El vicepresidente de Argentina, Carlos Alvarez, y un ministro coincidieron con el FMI en que la crisis económica tiene una raíz psicológica social, pero expertos rechazaron esta apreciación.
Las reacciones surgieron tras las declaraciones del chileno Tomás Raichman, economista del FMI (Fondo Monetario Internacional), quien recomendó a los argentinos apelar a un psicólogo social para superar la crisis económica.
«Argentina hizo bien las cosas, pero los mercados no respondieron", admitió Raichman, en entrevista concedida el martes a la publicación Emerging Markets, que se edita en la asamblea anual conjunta del FMI y del Banco Mundial que se realiza en Praga.
El gobierno de Fernando de la Rúa aplicó este año las recomendaciones hechas por el FMI para intentar salir del estancamiento, pero ahora ese organismo considera que las medidas no dieron los resultados esperados.
Alvarez coincidió con Raichman en que "no está claro porqué la economía no crece como debería".
En cambio, la socióloga Graciela Romer, de la consultora que lleva su nombre, comentó que "atribuir el malhumor de los argentinos a una patología social o a una fantasía que no responde a experiencias de la vida concreta, resulta por lo menos un comentario desafortunado".
Romer recordó una investigación realizada por su firma reveló que 60 por ciento de las personas consultadas manifestaron una apreciación negativa sobre la situación económica y apenas 14 por ciento expresaron apoyo.
"Es el registro más bajo en cuanto a expresión de confianza en la economía en los últimos 10 años", precisó.
Agregó que 10 años atrás, si bien la evaluación era igualmente negativa, las expectativas no eran tan malas como ahora, ya que entonces estaba por delante la posibilidad de privatizar, achicar el Estado y aplicar otras medidas como las adoptadas en este lapso.
Romer aseguró que la angustia de los desempleados, de los jóvenes egresados de las universidades que buscan su primer empleo, de los pequeños empresarios endeudados y de jubilados, no responde a una patología depresiva sino a una caída concreta de expectativas que se habían asociado al cambio de gobierno.
El gobierno de De la Rúa, que asumió el 10 de diciembre, aplicó ajustes ortodoxos en busca de recuperar la confianza de los inversores y comenzar a crecer, pero el FMI reconoce ahora que las medidas no parecen haber sido efectivas para la "psicología social" de los argentinos.
"Cuando asumió esta administración había fuertes expectativas de cambio, no sólo en el estilo de gestión sino en el rumbo económico", recordó Romer.
Estas expectativas se habrían transformado en malhumor social luego de ejecutarse las primeras medidas en ese sentido, aseguró.
El aumento de impuestos, la rebaja salarial en la administración pública y la sanción de una ley que flexibiliza las condiciones de empleo predispusieron mal a la ciudadanía, y más aún cuando la economía igual creció menos de lo esperado y el desempleo se mantuvo alto, explicó.
Raichman comentó en Praga que el crecimiento económico de apenas 0,8 por ciento en el primer semestre de este año y el 15 por ciento de desempleo no responderían a causas concretas, sino a fantasías negativas, malhumor y falta de expectativas.
El experto reconoció estar "frustrado" por los resultados de Argentina y admitió que "el FMI no sabe como manejar este tipo de psicología social".
"El pronóstico para este año era que comenzara el proceso de responsabilidad fiscal y se ganara la confianza de los mercados, pero éstos no respondieron, pese a que Argentina hizo bien las cosas", señaló Raichman, uno de los encargados de hacer el seguimiento de la economía argentina.
Los economistas del FMI reconocieron como nunca antes que Argentina cumplió con las «recetas».
"Los argentinos hicieron cosas de mucho coraje y por eso merecen nuestro apoyo", comentó Teresa Ter Minasián, también integrantes del grupo que verifica la marcha económica de este país.
Por su parte, el secretario del Tesoro de Estados Unidos, Larry Summers, calificó de "correcta" la arquitectura económica construida por el gobierno de De la Rúa.
"Argentina aprobó el ajuste y ahora tiene que empezar a crecer", dijo Summers a las autoridades argentinas en una reunión celebrada en Praga.
También el ministro argentino de Economía, José Luis Machinea, consideró que es peor el humor en su país que en el exterior.
"La salida de la recesión puede ser mucho más lenta de lo esperado, pero no por la marcha de la economía real sino por las bajas expectativas" de la gente, dijo este miércoles el funcionario desde la capital de la República Checa.
Machinea impulsó el aumento de impuestos para aumentar la recaudación fiscal, pero la evasión continúa siendo elevada. La reducción de 12 por ciento de los salarios públicos tampoco tuvo un efecto positivo, no sólo en lo político sino en el mercado.
Así, la economía real a la que se refirió el ministro también muestra indicadores negativos.
El gobierno esperaba para este año un crecimiento superior a tres por ciento, pero ahora admite que será menor a dos por ciento. En cambio, para algunos economistas privados la tasa no será superior a uno por ciento.
La producción industrial cayó en agosto tres por ciento y el desempleo se mantiene al alza. Un ejemplo de ello es la decisión de varias fábricas de automotores de suspender personal, debido al estancamiento de las ventas locales y de las exportaciones.
Lo mismo ocurre respecto del consumo interno. El Instituto Nacional de Estadísticas y Censos informó el martes que la venta en supermercados cayó 1,7 por ciento en agosto, respecto del mismo mes de 1999, mientras que en los centros de compras fue de 6,8 por ciento. (FIN/IPS/mv/dm/if/00