El FMI y el Banco Mundial concluyeron hoy un día antes de lo previsto la reunión anual que celebraron en la capital de República Checa, mientras activistas contra la globalización criticaban la política de ambos en un foro paralelo donde participaron representantes de los organismos financieros.
En el foro de discusión pública «Un mensaje diferente», organizado por organizaciones no gubernamentales (ONG) en una iglesia de Praga, se discutió la reducción de la deuda externa y la pobreza, la relación entre el comercio y el desarrollo, y los aspectos sociales y ambientales de estos ámbitos para el Sur en desarrollo.
Los patrocinadores del foro, las ONG CEE Bankwatch, Jubileo 2000 y Amigos de la Tierra, denunciaron la esporádica violencia de los manifestantes que continuó hasta este miércoles porque «socavan las gestiones para abogar por un cambio positivo» en el FMI y el Banco Mundial, el verdadero fin del foro y las protestas mayoritariamente pacíficas en que participaron 10.000 personas.
También señalaron que buscan un diálogo constructivo con ambos organismos, y en ese sentido representantes del FMI (Fondo Monetario Internacional) y del Banco Mundial estaban presentes en el panel de discusión de este miércoles.
En el panel participaron Andrea Durbin (Amigos de la Tierra, Estados Unidos), Juergen Kaiser (Jubileo 2000, Alemania), Tomasz Terlecki (CEE Bankwatch, Polonia) y Dennis Brutus (Jubileo Sur, Sudáfrica) de las ONG, junto a Mats Karlsson, el vicepresidente de asuntos exteriores del Banco Mundial, y Masood Ahmed, subdirector del departamento de política y desarrollo del FMI.
De especial interés en la discusión fueron los nuevos Documentos de Estrategia para Reducir la Pobreza (PRSP) que ambos organismos exigen a los gobiernos para que éstos puedan beneficiarse con la iniciativa para los Países Pobres Altamente Endeudados (HIPC).
Los participantes discutieron si los PRSP representan un cambio real frente a los Programas de Ajuste Estructural, considerados un fracaso tanto por manifestantes como acreedores.
Brutus declaró que los banqueros jamás escucharán ni comprenderán los reclamos de la sociedad civil y sostuvo que los PRSP son programas de ajuste estructural con un nombre distinto. «Hay una diferencia. Ahora a nosotros (las ONG) se nos pide que asistamos en la explotación de los pobres», denunció.
El sudafricano aseguró que los esfuerzos de ambos organismos por celebrar un diálogo con las ONG son sólo un ejercicio de relaciones públicas, y anunció que no participaría nuevamente en un panel junto a representantes del FMI o del Banco Mundial.
El mayor grupo de manifestantes en Praga, la Iniciativa Contra la Economía Global, también se negó a reunirse con los representantes de los organismos financieros.
Karlsson dijo que si los manifestantes escucharan lo que los organismos tienen para decir hallarían que ellos y las instituciones financieras comparten el objetivo de aliviar la pobreza.
En los últimos años, el FMI y el Banco Mundial procuraron incluir a la sociedad civil en sus proyectos, con el fin de lograr una mayor transparencia y democracia en su labor. En ese sentido, Karlsson defendió lo que él y Ahmed definieron como una nueva era para ambas instituciones.
Pero muchas ONG respondieron con escepticismo ante esta actitud y sostienen que las consultas de estos organismos con la sociedad civil sólo se produce cuando las decisiones ya se tomaron.
Durbin, quien señaló que mantuvo un diálogo constructivo con funcionarios del Banco Mundial esta semana, no obstante rechazó el intento del organismo de distinguir entre ONG «constructivas y no constructivas», en vista de las protestas callejeras que terminaron en violencia en Praga.
Eso «no es justo», aseguró. Los directores del Banco Mundial y del FMI tomaron las críticas de las ONG y los manifestantes «personalmente». Los organismos superan a las personas que las dirigen, y hasta que se percaten de eso, nunca entenderán lo que pide la sociedad civil, dijo.
Las ONG pretenden que, como mínimo, la política del FMI y el Banco Mundial sea sustentable y que realicen evaluaciones de impacto ambiental para que sus proyectos y programas no dañen a los pobres.
La sesión final del foro de ONG, que duró dos horas, fue la primera ocasión en que manifestantes contra la globalización tuvieron la oportunidad de interrogar directamente a representantes de los dos organismos multilaterales.
Varias personas del público solicitaron a los representantes oficiales que explicaran la razón de los PRSP y por qué se estancó la reducción de la deuda externa de los países pobres.
Otros exigieron que las instituciones se disculparan por fracasos pasados, como los préstamos dados a regímenes dictatoriales, y que explicaran por qué existe la percepción de que ambos sólo benefician a los países más ricos y a las grandes compañías.
La red CEE Bankwatch sostuvo que los programas neoliberales de ajuste estructural del FMI no fomentaron el crecimiento económico ni frenaron la pobreza, pero sí aumentaron la dependencia de la ayuda externa de los países en desarrollo.
Así mismo, este tipo de programas expuso prematuramente a los sectores nacionales a la competencia de las empresas trasnacionales y perjudicó especialmente a mujeres, niños y otros grupos marginados, agregó la organización.
CEE Bankwatch pidió al FMI que cese la iniciativa HIPC y que aplique en su lugar una política de cancelación de la deuda externa que beneficie a los pobres y al ambiente, a corto y largo plazo.
Ahmed, del FMI, dijo que los PRSP son «sustancialmente diferentes» a políticas pasadas, ya que las medidas «se adoptarán expresamente de un conjunto de prioridades fijado por los propios países», en conjunto con la sociedad civil y el sector privado.
Reconoció que la deuda externa de algunos países «es una carga aplastante», pero que cancelarla no los liberaría de la pobreza. También agregó que depende de los siete países más ricos del mundo, los mayores accionistas de ambos organismos, destinar más dinero a la HIPC. (FIN/IPS/tra-en/bk/da/aq/dv/00