Cuarenta pacientes murieron a causa de la huelga del personal médico y de enfermería de los hospitales públicos de Zimbabwe, que ya lleva tres semanas y no tiene perspectivas de solución.
Más de 700 médicos y 10.000 enfermeras y enfermeros reclaman mejores salarios y otros beneficios e insisten en que no volverán al trabajo hasta que se cumplan sus exigencias.
«Aún estamos en huelga, pues nuestras reivindicaciones no han sido atendidas», dijo Sibert Mandega, presidente de la Asociación de Médicos de Hospital.
Los cuatro principales centros hospitalarios del país — Parirenyatwa, Harare Central, Bulawayo y Chitungwiza— no admiten nuevos pacientes y los que estaban ingresados son enviados a sus hogares porque no hay personal que los atienda.
La situación es desesperante. Las salas de emergencia están superpobladas de pacientes sin atención, en un país donde hay continuos choques armados y la epidemia de sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida) hace estragos.
Zimbabwe tiene 11,5 millones de habitantes y unas 2.000 personas mueren por semana a causa del sida, según estadísticas de la Organización de las Naciones Unidas.
El país atraviesa una profunda crisis económica y social y carece de divisas para importar suministros básicos, mientras la inflación llega a 70 por ciento.
La asociación del personal de enfermería llamó a algunos de de sus integrantes a regresar al trabajo, pero muchos no se han presentado.
Según el viceministro de Salud, David Parirenyatwa, la mayor parte del personal de enfermería ha vuelto a los hospitales Harare Central y Parirenyatwa, los dos mayores de la capital.
«Queremos que nuestros médicos vuelvan al trabajo y pongan fin al desastre en que se han convertido nuestros hospitales. No hay jefes ni médicos y aún no tenemos suficientes enfermeras», dijo a IPS Parirenyatwa.
«Se está negociando con todas las partes y los huelguistas recibirán un informe completo sobre las conversaciones», aseguró el viceministro
Pero Mandega sostuvo que los médicos no participaron de esas negociaciones y sólo se enteraron por la prensa acerca de las mismas.
«Recibimos un pago increíblmente bajo y queremos que se corrija», señaló. El salario público de un médico es de 100 dólares, según el cambio no oficial.
El valor oficial de un dólar estadounidense está fijado en 55 dólares zimbabwanos, pero la mayoría de las transacciones, incluyendo las bancarias, se basan en el mercado paralelo, en el que un dólar equivale a 220 dólares de Zimbabwe.
«Cuanto más pronto resolvamos esta situación mejor será para las personas que están sufriendo. Las áreas de urgencia están cerradas y los servicios externos son mínimos en los hospitales de Harare. Es una gran crisis», dijo Mandega.
El sector de salud ya estaba en ruinas antes de la huelga. Faltan materiales básicos como jeringas y antibióticos, y muchos pacientes hospitalizados deben dormir en el suelo por falta de camas.
La frustración por las pobres condiciones de trabajo y los bajos salarios empuja al personal de salud a sumarse al éxodo masivo de profesionales hacia países más promisorios, como Gran Bretaña, Sudáfrica y Botswana.
Casi 90 por ciento del personal de los hospitales de Botswana procede de Zimbabwe.
El país ha perdido ya más de 2.000 enfermeras que se marcharon a Gran Bretaña, Canadá y Australia, informó el ministro de Salud, Timothy Stamps. (FIN/IPS/tra-eng/lm/mn/dc-ff/he/01