Miles de cubanos en ruta hacia Estados Unidos están varados en la frontera entre Costa Rica y Nicaragua desde mediados de noviembre, a la espera de que las autoridades de Managua autoricen su tránsito hacia el norte.
Poco más de 2.500 cubanos esperan en el norte de Costa Rica, la mayoría instalados en albergues provisionales establecidos por las autoridades locales. Tras recibir permisos de tránsito temporales del gobierno costarricense, los cubanos encontraron resistencia en el límite con Nicaragua, que cerró su frontera y les negó el paso.
“Ya estamos desesperados por llegar a los Estados Unidos porque queremos un futuro mejor, para nuestros hijos y para nosotros mismos”, explica la cubana Arley Alonso Ferrarez en un video facilitado por la gubernamental Comisión Nacional de Prevención de Riesgos y Atención de Emergencias.[pullquote]3[/pullquote]
Alonso y sus compatriotas encallados en la frontera con Nicaragua buscan ampararse en la Ley de Ajuste Cubano de Estados Unidos y la política conocida como “pies secos, pies mojados”, que otorga residencia automática a los ciudadanos de la isla que lleguen a su territorio.
El éxodo se avivó este año, por el temor de que el deshielo entre La Habana y Washington, iniciado en diciembre de 2014 y que ya se tradujo en el restablecimiento de relaciones diplomáticas, modifique o elimine en breve ese trato especial para los cubanos por parte de Estados Unidos.
El tránsito de cubanos por América Central lleva varios años, pero había pasado desapercibido hasta que a comienzos de noviembre el gobierno de San José adoptó medidas para combatir el tráfico de personas por el país.
Ello interrumpió el flujo ilegal de migrantes y reveló la verdadera dimensión del movimiento de ciudadanos cubanos desde Ecuador hasta Estados Unidos.
“La crisis actual la detonó el haber desarticulado la banda, que ha hecho visible una situación y de la cual habíamos advertido desde hace mucho tiempo en cuanto al incremento de migrantes cubanos”, aseguró a IPS el canciller costarricense Manuel González.
“Esto no se le deseo a nadie. Ni al peor enemigo. Nos han asaltado, nos obligaron a saltar al mar entre Colombia y Panamá, hasta violaron muchachas y los policías nos robaron”, relató el cubano Ignacio Valdés al diario local La Nación, sobre los peligros del largo recorrido.
Tras la detención de integrantes de la red de tráfico de personas el 10 de noviembre, que transportaba clandestinamente a migrantes por territorio costarricense, los cubanos empezaron a acumularse en la frontera sur del país.
Esto obligó a las autoridades a emitir salvoconductos válidos por siete días, para regular su paso hacia Nicaragua. Sin embargo, Nicaragua cerró su frontera completamente 15 de este mes y bloqueó el paso a los cubanos cuando la reabrió al día siguiente.
La situación de los migrantes espera el resultado de una reunión que se celebrará el martes 24 en El Salvador, donde los países centroamericanos, junto con México, Ecuador y Colombia, buscarán una respuesta regional y conjunta.
La reunión explorará las opciones para crear un “corredor humanitario” que facilite el paso hacia Estados Unidos. Este país no está invitado a la cita y Cuba no ha confirmado su participación, explicó la cancillería costarricense.
En una ruta inusual y mucho menos conocida que la del estrecho de la Florida, los isleños emprenden el viaje por tierra y mar desde Ecuador, país que les facilita una visa de turismo de tres meses y al que llegan por vía aérea.
Entre la frontera norte ecuatoriana y la sureña estadounidense hay 5.000 kilómetros en línea recta, que se alargan mucho más en las rutas trazadas por las mafias de traficantes.
Desde abril del 2014, el gobierno ecuatoriano eliminó el requisito de una carta de invitación para otorgar visa a los ciudadanos cubanos, dejando abierto su ingreso al país. Ya desde 2010, los cubanos ingresaban a Ecuador con solo contar con invitación.
Una vez en el continente, los migrantes atraviesan por tierra la frontera entre Ecuador y Colombia, para seguir después en embarcaciones a lo largo de la costa del océano Pacífico hasta llegar a Panamá, donde otra vez por tierra son trasladados hasta la frontera con Costa Rica.
“Estas personas vienen al amparo de las mafias, de las redes internacionales de tráfico de personas, ponen en riesgo sin duda alguna su vida. Tenemos noticias de mujeres que han sufrido violaciones, han cruzado por selvas y niños han estado en peligro. Son condiciones deplorables”, apuntó el canciller.
Según datos de la Dirección de Migración y Extranjería de Costa Rica, cerca de 13.000 ciudadanos cubanos han transitado por suelo costarricense desde el año pasado.
Sin embargo, al ser conducidos en su mayoría por redes de traficantes, que cobran entre 7.000 y 13.000 dólares por persona, han pasado desapercibidos.
El especialista en migración Carlos Sandoval recordó a IPS que las redes de tráfico son una ilegalidad extendida por toda América Central, que también se nutre de los migrantes del área que buscan ingresar a Estados Unidos.
Además, señaló que si bien urge encontrar una solución para la situación de las personas cubanas, América Central tiene una deuda histórica con sus propios ciudadanos que emigran hacia Estados Unidos.
“Algo paradójico de esta iniciativa de crear un corredor humanitario es que se da en una región expulsora de migrantes. De Centroamérica salen cerca de 300.000 personas cada año hacia Estados Unidos”, apuntó Sandoval, investigador del Instituto de Investigaciones Sociales de la Universidad de Costa Rica.
Para el especialista, los migrantes centroamericanos que viajan hacia Estados Unidos enfrentan situaciones tan complicadas como los cubanos.
“El caso de los cubanos es apenas un caso más de lo que en Centroamérica es una realidad diaria”, dijo el especialista costarricense, quien ha estudiado por años la migración centroamericana hacia Estados Unidos, con trabajo de campo en el istmo, México y suelo norteamericano.
Sandoval aseguró que la situación necesita una respuesta regional, algo que debió prever Costa Rica cuando emitió los primeros salvoconductos temporales y que son los propios gobiernos quienes prestan las condiciones para la aparición de las redes de tráfico.
“¿Qué hace posible el negocio de ellos (las redes)? Es posible en la medida en que se cierran las fronteras: en tan difícil llegar, que sin apoyo de esta gente se hace más complicado o hasta más peligroso”, señaló Sandoval.
A la espera de la reunión del martes 24, Costa Rica habilitará nuevos albergues en el municipio norteño de Upala, pues los abiertos hasta ahora están ya saturados, confirmó a IPS el ministro de Desarrollo Humano e Inclusión Social, Carlos Alvarado.
“Muchas de estas personas son profesionales, otras tienen oficios. Son personas entre los 20 y los 45 años. Hay más hombres que mujeres y unos 30 niños y unas 10 mujeres que están embarazadas”, explicó Alvarado.
Cada día se mantiene el ingreso de cubanos, explicó el ministro, y el viernes 20, por ejemplo, ingresaron otras 200 personas más. El sábado 21, las autoridades costarricenses reportaron la existencia de más de 2.500 cubanos en condición de tránsito.
“En su mayoría reportan que vienen con sus propios recursos, vendieron todo lo que tenían y dejaron todo para llegar a Estados Unidos”, apuntó el ministro.
Editado por Estrella Gutiérrez