para sobrevivir, subrayó. Además, reduce los costos de las transacciones.
Según Campbell, el seguro por índice, también conocido como seguro paramétrico, existe desde hace cerca de 17 años y poco a poco se instala en Kenia, Zimbabwe y otros países africanos. Con ese antecedente, los países ahora pueden compartir experiencias sobre su funcionamiento y sobre qué se necesita para mejorar.
Un ejemplo común, propuso Campbell en diálogo con IPS, es de un agricultor de una zona alejada o de difícil acceso que compra semillas y utiliza su teléfono móvil para tomar una fotografía del código de barras del paquete y la manda a la aseguradora para comprar un seguro.
Así, “cuando faltan las lluvias, pueden cobrar el seguro”, explicó.
Se estima que 60 agricultores en Kenia están registrados en el seguro por índice, desarrollado con ayuda de aseguradoras asociadas con operadoras de telefonía móvil.
David Muigai, actuario de la Fundación Sygenta para Agricultura Sostenible, señaló que su experiencia en África oriental demostró que el seguro por índice ofrece una cobertura asequible y ayuda a los agricultores a beneficiarse de esa actividad.
“Logramos servir a más de 1,3 millones de agricultores. Así que probamos que el seguro por índice se puede ampliar. Pero el desafío está en la educación financiera de los agricultores y en el entorno normativo para el uso de tecnologías, como los celulares, para ofrecer los servicios”, explicó.
La red móvil de Zimbabwe, Econet Wireless, ofrece a los agricultores vía mensaje de texto y voz un seguro para eventos climáticos. “También se aseguran de que no solo venden seguros, sino que está asociado a otras cosas como asesorías en cuestiones agrícolas y pólizas de entierro”, explicó Campbell, quien reside en Zimbabwe.
Uganda está entre los países africanos que introdujeron un seguro por índice gestionado por una asociación público-privada entre compañías de seguros, la autoridad reguladora y el Banco Central de Uganda, que tiene el dinero.
El gobierno ugandés destinó dos millones de dólares a un subsidio premium de 50 por ciento para pequeños agricultores. Bajo ese programa, los grandes agricultores reciben uno de 30 por ciento.
“De esa forma, pensamos que podemos aumentar la producción y la productividad de los agricultores, quienes podrán recibir financiación y reducimos así el riesgo de las instituciones financieras para los agricultores”, explicó el economista Musa Lukwago, del Ministerio de Finanzas de Uganda.
“Salen a prestar dinero a los agricultores porque saben que su dinero está seguro”, apuntó.
A la élite le atrae el ganado y el cultivo porque saben que están cubiertos gracias al programa de seguro por índice. Y puso como ejemplo a un funcionario público retirado que invirtió su gratificación laboral para cultivar maracuyá.[related_articles]
Pero “hubo una sequía y perdió todos sus cultivos. Al día siguiente, lo encontraron muerto. Creemos que todavía estaría vivo si hubiera tenido un seguro”, concluyó Lukwago.
Pero las revisiones de los seguros por índice siguen siendo mixtas. Según Lukwago, se necesita una mayor sensibilización de los agricultores.
“Deben de convencer a los agricultores de que funciona. Tienen que comprender los beneficios. Si hay una temporada golpeada por la sequía y las compañías de seguros no pagan, es de esperar una caída en la siguiente”, explicó.
De acuerdo a la experiencia de Uganda, Lukwago explicó que el seguro por índice necesita de muchos datos meteorológicos.
“Es necesario contar con estaciones meteorológicas para medir los cambios climáticos; es necesario ‘domesticar’ los productos. Algunos de los conceptos del mundo occidental quizá no funcionen en contextos locales”, precisó.
Mugai añadió que los desafíos siguen siendo convencer a los reguladores de seguros y a los bancos centrales de África oriental que acepten los mensajes de texto como evidencia para la compra de seguros.
Kennedy Tesfam, del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo, con sede en Adís Abeba, opina que si bien el seguro por índice hace un tiempo que está en África, no logra despegar.
Tesfalidet Hagos, gerente de Luna Exports Slaughterhouse Plc, de Etiopía, dijo que su organización trató de implementar el seguro por índice en el sector de verduras y espera que funcione para la producción ganadera.
“Lo más importante que tratamos de lograr es aumentar los ingresos de los agricultores. Si les podemos asegurar una mejor productividad, tendrán mejores ingresos y comprarán seguros”, analizó.
“Queremos empezar por las causas de raíz. Y creo que, en África, estas están en la pobreza”, añadió Hagos.
Traducido por Verónica Firme