Los habitantes de la aldea indonesia de Kampung Naga, en Java Occidental, se rehúsan a adoptar las comodidades de la vida moderna y preservan las costumbres de sus ancestros.
Se trata de 326 familias que viven en 110 casas a unos 340 kilómetros de Yakarta, la capital de Indonesia.
Pese a la disponibilidad de materiales modernos de construcción, esas familias prefieren usar el bambú para las paredes y hojas secas de palmera para el techo. Todas las viviendas son similares en diseño y tamaño.
Los residentes de esa aldea montañosa son tan renuentes a las comodidades modernas que también prescinden de la electricidad, y por supuesto, de cualquier aparato eléctrico.
Ellos creen que la electricidad les produciría más perjuicios que beneficios y que el deseo de productos electrónicos provocaría competencia y envidia entre los aldeanos, destruyendo la relación armoniosa que mantienen hasta ahora.
Al igual que generaciones anteriores, se dedican a la agricultura y comparten la producción. Los fertilizantes químicos están prohibidos, lo mismo que la práctica de roza y quema.
Para la gente de Kampung Naga, el modo de vida que heredaron de sus ancestros es algo sagrado.
«Estas son las normas. Esto es lo que nuestros ancestros nos enseñaron. Esto es lo que hemos hecho por generaciones, y nunca hemos tenido problemas», manifestó Ateng, el jefe anciano de Kampung Naga.
Los aldeanos cultivan arroz, verduras y varias frutas, además de criar ovejas, pollos y peces, todo para consumo propio.
También producen sus propios utensilios. Fabrican tazones de madera, escobas y alfombras, e hilan los tejidos para la ropa que ellos mismos se confeccionan.
Además, realizan artesanías tales como lámparas, accesorios para paredes, cortinas y bordados.
«Sólo vendemos una pequeña parte de nuestra producción cuando necesitamos comprar algo», dijo Ateng, que tiene un solo nombre, al igual que muchos indonesios.
«Hay ciertas cosas que no podemos producir y necesitamos comprarlas o canjearlas», como sartenes, ollas, otros artículos de metal y queroseno, explicó.
Gracias al autoabastecimiento, no se preocupan por el aumento de los precios de los artículos de consumo, el transporte o los medicamentos.
«Claro que nos afecta hasta cierto punto, pero no en el mismo grado que a otras personas», señaló Sulaeman, padre de dos hijos.
«No pagamos cuentas de electricidad o teléfono y no compramos combustible porque no usamos vehículos a motor. Tampoco compramos medicamentos porque tenemos nuestro propio 'shaman' (curandero) y hacemos nuestras propias medicinas», relató.
«Básicamente, no tenemos mucho que comprar porque no queremos hacerlo», resumió Ateng.
Los aldeanos de Kampung Naga, explicó, heredaron 1,5 hectáreas de tierra, cuyos límites están marcados por las tumbas de sus ancestros.
La tierra se divide en tres usos diferentes: «lahan garapan» (tierra para trabajar), «lahan cadangan» (tierra de reserva) y «lahan larangan» (tierra para preservar).
La primera es para el cultivo de alimentos; la segunda, para usar a medida que se amplían las familias, y la tercera no se puede tocar bajo ningún concepto.
Esta es la prohibición más severa, y hasta hoy ningún aldeano ha pisado esa tierra, destacó Ateng.
«Nuestros ancestros y mayores nos advirtieron que si pisamos esa tierra, todos sufriremos», dijo un aldeano de nombre Junaedi.
«Ese es nuestro lugar sagrado. Me han dicho que tiene tumbas de nuestros ancestros venerados, pero yo nunca lo pisé. Nadie de nosotros lo ha hecho», agregó.
Además de ser un lugar sagrado, la tierra para preservar sería la fuente de agua para la generación actual y las futuras, dice la gente de Kampung Naga.
Sin embargo, en 1997 la Corporación Forestal del Estado, conocida por su acrónimo indonesio Perhutani, determinó que el área protegida de Kampung Naga le pertenecía y la declaró zona de producción.
A partir de entonces, los aldeanos se dieron cuenta de que la ley tradicional no tiene lugar en la ley moderna.
«No hubo nada que pudiéramos hacer. Todos lloramos cuando convirtieron el área en una plantación de pinos unos años después», recordó Ateng.
Los residentes de Kampung Naga sostienen que el agua escasea desde la conversión de tierras, y que cada vez más arrozales se secan.
«Estoy seguro de que esto es lo que nos advirtieron nuestros ancestros», declaró Ujang, otro aldeano.
Ateng recordó cuando, en representación de su aldea, se reunió con funcionarios de Perhutani para presentarles una queja, pero volvió a su casa con las manos vacías.
«Me pidieron que les mostrara títulos de tierras y otros documentos legales. Por supuesto que no los tenemos, pero nuestra gente ha estado aquí desde antes que existieran los títulos», dijo el jefe.
Además de perder su «tierra para preservar», los residentes de la aldea también podrían perder su privacidad, porque el gobierno intenta convertirla en área turística.
Kampung Naga está situada en un área verde y montañosa de Java Occidental, a 60 kilómetros de la ciudad de Garut, en el oeste, y de Tasikmalaya, en el este, lo cual la vuelve accesible a turistas locales y extranjeros.
La aldea está a apenas un kilómetro de la principal ruta interprovincial.
Los visitantes ascienden a través senderos entre los arrozales para llegar a Kampung Naga, que representa para ellos un paraíso terrenal a poca distancia de una metrópolis moderna.
La oficina local de turismo construyó instalaciones en el área, incluso un espacioso estacionamiento y un gran cartel que dice «Bienvenidos a Kampung Naga». Los visitantes deben pagar una entrada y derecho de estacionamiento.
Así mismo, la oficina construyó tiendas para que los aldeanos vendan sus artesanías.
Pero la gente de Kampung Naga no quiere esas instalaciones. «No necesitamos caminos asfaltados. Tampoco le pedimos a nadie que construyera estas cosas», arguyó Ateng.
El jefe de la aldea afirmó que su gente nunca recibió dinero de los derechos que cobra la oficina de turismo a los visitantes, y tampoco explota las tiendas de artesanías.
Los propietarios o arrendatarios de las tiendan «son de otras zonas. Nosotros hacemos las artesanías para regalarlas a los invitados, no para venderlas y hacer dinero», dijo. (FIN/IPS/tra- en/ky/ral/js/mlm/dv-cr/01