La ONU resolvió en 1994 celebrar todos los años el Día Internacional de las Poblaciones Indígenas el 9 de agosto, pero la mayoría de los nativos no lo saben y los gobiernos, que votaron la conmemoración, apenas lo recuerdan.
«Es una hipocresía de la ONU (Organización de las Naciones Unidas) y de los gobiernos declarar un día para los indígenas y no hacer nada», dijo a IPS la guatemalteca Rigoberta Menchú, premio Nobel de la Paz.
En 1994, cuando se celebró la fecha por primera vez, comenzó también la Década Internacional de los Pueblos Indígenas del Mundo, instituida por la ONU. Desde entonces, los dirigentes y movimientos indígenas ganaron importancia, especialmente en América Latina.
En América existen alrededor de 40 millones de indígenas. No obstante su pobreza y marginación, las organizaciones que los representan, sus dirigentes y descendientes desempeñan hoy un papel político relevante.
En el último año, los indígenas de Ecuador mantuvieron el diálogo con el gobierno de Gustavo Noboa y realizaron manifestaciones en que volvieron a exhibir la convocatoria demostrada en enero de 2000, cuando contribuyeron con sus movilizaciones a la destitución del presidente Jamil Mahuad.
El ascenso a la presidencia de Perú del indígena Alejandro Toledo y las acciones de la guerrilla zapatista de México a favor de los derechos indígenas son otros hechos destacables.
También se aprobaron leyes a favor de grupos nativos en Venezuela y se sellaron acuerdos entre comunidades indígenas de Colombia en rechazo de la guerra civil que libran guerrilleros de izquierda, fuerzas de seguridad y paramilitares de derecha.
«Todo esto nos indica que tenemos razón en nuestras demandas de autonomía y que nuestras culturas van a continuar su curso», expresó Menchú.
Pero pocos se acuerdan de las fechas especiales aprobadas por la ONU.
El Día Internacional de las Poblaciones Indígenas y la Década Internacional de los Pueblos Indígenas del Mundo fueron instaurados bajo el eco de las conmemoraciones de los 500 años de la llegada de los europeos a América.
«Ahora tampoco se discute sobre la Década. Es una realidad que lastima, pero no nos desanima, pues hay avances importantes en nuestras luchas», expresó la guatemalteca desde sus oficinas en México, donde lidera una fundación que lleva su nombre.
A pesar de periódicas declaraciones de representantes de gobiernos en el seno de la ONU a favor de los indígenas, los debates sobre sus derechos de autonomía, a la libre determinación, al uso de sus territorios ancentrales y a su cultura se encuentran estancados.
El 9 de agosto de 1982, en la Subcomisión de Derechos Humanos de la ONU se creó un grupo de trabajo para discutir las cuestiones indígenas y avanzar hacia una declaración de derechos de esos pueblos.
Hasta la fecha, y a pesar de múltiples reuniones y debates, el asunto sigue sin resolver.
«En la ONU no son los problemas reales los que se interponen (con la aprobación de la Declaración), sino esquemas, codicias, celos por los puestos. Además, para discutir el tema indígena no hay recursos. Los dirigentes indígenas interesados en participar deben llegar como pueden», dijo Menchú.
«En las comunidades indígenas hay miseria, destrucción, problemas, mientras que los señores de corbata de la ONU debaten sobre los indígenas en condiciones lujosas», añadió.
«Estos temas están en manos de supuestos expertos-técnicos, y de nuevo muchos gobiernos han invertido cuantiosos recursos en eso, pero lo hacen ya sólo como 'hobby', como diversión, pero eso no llega a la población. No se informa, y creo que es a propósito», se lamentó Menchú.
Hace un año, funcionarios de la ONU consideraron que fue un gran logro la creación de un Foro Permanente para Asuntos Indígenas, en que participarían ocho representantes de gobiernos y ocho de los pueblos indígenas.
Pero el Foro aún no se ha integrado, carece de presupuesto y no se alcanzó acuerdo sobre los criterios con que serán elegidos sus miembros.
Las organizaciones indígenas del mundo se quejan de permanecer marginadas y ser poco escuchadas en instancias del sistema de la ONU como la Convención sobre Cambio Climático y el Convenio sobre Biodiversidad.
La próxima oportunidad que tienen los nativos para presentar sus demandas será la Conferencia Mundial contra el Racismo, la Discriminación Racial, la Xenofobia y las Formas Conexas de Intolerancia, que se realizará del 31 de agosto al 7 de septiembre en Durban, Sudáfrica.
Menchú dijo tener esperanzas de que en esta conferencia «por fin se tome en cuenta los planteamientos de los indígenas», pero aclaró que los preparativos de la reunión en Durban «han sido hasta el momento decepcionantes, pues no se nos escucha». (FIN/IPS/dc/mj/hd pr/01