Mariela Jara

Mariela Jara trabaja como periodista para IPS en Perú desde 2017. Se define como una periodista con identidad feminista, identificada con las luchas de los movimientos sociales por vida digna, igualdad y libertad. Ha trabajado en medios peruanos de prensa escrita y radial, y ha sido parte de experiencias de comunicación gestionada por mujeres para la sociedad en general. Concibe el periodismo como una práctica que lleva inherente el enfoque de género y se ha especializado en coberturas sobre cambio climático, derechos de las mujeres y poblaciones diversas, y sostenibilidad de la vida. Ha sido directora de Milenia Radio, responsable de comunicaciones en la institución feminista Demus, diseña campañas de comunicación y colabora con el Centro de la Mujer Peruana Flora Tristán.
Mujeres indígenas venden artesanías en un mercado en la calle, en la turística ciudad de Antigua, en Guatemala. La venta ambulante es una de las actividades, casi siempre en situación informal, en que deben refugiarse las mujeres en América Latina, ante la persistente falta de empleo decente para ellas. Crédito: Mariela Jara/IPS

El trabajo decente sigue lejos para mujeres latinoamericanas 

Las mujeres latinoamericanas ganan en promedio una quinta parte menos que los hombres por cada hora trabajada, en uno de los hechos que retratan las persistentes inequidades en el campo laboral, que mantienen lejos en la región la meta de

“Cuidado: el machismo mata”, reza un cartel en una de las movilizaciones contra los feminicidios y toda violencia contra las mujeres, que se han repetido en Lima en 2018, al igual que en otras ciudades de América Latina. Pero eso no evitó que solo en enero en Perú hubiese 11 asesinatos de mujeres a causa de su género. Crédito: Mariela Jara/IPS

Combatir machismo latinoamericano, recetan contra feminicidios

Perú inició el  año con 11 feminicidios en enero, pese a los avances normativos y la movilización ciudadana contra la violencia de género. Una situación que se repite en otros países de América Latina y que coloca sobre el tapete

Néstor Flores, un comunero de Quinsalakaya, a más de 4.300 metros de altura, en las alturas andinas, en el sureste de Perú, muestra la estructura con muros de ladrillos de adobe de su nueva vivienda abrigadora, a la que él y su familia se trasladarán antes de finalizar el año y que les permitirá vivir libres de frío y de humo. Crédito: Annie Solís/IPS

Casas térmicas cobijan de las heladas junto al cielo de Perú

Treinta familias de una comunidad rural a más de 4.300 metros de altura contarán con casas abrigadoras que las protegerán de las heladas que cada año causan muerte y enfermedades entre la población infantil y adulta mayor en esta región

Desde el Grupo Familiar 24 de Junio, en sector más empinado de un populoso municipio de los suburbios de Lima, se observan los pequeños huertos comunitarios a cargo de las familias de la zona, que crearon esta comunidad tras migrar en su mayoría de regiones andinas de Perú. Su conocimiento tradicional de prácticas agrícolas contribuye a sostener la experiencia comunitaria. Crédito: Mariela Jara/IPS

Jóvenes latinoamericanos aprenden caminos hacia energías limpias

Jóvenes peruanos proyectan aprovechar los saberes adquiridos en el Semiárido brasileño para llevar agua a poblaciones que carecen del recurso, tras intercambiar experiencias en aquella ecorregión sobre los múltiples usos de las energías renovables en comunidades afectadas por fenómenos climáticos.

Yolanda Flores, una indígena aymara, habla a otras mujeres dedicadas a la pequeña agricultura, congregadas en la plaza de su aldea, en las alturas del sur andino de Perú. Ella está convencida de que participar en los espacios locales de decisión es fundamental para las mujeres rurales salgan de la invisibilidad y se reconozcan sus derechos. Crédito: Cortesía de Yolanda Flores

Reconocimiento y políticas piden mujeres rurales latinoamericanas

Las mujeres rurales de América Latina son determinantes en metas como un desarrollo sostenible en el campo, la seguridad alimentaria y la reducción del hambre en la región. Pero se mantienen entre invisibles y vulnerables y requieren reconocimiento y políticas

Teresita Antazú, cornesha (máxima autoridad) yanesha, uno de los 55 pueblos indígenas reconocidos oficialmente en Perú, quien desde muy joven luchó contra el poder patriarcal y las variadas desigualdades que enfrentan las mujeres indígenas. En la imagen durante una movilización en defensa de los grupos originarios amazónicos. Crédito: Mariela Jara/IPS

Igualdad y territorio, la lucha común de las indígenas andinas

“A los 18 años fui la primera dirigenta en mi organización, mi abuelo que era un machista pedía que me pegaran porque estaba sentada entre hombres”, recuerda Teresita Antazú, lideresa indígena del pueblo yanesha, en la Amazonia peruana.