MEXICO: Activistas frenan transgénicos encadenados a vías férreas

Las protestas de activistas de Greenpeace continuaron hoy en México, después de haber impedido el tránsito de maíz transgénico importado de Estados Unidos encadenándose a las vías del tren.

En el punto que parte del oriental puerto de Veracruz hacia la ciudad de México, miembros del grupo ambientalista lograron este martes detener el paso de la carga.

La sobrevivencia de decenas de especies del cereal, que era ya producido por los indígenas mesoamericanos hace 6.000 años, está amenazada por la introducción a México de plantas genéticamente modificadas, sostuvo Greenpeace.

La organización ambientalista pretende que las autoridades mexicanas obliguen a Estados Unidos a impedir la exportación de semillas transgénicas a este país, explicó a IPS la portavoz de Greenpeace Cecilia Navarro.

Greenpeace considera que la importación de cereal desde Estados Unidos es ilegal y atenta contra la salud pública, en virtud de que ese país no separa el material transgénico.

La organización actuó luego de enterarse de que una embarcación había transportado días atrás de Estados Unidos a México unas 40.000 toneladas de maíz orgánico mezclado con transgénico.

La compra de maíz estadounidense es ilegal debido a que México importó cinco millones de toneladas de ese cereal el año pasado, a pesar de que el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, firmado por estos dos países y Canadá, permitía la venta de apenas 2,5 millones de toneladas, señaló Navarro.

Tras mantenerse encadenados a los rieles entre las 10 y las 20 hora local del martes, los activistas impidieron la salida del tren que transportaba el maíz procedente de Estados Unidos.

Con singulares acciones, Greenpeace ha llamado la atención en México sobre los riesgos contra la pureza de las variedades mexicanas del grano al ser contaminadas por especies producidas mediante ingeniería genética.

El triunfo logrado en Veracruz es sólo un paso en el movimiento de "defensa de la soberanía" genética nacional, afirmó Navarro.

La organización ambientalista se aprestaba a proseguir con la denuncia iniciada días atrás contra la Secretaría (ministerio) de Agricultura, explicó la portavoz.

Greenpeace acusa a esa dependencia de incumplir con su responsabilidad legal de proteger el maíz mexicano, al no haberse encargado hasta ahora de reglamentar o impedir el ingreso al país de cereal transgénico.

En relación con los criterios para el manejo del maíz genéticamente modificado, la Secretaría de Agricultura sostuvo que el producto que ingresa al país es destinado para consumo humano y no para el cultivo.

Sin embargo, Greenpace asegura que una vez que el grano ingresa en México, las autoridades no ejercen "ningún control" sobre el producto.

El grupo ambientalista protesta también contra la Secretaría de Salud, la cual se desentiende del problema aduciendo que se trata de una responabilidad de la Secretaría de Agricultura.

A la ausencia de una política oficial y de un marco legal adecuados se suma la resistencia de las industrias a participar en la tarea de investigación y capacitación, destacó Navarro.

Greenpeace exige que el gobierno mexicano efectúe investigaciones para determinar si el maíz transgénico representa posibles daños a la salud, así como para determinar el comportamiento del mismo en relación con el ambiente.

La organización exige al gobierno mexicano aplicar el principio de precaución contemplado en el Protocolo de Bioseguridad, que será ratificado por decenas de países en enero en Montreal, Canadá, declaró Navarro.

Dicho principio considera que el criterio precautorio debe ser la base para todas las decisiones, en virtud de que el daño debe ser anticipado y prevenido antes de que se desarrolle.

En ese sentido, las operaciones de compra-venta de maíz transgénico entre las naciones deben ceñirse a las reglas del Protocolo de Bioseguridad y no a las de la Organización Mundial de Comercio, destacó Navarro.

Los activistas de Greenpeace afirman que ante la moratoria decretada por la Unión Europea, Estados Unidos se ha visto obligado a buscar otros mercados, como el de México.

Doce por ciento de los 190 millones de hectáreas de México son cultivables. En 1998, 8,4 millones de hectáreas se destinaron a la siembra de este grano, elemento básico en la dieta de los mexicanos.

Quince por ciento de la superficie destinada al maíz fue sembrada con semillas mejoradas, híbridos de la misma especie cuyo reforzamiento genético se alcanzó por la vía convencional, según informes oficiales. (FIN/IPS/pf/mj/dv en/99

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