Los indicios sugieren la responsabilidad de los paramilitares de derecha en el asesinato en Colombia de Jairo Rojas, vicepresidente de la Comisión de Paz de la Cámara de Representantes y partidario incondicional de la política del gobierno de diálogo con los guerrilleros.
«Quienes insistimos en el diálogo seremos objetivo militar de los paramilitares. Para ellos (impulsar la paz) es complicidad, y si no apoyamos el proceso, la insurgencia (de izquierda) nos acusará de aliados» de los primeros, dijo a IPS el senador indígena Francisco Rojas.
Jairo Rojas es el cuarto miembro de la actual legislatura que es asesinado. El homicidio fue perpetrado el miércoles, el mismo día en que se conoció la intención del presidente Andrés Pastrana de mantener la desmilitarización de la zona del sudeste en que se realiza el diálogo con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).
Rojas, del gobernante Partido Conservador, fue uno de los dirigentes que hicieron posible la primera reunión en 1998 entre Pastrana, entonces candidato a la presidencia, y el jefe de las FARC, Manuel Marulanda.
«La ayuda inicial de Rojas al proceso de paz fue decisiva», dijo a IPS el sacerdote jesuita Gabriel Izquierdo, miembro de la Asamblea por la Paz, integrada por organizaciones civiles que apoyan la solución negociada de la guerra civil.
En los últimos días, el legislador asesinado «arriesgaba su vida» al negociar «la libertad de tres alemanes secuestrados por las FARC», señaló Izquierdo. Quienes cometieron el crimen «le hicieron un grave daño al país», agregó.
Dirigentes del opositor Partido Liberal atribuyeron el triunfo electoral de Pastrana, en 1998, a la divulgación de las fotos en que el hoy presidente aparece con Marulanda, días antes de los comicios.
El asesinato de Rojas «puede ser la reacción de la ultraderecha a la prórroga» de la desmilitarización de los cinco municipios desmilitarizados, comentó el senador independiente Gustavo Petro.
Otro senador independiente, Antonio Navarro, también cree que el crimen fue obra de los paramilitares de derecha, que pretenderían así dar un mensaje contra el proceso de paz y contra los parlamentarios dedicados a impulsar el diálogo con la guerrilla.
Rojas fue perseguido por sus dos asesinos hasta el estacionamiento del edificio donde residía en Bogotá. El legislador, de 46 años, intentó en vano escapar en su automóvil.
El diputado procuraba reactivar la Comisión de Paz parlamentaria que, desde el asesinato de su presidente Diego Turbay el 29 de diciembre —crimen atribuido a las FARC—, no volvió a sesionar.
«En este país, todos los que apoyan la paz terminan siendo en algún momento víctimas de la violencia», dijo a IPS el diputado conservador Roberto Camacho.
Un trabajo de enlace como el realizado por Rojas «es indispensable en cualquier proceso de paz», pues «se necesita gente que tenga cómo hablar a un lado y otro», dijo el legislador.
Aunque consideró que se debe esperar para saber qué hay detrás del nuevo crimen, Camacho no descartó que, en un país tan «peligrosamente polarizado», los comentarios sobre supuestos compromisos de Pastrana con las FARC «puedan producir delirio de un demente que ande por ahí».
«Esta intransigencia, esta demencia de gente apasionada e irracional es la que no permite darnos cuenta de que el diálogo es la forma civilizada de resolver conflictos», afirmó.
Hace una semana, el asesor especial de la Secretaría General de la Organización de las Naciones Unidas para Colombia, Jan Egeland, exhortó a que todas las partes en conflicto «realicen un nuevo esfuerzo para negociar, evitando una guerra total».
La prórroga de la desmilitarización de los 42.000 kilómetros cuadrados controlados por las FARC y escenario del diálogo, dispuesta por Pastrana, revivió el debate sobre la utilización que los insurgentes dan a esa región.
«La zona es para negociar, no para secuestrar, ni para sembrar coca, ni para recibir terroristas extranjeros», dijo Luis Vélez, presidente de la dirección del Partido Liberal.
El cuerpo del congresista fue sepultado este viernes en Bogotá. Senadores y diputados manifestaron sentirse amenazados y pidieron al gobierno garantías para cumplir su labor. En estos momentos, tres congresistas se encuentran secuestrados por las FARC.
«Estoy seguro de que a Jairo (Rojas) lo mataron por ser congresista. Lo que no sé es de dónde venían las balas», dijo a IPS el presidente de la Cámara de Representantes, Guillermo Gaviria. «Todos los congresistas estamos amenazados», afirmó .
Uno de los congresistas secuestrados, Orlando Beltrán, está en la zona desmilitarizada, según Gaviria.
El legislador recordó la amenaza del comandante militar de las FARC, Manuel Briceño, de secuestrar congresistas para presionar por la aprobación de una ley que permita el canje de militares secuestrados por guerrilleros presos. (FIN/IPS/yf/mj/ip/01