PALESTINA: Hamás, el incomprendido

El Movimiento de Resistencia Islámica (Hamás) no es antijudío, pero sí antisionista, según un fundador de este partido palestino que asegura odiar las armas.

La prensa occidental suele incurrir en una "gran mentira" al afirmar que la plataforma de Hamás se basa sobre la enemistad con los judíos, dijo a IPS Sayed Abu Músame, entrevistado en lo que quedó de la sede del Consejo Legislativo Palestino en Gaza, bombardeada el 29 de diciembre por Israel.

Musameh marcó la diferencia entre judaísmo e ideología sionista, a la que adhieren la mayoría de los partidos políticos israelíes y que, según dijo, está detrás del endurecimiento de la política hacia los territorios palestinos y sus recursos naturales más importantes, incluida el agua.

"Nuestra cultura respeta a todos los extranjeros, en especial a los judíos y a los cristianos", remarcó. "Pero estamos contra los sionistas, no por nacionalistas sino por fascistas y racistas."

Músame, considerado por expertos en Medio Oriente un "moderado" dentro de Hamás, también sostuvo que su movimiento promueve desde hace tiempo una tregua ("hudna", en árabe), pero que Israel ha rechazado todas las ofertas, al tiempo que mantiene su agobiante bloqueo económico contra Gaza.
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Los cohetes Qassam lanzados desde ese territorio palestino contra las meridionales ciudades israelíes de Ashkelon y Sderot "no pretenden destruir a Israel ni a su pueblo", sino "hacerles conocer el sitio", puntualizó.

Musameh manifestó interés en viajar a Irlanda del Norte a fin de considerar si el proceso de paz en ese territorio podría aportar lecciones para la resolución del conflicto palestino-israelí.

Dirigentes de Hamás se reunieron con Gerry Adams, quien como líder del partido católico y republicano Sinn Féin, opuesto al dominio británico sobre Irlanda del Norte, convenció al Ejército Republicano Irlandés (IRA) de abandonar la violencia.

"Odio todo tipo de armas", remarcó Musameh. "Sueño con que todas las armas, desde la bomba atómica hasta las más pequeñas, se prohíban en todo el mundo."

Desde el triunfo de Hamás en las elecciones legislativas de Palestina en enero de 2006, cuarenta compañeros de Musameh en el Consejo Legislativo, incluido su presidente, Aziz Duwaik, fueron detenidos por Israel.

Es imposible comunicarse con ellos ni con los 11.000 palestinos presos en el estado judío, apuntó Musameh.

La destrucción de la sede del Consejo imposibilitó las videoconferencias entre miembros de Hamás y de su rival, el partido laico y secular Fatah, al que pertenece el presidente de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), Mahmoud Abbas, que domina Cisjordania.

Pero aun antes del ataque de tres semanas contra Gaza, el Consejo legislativo no podía funcionar de forma adecuada porque Israel impedía el traslado de los representantes de Fatah desde Cisjordania para participar en las sesiones.

Tras el fracaso de un gobierno de unidad acordado entre Fatah y Hamás, sin apoyo de Estados Unidos ni de la Unión Europea (UE), el movimiento islamista tomó por las armas el control de Gaza en junio de 2007.

Activistas locales criticaron la gestión de Hamás, en especial el cierre de más de 200 organizaciones no gubernamentales a las que consideró vinculadas con Fatah. La mayoría de ellas pudo reanudar luego sus actividades.

El Centro Palestino de Derechos Humanos en Gaza cuestiona muchas medidas de Hamás, pero considera fundamental que Europa y Estados Unidos alienten la reconciliación entre los dos partidos.

"Si la comunidad internacional, o al menos Europa, hubieran aceptado el gobierno de unidad, no tendríamos un conflicto interno", sostuvo Hamdi Shaqqura, miembro del Centro.

Los gobiernos que se negaron a tratar con Hamás por considerarlo una organización extremista hacen gala de doble discurso, pues mantienen diálogo con el canciller israelí Avigdor Lieberman, quien pretende que los ciudadanos árabes juren lealtad al estado judío, remarcó Shaqqura.

"Europa puede hacer mucho para promover el diálogo palestino", añadió. "Debe fomentar concesiones recíprocas. Cuando las partes lleguen a un acuerdo, éste debe ser respetado por la comunidad internacional, que debe terminar con su hipocresía. Aceptaron a Lieberman, aceptaron a un racista."

"Hamás ganó los comicios. Fue la elección democrática de los palestinos. La comunidad internacional debe aceptarla. ¿Por qué no darle la oportunidad de gobernar y permitir que la gente elija si confía en él, o no?", sostuvo Jalil Abu Shammala, director de la Asociación de Derechos Humanos Al-Dameer.

Analistas consideran que los políticos conservadores de Israel y sus aliados del gobierno estadounidense de George W. Bush (2001-2009) fomentaron en forma deliberada una fractura entre Fatah y Hamás.

Las disputas entre los dos partidos "son totalmente funcionales" a los propósitos del gobierno israelí, señaló Amjad Shawa, de la Red de Organizaciones No Gubernamentales Palestinas. Pero los activistas de derechos humanos deben denunciar toda violación sin importar quién sea el responsable.

"No puedo decir que Hamás atente contra el derecho de asociación, pero sí hay violaciones" de derechos humanos, apuntó. "Haremos frente a todo abuso, ya sea perpetrado por Hamás, Fatah o el que sea. No nos quedaremos callados".

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