En los cuatro puntos cardinales, atravesando todas las culturas y los grupos sociales, la violencia contra la mujer constituye una tragedia global que puede revelar sus dramáticos testimonios en el arte, o con demasiada frecuencia quedar silenciada.
Una mirada femenina frente a la violencia hace confluir en la galería habanera Espacio Abierto a una decena de artistas de América Latina, Estados Unidos y Europa, en la exposición Abrazadas & Abrasadas, que renovó el reclamo a la reflexión colectiva sobre un problema concerniente a toda la humanidad.
"Pienso que, desgraciadamente, se toca el tema de una forma un poco superficial", dijo a IPS la española Elisa Merino, quien estimó circunstancial o mediado por coyunturas políticas el interés de algunos artistas, sobre todo hombres.
Licenciada en Escultura en la Universidad Politécnica de Valencia, Merino se ha dedicado durante años al abordaje de la violencia sexista, mediante exposiciones y coloquios en España, poniendo énfasis en el trabajo con los adolescentes. "Se trata de que haya una educación para que después no ocurran estas desgracias", apuntó.
"Considero que el artista, dentro de su terreno, tienen una función importante, porque su obra es una forma de advertir con un lenguaje diferente", señaló la creadora del tríptico Abrazados a Punto de Cruz, "un homenaje a las víctimas, como también a las personas que son amadas, aman y saben amar".
Hasta comienzos de este mes habían muerto 54 mujeres en España a causa de la violencia de género. En los primeros cinco meses del año las denuncias contra las parejas o ex parejas masculinas alcanzaron las 24.694, un aumento de 1,4 por ciento respecto de igual periodo de 2006.
El origen de este fenómeno radica en la desigualdad histórica de las relaciones de poder entre el hombre y la mujer y la discriminación generalizada contra la población femenina en los sectores público y privado, sostiene un informe de la Organización de Naciones Unidas (ONU) fechado en octubre de 2006.
"Las disparidades patriarcales de poder, las normas culturales discriminatorias y las desigualdades económicas se han utilizado para negar los derechos humanos de la mujer y perpetuar la violencia", sostiene el documento, fruto de un estudio realizado por especialistas, organismos multilaterales y organizaciones no gubernamentales.
Una investigación del Departamento de Salud de Nueva York calculó en 1.030 las mujeres asesinadas entre 1995 y 2002 en esa ciudad estadounidense, un tercio de las cuales murió a manos de sus esposos o amantes. De ese grupo, más de 50 por ciento eran inmigrantes.
En Harlem, una célebre zona de Nueva York trabaja desde 1999 la puertorriqueña Tanya Torres, artífice de la Galería Mixta, un espacio para exhibiciones, lecturas de poesías, talleres artísticos y cualquier otra iniciativa de la comunidad circundante, que se nutre de la emigración, sobre todo de origen hispano.
"Por medio del arte se puede hacer que las mujeres hablen, que empiecen a reconocer lo que les está pasando, lo que les ha pasado", indicó Torres a IPS. "Eso ya es un paso porque muchas veces la gente no habla, no lo enfrenta", sostuvo.
La artista trajo a esta isla caribeña tres obras, entre ellas el vestido de novia titulado Memorial, dedicado a la estadounidense Gladys Ricart, asesinada por su ex novio cuando vestía su atuendo de boda, y en general a las víctimas de la violencia doméstica, que cada año son recordadas en Estados Unidos mediante la Marcha de las Novias.
"Siempre hay oportunidad de hacer una historia sobre la obra que se expone, de que las personas den información a quienes conocen el tema o no, para que vean el problema frente a frente y no puedan volver a cerrar los ojos y los oídos", comentó.
Según el Fondo de las Naciones Unidas para el Desarrollo de la Mujer (Unifem) la violencia contra la mujer es la mayor causa de muerte y discapacidad entre los 16 y 44 años. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), una de cada tres mujeres en el planeta es sometida a algún tipo de abuso durante su vida.
En América Latina y el Caribe, el Banco Mundial ha estimado que 69 por ciento de las mujeres ha sufrido maltrato físico por parte de su pareja, y 47 por ciento ha sido víctima de al menos un ataque sexual. Aunque sin cifras oficiales ni investigaciones nacionales que demuestren su dimensión, Cuba no escapa de ese flagelo.
Un estudio médico realizado entre 1997 y 1998 en la ciudad de Camagüey, más de 530 kilómetros al este de La Habana, reveló que cerca de 73 por ciento de las mujeres investigadas habían padecido algún tipo de violencia, en la mitad de los casos de tipo psicológico y un tercio sexual, según la Revista Cubana de Medicina General Integral.
De esa región es la pintora Aziyadé Ruiz, una de las dos artistas cubanas presentes en Abrazadas & Abrasadas. "Mi obra siempre ha tratado el misterio de ser feliz, una felicidad utópica reflejada esta vez en el agua, la imaginación", afirmó a IPS.
Los mundos ideales de Ruiz manifiestan el deseo de evadirse de una realidad que reconoce marcada por episodios de violencia familiar, tanto física como psicológica. "Mi obra se trata de cómo hacer feliz a las personas a pesar de esa violencia", indicó.
En cambio, Teresa Sánchez, graduada de Escultura en la Academia de San Alejandro de la capital cubana, prefirió mostrar una imagen femenina violenta, en contradicción con "el cliché de mujer delicada, fina y sofisticada".
Su pieza, un piano cubierto por una inmensa bolsa de tela, está acompañada de grabaciones donde la mujer aparece como "parte de un proceso de degeneración, de crisis de valores", en la sociedad cubana. "En Cuba también la mujer es protagonista de la violencia en la familia, con los hijos, hacia los hombres", observó.
La exposición, que permanecerá durante todo este mes, ha sido organizada por el Programa de Estudios de la Mujer de la Casa de las Américas, una de las instituciones culturales más importantes de Cuba.