BRASIL: La muerte violenta los prefiere jóvenes

Las políticas que pretendan reducir la violencia en Brasil, al igual que en muchos otros países, deberán concentrar esfuerzos en los hombres jóvenes.

La mayor cantidad de víctimas de asesinatos, accidentes de tránsito y suicidios en Brasil pertenece a la población masculina de entre 15 y 24 años, confirmó una investigación realizada con datos de 1998 por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco).

La cantidad de muertes violentas en esa franja de edad es 82 por ciento superior al del conjunto de la población, destacó el sociólogo Julio Jacobo Waiselfisz, responsable del estudio «Mapa de la Violencia». Sólo Colombia, Estados Unidos y Kuwait presentan diferencia similar.

La preocupación destacada por la Unesco es la pérdida precoz de tantas vidas, ya que 35,1 por ciento de las muertes de jóvenes en Brasil se debe a homicidios y otras acciones violentas, porcentaje que crece a 47,7 cada 100 en las zonas metropolitanas.

Pero el desequilibrio más pronunciado es de género. Las mujeres representaron sólo 8,3 por ciento de los 41.836 óbitos por homicidio registrados en 1998, mientras que entre las muertes de jóvenes ocuparon siete por ciento.

El estudio de la Unesco indica también que la violencia se concentra en las capitales estaduales, en especial del sudeste, la región más rica e industrializada del país.

«Es un fenómeno principalmente urbano», y son los jóvenes los que más matan y mueren, señaló Waiselfisz.

Otras investigaciones apuntan que la opción por el crimen y una vida violenta ocurre en la adolescencia, ya que son muy raros los que pasan a la delincuencia después de alcanzar la vida adulta.

Por ese motivo, prevenir la criminalidad exige atención especial a la edad de riesgo.

La violencia urbana en el mundo está alimentada además por el ingreso cada día más retardado de los jóvenes al mercado de trabajo, tendencia que en Brasil asumió proporciones alarmantes.

La cantidad de personas de entre 15 a 24 años que pretenden sin éxito iniciar una actividad laboral pasó de un millón en 1989 a 3,3 millones en 1998, indicó Marcio Pochmann, investigador del Centro de Estudios de Economía del Trabajo de la Universidad de Campinas.

El llamado desempleo juvenil aumentó de 5,8 a 17,1 por ciento en el período medido, totalizando 2,3 millones los jóvenes que ingresaron en el mercado de trabajo en una década en que se redujo en dos millones la oferta de empleos formales para esa capa de la población.

Funciones tradicionalmente ejercidas por jóvenes pasan a ser disputadas por trabajadores de mayor edad y experiencia, observó Pochmann, autor del libro «La batalla por el primer empleo», publicado en junio.

Ese período de gran aumento del desempleo, atribuído a la apertura del país a mayores importaciones y a las crisis económicas internas y externas, coincidió con la expansión del narcotráfico y de la criminalidad urbana.

Brasil, con 26,2 muertes cada 100.000 habitantes, es el quinto más violento en una lista de 38 países, superado sólo por Colombia, Venezuela, Rusia y Estonia.

En la otra punta de la escala hecha por la Organización Mundial de la Salud (OMS) se ubican España y la República de Irlanda, con sólo 1,2 fallecimientos cada 100.000 habitantes.

Además de la cantidad, lo que preocupa es la velocidad del aumento de los asesinatos.

Entre 1989 y 1998 los homicidios crecieron 45,5 por ciento en todas las edades y 51,7 por ciento entre los jóvenes. En ese período la población brasileña creció 13,7 por ciento.

La situación está en un punto crítico y es difícil de revertir, reconoció el general Alberto Cardoso, jefe del Gabinete de Seguridad Institucional, organismo de la Presidencia de Brasil.

La cantidad de homicidios alcanza a 173,7 cada 100.000 habitantes entre los jóvenes varones de 15 a 24 años en las capitales brasileñas. La estadística es encabezada por Recife, capital del estado nordestino de Pernambuco, con 255,7 asesinatos.

Como la mortalidad violenta es relativamente baja entre las mujeres, 10,5 cada 100.000 en las capitales, la multiplicación de los asesinatos contribuye al desequilibrio poblacional, sumándose a otros factores, como la mayor longevidad femenina.

También los suicidios están en aumento, aunque Brasil aún ocupa el 33 lugar entre los 38 países estudiados por la OMS, con 4,9 muertes voluntarias cada 100.000 habitantes. En 1998 hubo 7.045 casos, 56,9 por ciento más que en 1989.

El 80 por ciento de los que se suicidan corresponde a la población masculina y 76 por ciento si se considera sólo a los jóvenes. La tasa se eleva acompañando la edad, pero la mayor cantidad absoluta de suicidios ocurre entre 19 y 30 años.

Curiosamente, la región sur del país, donde es más bajo el índice de homicidios, registra el mayor porcentaje de suicidios, el doble del promedio nacional. Inversamente, los países latinoamericanos más violentos, Colombia, Venezuela y Brasil, registran baja proporción de suicidas.

Otra causa de muertes violentas son los accidentes de trásito. En este caso, las diferencias entre jóvenes y adultos no son significativas, pero sí entre los sexos, ya que mueren cuatro hombres cada una mujer. (FIN/IPS/mo/dm/pr/00

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