Nicolás Maduro va por herencia de Chávez

Nicolás Maduro (izquierda) y Diosdado Cabello, presidente de la Asamblea Nacional legislativa, flanquean el ataúd de Chávez Crédito: Presidencia de Venezuela
Nicolás Maduro (izquierda) y Diosdado Cabello, presidente de la Asamblea Nacional legislativa, flanquean el ataúd de Chávez Crédito: Presidencia de Venezuela

La Presidencia que Nicolás Maduro comenzó este viernes 8 en Venezuela puede ser un gobierno de mayor flexibilidad que el de su mentor Hugo Chávez (1999-2013), aunque en lo inmediato continúe la ríspida confrontación con los adversarios políticos, pues a muy corto plazo se encara otra batalla electoral.

Maduro juró su cargo después de dirigir, junto a jefes de Estado y de gobierno de una treintena de países, el funeral oficial de Chávez, quien falleció el martes 5 de un cáncer detectado en junio de 2011 y tratado sin éxito desde entonces.

"La etapa que se abre va a exigir mayor flexibilidad que la exhibida por Chávez, de personalidad caudillesca y autoritaria, y se abre campo a un trabajo de gobierno de elaboración más colectiva", dijo a IPS el analista político Manuel Felipe Sierra.

Conteniendo por momentos el llanto, Maduro juró ante el féretro con los restos de Chávez, en la Academia Militar de Caracas, que sus herederos políticos mantendrán su programa hacia el "socialismo del siglo XXI", así como "romper, desde la izquierda, el maleficio de la derrota" que padecieron durante décadas, y conseguir nuevas victorias.

La más inmediata es la elección del presidente que deberá completar, hasta 2019, el sexenio para el que Chávez fue elegido en octubre, pero que no pudo asumir formalmente el 10 de enero, pues convalecía gravemente en La Habana.
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Según la Constitución, la elección presidencial debe realizarse (o convocarse, de acuerdo a una interpretación más laxa) en un plazo de 30 días.

La Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia dictaminó este viernes que Maduro, canciller durante seis años y vicepresidente ejecutivo desde el 10 de octubre, debe asumir la Presidencia con plenos poderes, pero además puede ser candidato presidencial sin necesidad de separarse del cargo.

Fuentes próximas al Consejo Nacional Electoral dijeron a IPS que la elección se organizará para los días finales de abril o en algún momento de mayo.

Parte del bloque opositor en la unicameral Asamblea Nacional legislativa se rehusó a participar en la ceremonia de investidura de Maduro, invocando dudas sobre la inconstitucionalidad y porque inicialmente se convocó la sesión en el Fuerte Tiuna, donde se encuentra la Academia Militar donde se velan por siete días más los restos de Chávez.

El líder opositor Henrique Capriles, candidato presidencial vencido por Chávez en octubre y quien se da por descontado que sea el aspirante por la llamada Mesa de la Unidad, dijo en una declaración pública que "la juramentación de Maduro, en los términos que se da es fraudulenta" y anunció que la oposición tomará medidas al respecto "en las próximas horas".

Para Capriles la decisión del Tribunal Supremo es espuria, porque convierte a Maduro en "presidente encargado", cuando debió ser "encargado de la Presidencia", como dice el texto constitucional, cuando se produce la "falta absoluta" de un gobernante en ejercicio, lo que el mismo órgano jurídico determinó que era Chávez en enero.

En el primer caso, puede ser candidato al tiempo que detenta los poderes que a lo largo de 14 años acumuló Chávez para la Presidencia, mientras que en el segundo seguiría siendo vicepresidente y, por ello, debería separarse del cargo para poder asumir la candidatura.

"¿Quién eligió a Maduro, para que pueda ser juramentado, qué pueblo?", se preguntó Capriles ante prensa internacional y nacional poco antes de que se produjera el acto. "Otra vez fuerzan la Constitución y van con el ventajismo por delante. Si se sienten tan seguros, ¿cuál es el miedo?", dijo.

La actitud opositora contrastó con las muestras de solidaridad y apoyo expresadas a Maduro y a la inédita transición en Venezuela por gobernantes y otros líderes de América Latina y el Caribe, principalmente.

"Es un error de parte de la oposición hacer de esto un tema jurídico, obviando la dimensión política, que es la legitimación de la nueva Presidencia mediante elecciones", dijo Sierra.

Los análisis concuerdan en que las elecciones dentro de unas pocas semanas o meses serán un duelo Maduro-Capriles, con ventaja evidente para el primero.

Maduro se beneficiaría de las emociones desatadas con la muerte de Chávez – decenas de miles de personas forman largas filas ante la Academia Militar esperando para ver a su líder durante unos segundos–, así como de las palancas del poder, la maquinaria del gobernante Partido Socialista Unido y la exhibición pública en constantes cadenas de radio y televisión.

Por añadidura, Chávez claramente pidió a sus partidarios el 9 de diciembre, antes de partir a La Habana para operarse y desaparecer de la escena pública desde entonces, que en caso de faltar eligiesen a Nicolás Maduro como presidente de la República.

En sus declaraciones tras la muerte de Chávez, Maduro esgrimió garrote y zanahoria: pidió serenidad, reconciliación y sobre todo paz, aunque también advirtió a los sectores de "la derecha apátrida" que si maniobra al margen de las reglas de juego impuestas "encontrará de frente el puño del pueblo y la revolución".

Provea, una de las principales organizaciones no gubernamentales de derechos humanos, reclamó a todos los actores políticos "mantener un clima de paz, a que prevalezcan el respeto, la tolerancia y la resolución pacífica y democrática de las diferencias".

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