Ronald Venetiaan, un educador de 64 años de edad, tomará este sábado las riendas del gobierno de Suriname y recibirá un país en peor estado del que dejó hace cuatro años, cuando concluyó su primera presidencia.
Si bien él tampoco lo dejó en óptima situación entonces, ahora la deuda externa asciende a 500 millones de dólares, en comparación a los 200 millones cuando concluyó el gobierno de Venetiaan.
El desempleo es del 20 por ciento, los precios de los productos básicos se duplicaron en los últimos cuatro años y la cotización de la moneda alcanzó los 600 florines por dólar contra los 2,065 florines por dólar en 1996, según la Oficina de Estadísticas.
"La cotización de la moneda ha llegado a alturas desconocidas y es virtualmente imposible planificar con anticipación porque la situación cambia día por día", señaló en un editorial De Ware Tijd, el principal diario del país.
"Suriname está casi en bancarrota y se debe implementar una política sobria y decidida para poner las cosas en la buena senda", dijo la publicación.
Fue la constante depreciación del florín y el consiguiente aumento de la inflación que desataron indignadas manifestaciones el año pasado. Esas protestas llevaron a los 51 miembros del Parlamento a retirar la confianza a la administracion de Jules Wijdenbosch y a forzar elecciones anticipadas.
Ahora que la coalición del Frente Nuevo tiene la mayoría en el Parlamento la población espera que la flamante administración actúe mejor que durante su gobierno anterior de 1991-1996, y mucho mejor aún que Wijdenbosh.
Por las dudas, muchos toman precauciones. La Asociación de Manufactureros de Suriname (ASFA) está alarmada por el estado de la economía y no perdió tiempo en presentar un plan de rehabilitación.
El plan procura la estabilización mediante recortes en el gasto público y la impresión de dinero y la supervisión de las relaciones con organizaciones multilaterales como el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional (FMI). La AFSA también desea que se despida a 10 por ciento de los empleados públicos.
Sin embargo, el plan de AFSA probablemente será resistido por el Partido Laborista de Suriname (SPA), destacado miembro del gobierno entrante con el cual se formó la misma administración que en 1991-1996.
No obstante, eso no es todo lo que deberá enfrentar Venetiaan. La relación entre Suriname y su vecino y antiguo amigo Guyana está al borde de las hostilidades por exploraciones petroleras en una región fronteriza reivindicada por los dos países.
Ambos enviaron soldados al área disputada, alarmando no sólo a los residentes de los distritos adyacentes sino también a sus socios de la Comunidad del Caribe (CARICOM), que no lograron pacificar la situación aunque lo intentaron en cinco rondas de negociaciones.
Como agregado a las tribulaciones de Venetiaan, el líder del Partido Laborista, Freed Derby, comenzó a presionar a sus colegas para encarar uno de los temas que más dividen al país: los asesinatos en 1982 de 15 disidentes del entonces gobierno militar de Desi Bouterse.
Entonces los militares estaban en el poder desde 1980 tras haber derrocado a la administración democráticamente electa de Henk Aaron, por una disputa por el reconocimiento de un sindicato laboral para el ejército.
Bouterse, que ahora encabeza la oposición de 18 miembros en la Asamblea Nacional, prometió cooperar plenamente con cualquier investigación oficial sobre los asesinatos que se produjeron en cuarteles del ejército.
En 1996, el Parlamento votó a favor de una investigación, pero nunca la puso en marcha por temor a la reacción de los militares.
El nuevo ministro de Justicia, Sigfried Gilds prometió hacer lo posible para esclarecer el punto, pero Derby respondió que esa respuesta no alcanza.
"No se puede hacer una promesa al electorado y luego no cumplirla, de lo contrario uno jamás volvera a ser reelegido", sentenció Derby. (FIN/IPS/tra-en/bw/da/ego/aq/ip/00
