PORTUGAL: Recuerdo de la revolución con el FMI en la mira

La tradicional celebración de la Revolución de los Claveles en la capital portuguesa se transformó en una inmensa protesta popular contra las políticas de extrema austeridad impuestas por la Unión Europea (UE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI) para el rescate económico-financiero del país.

El blindado que en 1974 capturó al dictador Marcello Caetano desfiló por las calles de Lisboa. Crédito: Mario Queiroz/IPS
El blindado que en 1974 capturó al dictador Marcello Caetano desfiló por las calles de Lisboa. Crédito: Mario Queiroz/IPS
Unos 80.000 manifestante repletaron este lunes la céntrica Avenida da Liberdade, de Lisboa, no solo para recordar el 25 de abril de hace 37 años, cuando los 144 capitanes izquierdistas del ejército, organizados en el Movimiento de las Fuerzas Armadas (MFA), derribaron la dictadura corporativista (1926-1974)

Una buena parte de los participantes en este tradicional desfile, que cada año recuerda la efeméride, reconocen estar allí también para elevar la voz de la protesta contra las medidas del FMI, la Comisión Europea, el brazo ejecutivo de la UE, y el Banco Central Europeo (BCE), que vaticinan una profunda herida a los sectores más vulnerables de la ya empobrecida población portuguesa.

El desfile fue encabezado por el coronel Vasco Lourenço, el almirante Manuel Martins Guerreiro y el general Amadeu Garcia dos Santos, destacados miembros del Consejo de la Revolución entre 1974 y 1982, año de su extinción.

"No queremos al FMI", "la lucha continúa" y "25 de abril siempre, fascismo nunca más", fueron algunas de las consignas más repetidas por la multitud, en la que se destacaban antiguos combatientes de la guerra colonial vistiendo sus uniformes de camuflaje. Muchos de ellos, algunos octogenarios, reemplazaron el emblema del regimiento en la gorra por una estrella roja.
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El 25 de abril de 1974, al triunfar el MFA, se produjo el único golpe militar de la historia destinado a instaurar la democracia con la fuerza de las armas.

El MFA, un movimiento revolucionario armado conducido por oficiales intermedios cansados de la guerra colonial que se combatía en las entonces "provincias de ultramar", decapitó en pocas horas las jerarquías castrenses, destituyó al gobierno y abrió paso a la democracia al llamar a elecciones para la asamblea constituyente en el plazo de un año, que se cumplió rigurosamente.

Simultáneamente, los "capitanes de abril" ordenan la descolonización en África, donde Portugal se había instalado 560 años antes.

El primer bando del MFA garantizó que no se enviara "ni un soldado más para África" y declaró su intención de desmantelar el imperio portugués.

El arcaico Portugal de hace medio siglo atrás estaba casi totalmente aislado del mundo. Sus relaciones "normales" se limitaban a algunas dictaduras y al "país hermano" Brasil, mientras Estados Unidos y las grandes potencias europeas fingían que el régimen corporativista lusitano era una suerte de dictadura bondadosa.

Después de todos esos años, los jóvenes oficiales, ahora generales, almirantes y coroneles, casi todos en la reserva, entienden que en lo esencial, su programa fue cumplido, pero cunde el desencanto ante una situación económica y de injusticia social.

Los militares de abril, pese al disgusto por el desarrollo del proceso, se muestran críticos, pero no arrepentidos. Continúan creyendo que valió la pena. Portugal es hoy una democracia parlamentaria insertada en la UE.

"Pero, podría haber sido mejor, si la injusticia social protegida por la UE no se hubiese instalado", dijo a IPS el coronel Mario Tomé, dirigente del MFA en la época revolucionaria.

La indignación popular, compartida por los "capitanes de abril", se basan en las cifras que identifican a Portugal como el país con mayor desigualdad social y los salarios mínimos y medios más bajos del bloque europeo de 27 miembros.

Los ríos de dinero que fluyeron del bloque desde que Portugal ingresó a la entonces Comunidad Económica Europea en 1986 engrosaron las billetera de los que ya eran más ricos. Los gerentes de empresas públicas tienen los sueldos más altos de Europa, mientras el salario mínimo nacional, es el más bajo, recuerdan los críticos.

El reclamo más oído es que la crisis económica que estancó el crecimiento portugués en los últimos dos años es pagada por las clases menos favorecidas y que las medidas que recomiendan la UE, el FMI y el BCE tienden a ser aun más duras.

En su discurso al finalizar el desfile, el líder de la Central General de Trabajadores de Portugal (CGTP), Manuel Carvalho da Silva, lamentó la existencia de "aromas preocupantes de colonización en el país", al referirse al recate financiero de la troika FMI-UE-BCE.

La democracia "está herida" y se ha "puesto en causa", deploró el sindicalista y afirmó que no será el FMI "y mucho menos la UE" los que solucionen las dificultades financieras, sino "la acción de los portugueses y de las portuguesas".

Por su parte, el coronel Lourenço, uno de los más destacados oficiales del MFA y presidente de la Asociación 25 de Abril, que congrega a los militares que impusieron la democracia hace casi cuatro décadas, sostuvo que la crisis actual tiene su origen en "una profunda degradación de la práctica democrática".

Los portugueses se encuentran ante "una situación verdaderamente dramática: la pérdida de confianza de la ciudadanía en sus dirigentes, algo bastante más pernicioso que la deuda pública", acotó al cerrar las conmemoraciones.

El resultado de las elecciones legislativas anticipadas del 5 de junio no cambiará el actual estado de cosas, de alternancia en el poder de los dos grandes partidos, el socialista, de orientación liberal, y el socialdemócrata, de ideología conservadora, lo cual demuestra que el parlamento, "no representará efectivamente a los portugueses", añadió.

Explicó que "el pueblo portugués, único depositario de la soberanía, no concede al parlamento el poder" de entregar el país a lo que calificó de "la dictadura de los mercados".

Por su parte, el resistente antifascista José Carlos, miembro de la comisión organizadora de las conmemoraciones, se mostró esperanzado en que el pueblo portugués abra los ojos" y combata "las imposiciones que vienen del exterior y que están aplastando al país".

"Conquistamos el derecho a la educación, al trabajo, a la dignidad y debemos continuar luchando, a pesar de las troikas, del FMI y de todo lo que tiene que ver con absolver a los autores de la crisis", concluyó este activista que pasó largos años en las mazmorras de la Policía Internacional de Defensa del Estado (PIDE), el brazo represivo de la dictadura corporativista.

¿El balance de la gesta democratizadora?, preguntó IPS al coronel Tomé, que con grado de mayor comandaba en 1975 el "regimiento rojo" de la Policía Militar. "En este mundo de hoy, la única esperanza está en los movimientos sociales que luchan por la globalización de la justicia, de la libertad, de la paz", puntualizó.

"Lo fundamental de la Revolución de Abril ciertamente tuvo más que ver con el mayo (francés) de 1968 que con el ataque al Palacio de Invierno (por el Ejército Rojo, en 1917 en Rusia), por lo que podemos decir que a pesar de todo, el 25 de abril está vivo", concluyo.

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