Miles de personas que huyeron de la central ciudad iraquí de Faluya tras la incursión militar de Estados Unidos permanecen en campamentos cercanos a Bagdad, desamparados por el gobierno interino y sin asistencia básica de salud.
Muchos médicos están indignados porque casi no hubo asistencia del Ministerio de Salud a los residentes de esa ciudad, en la cual las fuerzas de la coalición lanzaron hace tres semanas una ofensiva contra supuestos integrantes de la resistencia.
El gobierno interino iraquí, liderado por el primer ministro Iyad Allawi, informó que al menos 2.085 personas murieron y unas 1.600 fueron detenidas en los ataques. Pero no especificó cuántos civiles hay entre los muertos, y señaló muchas dificultades para identificar los cadáveres.
Washington considera que Faluya es el centro del terrorismo en Iraq, y asegura que allí había atrincherados miembros de la resistencia, entre ellos varios combatientes islámicos extranjeros.
Durante los combates en (la central ciudad de) Nayaf las cosas no fueron así. Allí había ambulancias para ayudar, pero en Faluya no se hizo nada. ¿Por qué?, se preguntó el cirujano Riad Hussein, de Bagdad.
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Otros médicos aseguran que el gobierno interino iraquí deliberadamente tomó la decisión de no asistir a la ciudad cercada por Estados Unidos.
El Ministerio de Salud nos ordenó expresamente que no diéramos ayuda por nuestra cuenta a los habitantes de Faluya. Pero tampoco hizo nada para socorrerlos durante el sitio, y ha trabajado muy poco en los campamentos para refugiados que rodean Bagdad, dijo Aisha Mohammed, de un hospital capitalino.
Mohammed informó que muchos médicos de Bagdad lanzaron una campaña por iniciativa propia para conseguir medicamentos del Ministerio y entregarlos a los refugiados.
Sólo cuando ejercimos nuestra presión nos permitieron tener algunas provisiones. Sin embargo, no alcanzan para todos los campamentos. Estamos en una crisis, dijo a IPS.
Por su parte, el portavoz de la Media Luna Roja de Iraq, Abdel Hamid Salim, indicó a IPS que el Ministerio sí permitió la asistencia a los habitantes de Faluya, pero no proveyó los materiales necesarios.
Mientras, el director del Departamento de Relaciones Públicas del Ministerio, Musir Khasem Ali, insiste en que hay más de 400.000 habitantes de Faluya refugiados en campamentos ubicados en distintas partes del país, y que es imposible brindar asistencia a todos.
La mayor asistencia que reciben estas personas es de civiles solidarios.
El Ministerio asegura que hace todo lo que puede. Le dimos todo lo que necesitaban. Enviamos 20 ambulancias al hospital general de Faluya, afirmó el responsable del gobierno en la atención a los refugiados, Shehab Ahmed Jassim.
Pero ninguna de estas ambulancias entró a la ciudad. El hospital general de Faluya fue ocupado por las fuerzas de Estados Unidos y los residentes de la ciudad no salían de sus casas por temor a las bombas.
Mientras, los refugiados siguen sufriendo. Estamos al tanto de que en los campamentos hay graves problemas de diarrea, fiebre, gripe, así como falta de electricidad y agua potable, reconoció Jassim.
Lo poco que tenemos nos lo dan familias pobres, y casi nada recibimos del Ministerio de Salud, dijo Um Aziz, una mujer que huyó de Faluya y se refugió con sus cinco hijos en un campamento ubicado en la Universidad de Bagdad.
Mientras, otro refugiado, Mohammed Abdel Shukir, de 43 años, señalando las tiendas de campaña, se preguntó: ¿A qué lugar iremos cuando los estadounidenses destruyan por completo nuestras ciudades?
Abu Ahmed, otro refugiado, aseguró que en más de una ocasión soldados estadounidenses y miembros de la guardia nacional iraquí ingresaron en el campamento en busca de miembros de la resistencia.
Les dije que no teníamos combatientes heridos, pero de todas formas inspeccionaron tienda por tienda. Por supuesto, no encontraron a nadie, y aterrorizaron a los niños y a las mujeres. ¿No les alcanza con lo que hicieron a nuestra ciudad?, afirmó.
