CUBA: Industria alimenticia intenta proteger el ambiente

La estrategia ambiental puesta en práctica por la industria de alimentos en Cuba busca eliminar importantes focos contaminantes especialmente en la capital, donde se concentran las principales empresas del sector.

El programa beneficiará fundamentalmente a la bahía de La Habana, incluida entre las 10 más contaminadas del mundo por organismos internacionales y receptora de desechos industriales de mataderos, puertos pesqueros y destilerías.

Autoridades de la industria alimenticia esperan que la renovación tecnológica y el traslado de fábricas hacia lugares menos poblados permita disminuir la carga contaminante de varias de sus empresas, en especial sobre la rada habanera.

En 1998, uno de los mataderos de la ciudad vertía diariamente hacia la bahía dos toneladas de residuos tóxicos por 30 toneladas de carne producidas.

Expertos citados por la prensa oficial cubana estiman que en la actualidad se ha reducido a la mitad, tanto por el mayor aprovechamiento de los subproductos y los residuales como por la disminución del sacrificio de animales vacunos.

El problema debería desaparecer totalmente a fines de este año, cuando está previsto que termine la construcción de una nueva industria en un poblado ubicado en el sur de la provincia de La Habana, aledaña a la capital, y el matadero deje de funcionar, como ocurrió con otros dos que ya fueron eliminados.

Estas medidas forman parte de la estrategia ambiental del Ministerio de la Industria Alimentaria a mediano y corto plazo, según los requerimientos del país, declaró a la prensa Carlos Arce, vicedirector del Centro Nacional de Inspección de la Calidad de ese despacho.

El presupuesto del sector para acciones ambientales de este año asciende a 17,36 millones de pesos (igual a dólares, al cambio oficial y 22 unidades por dólar en las casas de cambio) y 11,9 millones de dólares, el 60 por ciento del cual corresponde a inversiones en la capital.

El potencial de contaminación en la capital incluye 24 fuentes y la solución de ocho de ellas está en modificaciones tecnológicas que propicien un aprovechamiento eficiente de los residuos y en la reubicación de fábricas hacia lugares donde la agresión al medio sea mínima, según Arce.

El traslado y modernización de los tres mataderos y una empacadora, y mejoras tecnológicas en una fábrica de aceite implicarían dejar de emitir anualmente cargas contaminantes equivalentes a 1.138 toneladas de DBO (demanda bioquímica de oxígeno), afirmó el funcionario.

El DBO es uno de los parámetros más usados para determinar el nivel de contaminación que tiene un cuerpo de agua. En este caso, los residuos equivalen a los que produciría un asentamiento de 123.900 personas, durante todo un año.

La erradicación en las fuentes menores depende de medidas internas, de disciplina tecnológica o de pequeñas inversiones, consideró Arce.

Una de las experiencias de este tipo es la utilización de biodegradadores -microorganismos capaces de absorber parte de la materia orgánica contenida en los residuos-, en la fábrica de helados Coppelia, donde las trampas de grasa son deficientes.

A partir del empleo de esos microorganismos, los elementos contaminantes arrojados al río Almendares, el más importante de la ciudad de La Habana y con niveles preocupantes de contaminación, disminuyeron 30 por ciento, aseguró Arce.

Otra industria que causa problemas es la molinera. La adquisición de filtros para los molinos ubicados cerca de la bahía permite la disminución de la emisión de polvo y, a la vez, recuperar algunas cantidades de harina.

La fabricación de trampas de grasa y tanques sépticos en una pasteurizadora completan las medidas que disminuirán el daño al ambiente, que incluyen el uso del empaque en bolsas en lugar de envases de vidrio para reducir la emisión de sosa caústica a un pequeño río que desemboca en la bahía.

Como consecuencia de estas acciones se ha reducido la nocividad en las cuencas de La Bahía de La Habana y Almendares-Vento, aseveraron expertos citados por un periódico habanero.

Pero las mismas fuentes reconocieron que aún el 25 por ciento de los sistemas de tratamiento instalados son deficientes y el derroche de agua, es constante.

Los proyectos en favor del ambiente se extienden a otras provincias. En Las Tunas, 739 kilómetros al este de La Habana, se construye un nuevo matadero para sustituir al actual, de 1928, cuyos residuos perjudican cada vez más al río Hórmigo.

El crecimiento demográfico y urbanístico dejó al matadero prácticamente en el centro de la ciudad y sus faenas propician la presencia de roedores e insectos, comentó Clemente Mora, administrador del establecimiento.

La nueva instalación estará ubicada en las afueras y dispondrá de mayor capacidad, seguridad, iluminación y de un mejor sistema de tratamiento de residuos.

Uno de los factores que conspiran contra la protección ambiental es la escasa preocupación de empresarios, técnicos y trabajadores, debido a la mala educación sobre el tema.

Cuba adoptó en 1997 una ley de ambiente que pretende regular la interacción hombre-naturaleza y estableció la licencia ambiental como requisito indispensable para el inicio de construcciones y reparaciones.

La ley, cuyo principio básico es "el que contamina paga", introdujo elementos modernos en la gestión ambiental, dando prioridad al carácter preventivo de la protección. (FIN/IPS/pg/ag/en/99

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