CUBA-EEUU: Castro podría termina en la cárcel si va a Seattle

El presidente de Cuba, Fidel Castro, podría ser detenido en Estados Unidos si decide participar en la III Cumbre Ministerial de la Organización Mundial de Comercio (OMC) que comienza este martes en Seattle.

Dirigentes políticos, empresariales y religiosos, además de instituciones académicas, organizaciones no gubernamentales y sindicatos, organizaron actividades para darle la bienvenida a Castro en Seattle.

Varios legisladores de este país, contrarios al embargo comercial impuesto a Cuba hace 37 años, anunciaron que se reunirán con la delegación cubana, aunque Castro no se presente.

El Departamento de Estudios Latinoamericanos de la Universidad de Washington lo invitó a pronunciar un discurso ante "un selecto grupo de estudiantes y personal de la facultad".

"Sé que (Castro) está deseoso de hacerlo y de mostrar su agradecimiento por todas las manifestaciones de hospitalidad y amistad", declaró la semana pasada el portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores, Alejandro González, de La Habana.

Pero las expresiones de hospitalidad no son universales. Grupos de exiliados cubanos en Estados Unidos no sólo no están contentos, sino que se oponen rotundamente a la visita del mandatario.

Exiliados de Miami exigen que se arreste y condene por asesinato al presidente de Cuba si pone un pie en suelo estadounidense.

La acusación de asesinato se refiere a lo ocurrido en febrero de 1996, cuando las Fuerzas Aéreas de Cuba derribaron a dos aviones desarmados de la organización de exiliados "Hermanos al Rescate".

El legislador de Florida Lincoln Díaz Balart le escribió a 100 fiscales federales y 2.900 estatales, alegando que cualquiera de ellos tiene la autoridad necesaria para condenar a Castro por haber derribado a los aviones.

"Exijo con todo respeto que hagan todo lo necesario para que Fidel Castro sea acusado, arrestado y juzgado en Estados Unidos por el asesinato de Armando Alejandre, Carlos Costa, Mario de la Peña y Pablo Morales", rezaba la carta.

Sólo uno de los fiscales respondió públicamente al congresista. Una portavoz del Fiscal General del estado de Washington, Christine Gregoire, declaró que el asunto debe ser resuelto por el gobierno federal.

Díaz Balart declaró a la prensa de Miami que el fiscal de Florida, Tom Scott, le aseguró que el asunto había sido tomado con total seriedad.

Quienes piden el arresto de Castro se apoyaron en la nota publicada por la revista Time, según la cual el propio presidente cubano admitió haber dado la orden de derribar a los aviones.

"Se sabe que Castro es quien dió la orden, porque él mismo lo admitió. Es perfectamente adecuado que el gobierno lo acuse y lo juzgue", sostuvo José Basulto, líder de Hermanos al Rescate y sobreviviente del incidente de 1996.

El pedido de arresto fue atendido por el congresista Bob Menéndez, de Nueva Jersey, que el viernes instó a la Fiscal General Janet Reno a procesar a Castro.

"Si no se hace nada, Castro logrará salirse con la suya a pesar de haber cometido asesinatos", sostuvo.

Quienes insisten en que Castro sea arrestado citaron el caso del ex dictador chileno Augusto Pinochet, que se encuentra bajo custodia en Gran Bretaña en espera de su extradición para ser juzgado en España.

"Si Pinochet puede estar bajo custodia en Gran Bretaña por haber dado la orden de asesinar a ciudadanos españoles en Chile, Castro debe ser juzgado en Estados Unidos por haber mandado asesinar a ciudadanos estadounidenses", alegó Menéndez.

Varios juristas observaron que Pinochet no era jefe de Estado ni de gobierno cuando fue arrestado en Londres, y alegaron que Castro tendrá inmunidad diplomática si participa en la conferencia de Seattle.

Los exiliados respondieron con el ejemplo del general Manuel Noriega, quien cumple ahora en una cárcel de Florida la sentencia que le fue asignada por tráfico de drogas, y que gobernaba Panamá cuando Estados Unidos invadió el país y lo capturó para juzgarlo en su territorio.

El Departamento de Estado recibió pedidos de no entregarle la visa a Castro, o en caso de otorgarle el derecho de entrada al país, de restringir sus movimientos al condado de King, donde se encuentra Seattle.

Los parlamentarios que pretenden reunirse con Castro recibieron una carta firmada por 41 de sus pares, en la cual les piden que informen al presidente sobre varios puntos.

Los signatarios aseguran que Washington levantará las sanciones impuestas a Cuba si el país libera a los presos políticos, legaliza a los partidos opositores y los sindicatos independientes, retira restricciones impuestas a los medios de comunicación y fija fecha para celebrar elecciones.

Los fiscales que representan a las familias de los hombres muertos en el incidente de 1996, que hasta ahora no pudieron entablar un juicio en el que exigen 187 millones de dólares de indemnización a Cuba, investigan la posibilidad de capturar al avión cubano que llevará a Castro hasta Seattle.

Pero el cumplimiento de todos los pedidos depende de la presencia de Castro en la III Conferencia Ministerial, y el gobierno cubano aún no ha anunciado si participará. Hasta el viernes, ni siquiera había pedido visa.

Observadores sostuvieron que Castro no podrá dejar pasar la oportunidad de presentar en suelo estadounidense sus argumentos contra el embargo impuesto por Washington. "No creo que pueda resistir a la tentación de entrar en las fauces del león", declaró un diplomático europeo en La Habana.

Los observadores señalaron también que Castro y el gobierno de Cuba tienen opiniones fuertes acerca de los asuntos que se discutirán en la cumbre.

"Tengo mucho para decir sobre este orden mundial. Me gustaría ir al corazón del imperio y hablar en favor de los 4.500 millones de pobres del mundo", declaró Castro la semana pasada a la prensa japonesa en La Habana.

Alejandro González declaró que Castro pasó varios días "concentrado estudiando los materiales de la cumbre de Seattle. Acostumbra prepararse intensamente cuando hay hechos de esta naturaleza".

"Sin embargo, aún no decidió si irá o no a Seattle", agregó González, después de recordar que Castro participaría en la reunión de los países de Africa, Caribe, y el Pacífico en República Dominicana, pero que finalmente dejó que el vicepresidente, Carlos Lage, presidiera la delegación cubana.

"No podemos ignorar el inmenso volumen de trabajo que tuvo Fidel en los últimos meses", señaló González.

Castro visitó Estados Unidos en tres oportunidades desde la revolución cubana en 1959. La última vez fue en 1995, cuando la Asamblea General celebró los 50 años de la Organización de las Naciones Unidas. (FIN/IPS/tra-en/ps/cb/ceb/aq/ip/99

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