La liberación esta semana en Malasia del ex legislador Lim Guang Eng mejora las perspectivas de la oposición política en vísperas de las elecciones generales, y en especial entre la comunidad china, opinaron analistas.
Los partidarios de Lim, subsecretario general del opositor Partido de la Acción Democrática (PAD), ya le prepararon una recepción de héroe en las principales ciudades de la península, empezando por su ciudad natal, Malacca, situada 150 kilómetros al sur de la capital, Kuala Lumpur.
La liberación de Lim, que se concretó el miércoles, bien podría proveer a la oposición otra figura clave aparte del ex viceprimer ministro Anwar Ibrahim, también encarcelado, para reunir apoyo contra el primer ministro Mahathir Mohamad.
La elección general puede realizarse en cualquier fecha entre ahora y el próximo agosto, y muchos analistas creen que la presencia de Lim podría influir electoralmente en la comunidad de origen chino, que constituye un cuarto de la población de Malasia, de 22 millones.
Lim, de 38 años y contador de profesión, fue hallado culpable de sedición y publicación de noticias falsas en abril del año pasado, y recibió una sentencia de 18 meses de prisión.
El entonces legislador había criticado públicamente el manejo por el gobierno de un escándalo sexual en el que un líder de la gobernante Unión Nacional de Malayos Unidos, encabezada por Mahathir, supuestamente violó a una muchacha de 15 años.
Lim, hijo del líder opositor parlamentario Lim Kit Siang, secretario general del PAD, fue a la cárcel el pasado agosto tras perder su apelación.
Como resultado, fue descalificado como miembro del parlamento por la circunscripción de Malacca, y su pedido de perdón real también fue rechazado pese a las peticiones de cientos de miles de malasios.
La liberación del miércoles se produjo tras el cumplimiento de un tercio de la condena, pero Lim no podrá ser candidato en las próximas elecciones generales.
"Estoy feliz de que el sufrimiento haya pasado. Uno nunca sabe todo lo que significa la libertad hasta que la pierde", declaró Lim a IPS en una entrevista telefónica horas después de su liberación, en la que también lamentó que Anwar todavía esté en prisión.
Lim no se reintegra a la sociedad como un delincuente convicto, sino con su integridad intacta y aun enaltecido, opinó P. Ramakrishnan, un activista de los derechos humanos.
"Debido a que se aferró a sus principios, los malasios no olvidarán la injusticia cometida contra él", dijo, señalando que Lim trascendió las fronteras étnicas al salir en defensa de una adolescente malaya que había sido víctima de violación.
Poco después del encarcelamiento de Lim, el ex viceprimer ministro Anwar fue arrojado en la prisión de Sungai Bulho, en Kuala Lumpur.
Anwar fue destituido y arrestado en septiembre de 1998, y luego golpeado brutalmente bajo custodia policial antes de ser condenado por supuesto abuso de poder.
Este y otros hechos desataron el movimiento "reformasi", un clamor generalizado por cambios sociales y políticos respecto del régimen de 18 años de Mahathir.
Posteriormente, Lim y Anwar resolvieron sus diferencias políticas en un publicitado intercambio de cartas desde sus respectivas celdas, que pusieron de relieve la tendencia a la unificación de los críticos del gobierno, hasta entonces separados por etnias.
"De alguna manera, nuestro encarcelamiento ayudó a abrir los ojos de los malasios a las injusticias del sistema, a salir de su complacencia y a participar más activamente en el proceso político", escribió Anwar en enero.
"El movimiento reformasi y su lucha contra la corrupción y el nepotismo es un reclamo de justicia. Esto es lo que sostiene al movimiento y deja al gobierno completamente confundido", respondió Lim en otra carta.
Tras las celebraciones de su liberación, Lim deberá hacer frente a las disputas internas del PAD, que perdió vitalidad. Disidentes del partido acusaron al padre de Lim de favorecerlo y marginar a líderes veteranos, y algunos de ellos formaron una nueva agrupación, el Partido Democrático de Malasia.
Aunque Lim no podrá presentarse como candidato en las elecciones, se prevé que su esposa Betty lo haga por su antiguo escaño correspondiente a Malacca. Por su parte, Lim trabajará junto a otros líderes opositores por la comunidad chino-malasia, prevén analistas.
"Hasta las próximas elecciones generales, trabajaré duro por el partido para convencer a los malasios de la necesidad de reformas para establecer la justicia y la democracia", declaró Lim.
El frente opositor, aún fracturado por diferencias, puede contar con 30 por ciento de los votos chinos, sostienen analistas.
La función de Lim consistirá en atraer a los miembros de su comunidad temerosos de que un cambio de gobierno afecte la estabilidad y el progreso económico, agregan.
El propio Mahathir ha tratado de atraer a los votantes chino- malasios, pero niega que su publicitada visita a China del 18 al 20 de este mes haya sido una estrategia electoral.
"Los chinos de Malasia no exigen demasiado. Sólo justicia e igualdad de oportunidades", declaró Lim. (FIN/IPS/tra- en/an/js/mlm/ip-hd/99