Un poeta contra el «Holocausto» mexicano

«Estamos hasta la madre», es el lema del movimiento social que encabeza en México el poeta Javier Sicilia y reúne a estudiantes, sindicalistas, religiosos, activistas de derechos humanos y familiares de víctimas del crimen organizado.

El movimiento prepara una caminata para repudiar la violencia, que partirá de Cuernavaca el 5 de mayo hasta llegar al centro de la ciudad de México el día 8.

"Si las antorchas de la caminata encienden al país, será responsabilidad de las autoridades", advirtió sin matices Sicilia.

Su voz hizo eco en el centro cultural de Cuernavaca, en el central estado de Morelos, donde realizó su última presentación pública el 14 de este mes antes de retirarse unos días a procesar, por fin, el luto por su hijo asesinado, Juan Francisco Sicilia Ortega.

El poeta exige un cambio radical en la estrategia de militarización del gobierno de Felipe Calderón para combatir el crimen, así como la renuncia del gobernador de Morelos, Marco Antonio Adame.
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"En cada plaza del país debe haber una memoria de nuestros muertos en esta guerra imbécil, una memoria de nuestro Holocausto", afirmó.

Frente al palacio de gobierno estatal quedaron colocadas siete placas con los nombres de las personas —entre ellos su hijo— cuyos cadáveres fueron hallados el 28 de marzo dentro de un automóvil en la autopista que va al puerto de Acapulco.

El asesinato múltiple conmovió al país, especialmente por la probada autoridad moral del poeta, y echó por la borda el discurso oficial de que la mayoría de los más de 35.000 asesinados en los últimos cuatro años en México han sido delincuentes.

Cuatro días antes de la matanza, varios de los más importantes medios de comunicación nacionales y locales habían suscrito un controvertido acuerdo –impulsado por las televisoras— para la cobertura de la violencia que azota al país y que ha revivido la polarización social en México desde el conflicto post electoral de 2006.

Mientras, el gobierno federal intenta minimizar las quejas. El presidente Calderón ha repetido en las últimas dos semanas discursos en los que pide a la población "no confundirse" y dirigir los reclamos "a los criminales, no a quienes los combaten".

El 15 de este mes, al día siguiente del llamado de Sicilia a la caminata por la paz, el Ejército presentó ante los medios a un hombre, visiblemente golpeado, que habría participado en el asesinato del hijo del poeta.

Pero el horror mexicano no da tregua. Desde el 24 de marzo, cuando se anunció con bombo y platillo el acuerdo para la cobertura de la violencia, se hallaron en dos estados del norte del país – Tamaulipas y Durango— 10 fosas clandestinas con 228 cadáveres.

Los 177 cuerpos de Tamaulipas se encontraban muy cerca del rancho San Fernando, donde en agosto de 2010 fueron asesinados 72 inmigrantes centro y sudamericanos que habían sido secuestrados aparentemente por miembros del cártel Los Zetas.

De acuerdo con los datos oficiales más recientes, desde 2006 se han encontrado más de 150 fosas con más de 712 cadáveres, diseminados en 22 entidades de la República. En Tamaulipas, Guerrero y Chihuahua se ha hallado más de 60 por ciento de estos cuerpos, de acuerdo con un recuento elaborado por el periódico Reforma en su edición del 19 de abril.

La gran mayoría de los restos humanos no han sido identificados.

En su informe preliminar del 31 de marzo, el Grupo de Trabajo sobre la Desaparición Forzosa o Involuntaria, de la Organización de las Naciones Unidas, indicó que "más de 3.000 personas habrían desaparecido desde 2006" en México.

Frente a "esta locura", Sicilia reparte responsabilidades a los gobiernos y sus poderes, a la clase empresarial, a la Iglesia Católica, sindicatos, partidos políticos, a la propia sociedad y a los medios de comunicación.

La información sobre la caminata, a la que ya se han sumado movilizaciones en una docena de estados, circula en redes sociales, Twitter (@mxhastalamadre) y Facebook (Red por la Paz y la Justicia), mientras los medios formales no terminan de explicar el acuerdo que firmaron.

"Es un punto de partida y no de llegada. Es a partir de aquí desde dónde periodistas y académicos debemos comenzar a discutir el tema", dijo a IPS Manuel Alejandro Guerrero, director de la carrera de comunicación de la Universidad Iberoamericana.

"Su principal ventaja es que pone el tema de la cobertura sobre la violencia y, aunque de manera incompleta y poco rigurosa, plantea un intento por establecer parámetros de debate. Y su principal desventaja es que, así como está, se vuelve difícil de traducir en criterios, claros, medibles y que correspondan a un espíritu de profesionalismo periodístico sin poner en riesgo la libertad de expresión", comentó el académico.

En el zócalo de Cuernavaca, las organizaciones sociales que se han sumado al movimiento que encabeza Sicilia mantienen una ofrenda y actividades culturales. Pero en la ciudad de México la gente parece más preocupada por las vacaciones que por la movilización social

Y desde las redes sociales, Sicilia ha convocado también a que en cada plaza del país se coloquen placas con los nombres de los muertos.

"La mayoría de los muertos son jóvenes. Son nuestros jóvenes y los están matando", afirmó.

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