La reunión que este jueves iniciarán en esta capital funcionarios de Estados Unidos y México marcará el rumbo final de la intensa y conflictiva relación entre los gobiernos de Bill Clinton y Ernesto Zedillo.
Comandados por la secretaria de Estado, Madeleine Albright, y la canciller mexicana, Rosario Green, los funcionarios de ambos gobiernos se reunirán hasta el viernes con la misión de preparar la agenda bilateral que regirá el último tramo de los gobiernos de Clinton y Zedillo.
El presidente estadounidense termina su mandato en enero del 2001 y el de México en diciembre del 2000.
Se trata de la la XVI cita binacional desde 1981. Según el programa, los funcionarios hablarán otra vez de narcotráfico, derechos humanos, inmigración, salud, medio ambiente y comercio, entre otros temas históricamente conflictivos.
Es una reunión clave, pues trazará planes hasta fines del 2000 y después, dijo Miguel Ruiz, director general para América del Norte de la Secretaría (ministerio) de Relaciones Exteriores de México.
Como en otras ocasiones, antes de la cita binacional surgieron versiones que vinculan a personajes de la vida política mexicana con el narcotráfico.
El diario The New York Times de Estados Unidos publicó este miércoles que el secretario particular del presidente Zedillo, Liébano Sáenz, es investigado por narcotráfico. Indignado por la versión, el gobierno respondió que el contenido de la nota periodística es falso y "enteramente condenable".
También este miércoles, el diario The Washington Post afirmó en una nota contar con documentos de la agencia antinarcóticos de Estados Unidos (DEA) que vinculan con el narcotráfico al influyente empresario y político oficialista mexicano Carlos Hank.
Estas acusaciones surgen casi siempre antes de reuniones binacionales, como parte de una dinámica ya conocida, opinó Jorge Chabat, director de la Divisón de Estudios Internacionales del Centro de Investigación y Docencia Económica de México.
Desde que asumieron el cargo en diciembre de 1994, Zedillo y su equipo calificaron a Clinton y a su gabinete de "buenos amigos" de su país y afirmaron que la relación bilateral mejoró como nunca antes.
No obstante, también criticaron duramente al vecino por el trato dado al problema de la migración, las acciones unilaterales que consideraron contrarias al espíritu de cooperación y las acusaciones de corrupción que en algunos casos consideraron infundadas.
En los últimos cinco años, Washington endureció las acciones contra la inmigración ilegal, escondió información a México sobre investigaciones de narcotráfico, aplicó restricciones comerciales a productos mexicanos y realizó sin autorización pesquisas sobre lavado de dinero en territorio mexicano.
Relación conflictiva y asimétrica, la de Estados Unidos y México es considerada única en el mundo. Los dos países con cultura, idioma, economía y capacidad comercial diferentes comparten 3.200 kilómetros de frontera.
Junto a Canadá, los dos países integran el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, uno de los acuerdos más dinámicos del mundo en la materia.
Gracias a ese acuerdo, en los tres últimos años México elevó su intercambio comercial con el exterior a 220.000 millones de dólares, 102.000 más que en 1994, según datos oficiales.
Los principales productos que exporta México a Estados Unidos son petróleo, manufacturas elaboradas en las maquilas, donde solo cinco por ciento de su insumo es nacional, y una pequeña cantidad de productos agrícolas, mientras importa de su vecino productos con alto contenido industrial y tecnológico.
La XVI cita binacional que se realiza en México esta semana, posiblemente la última entre los actuales gobiernos, alentará planes que serán analizados y quizá reformulados por nuevos presidentes y equipos de gobierno, reconocieron funcionarios de la cancillería mexicana.
A pesar de ello, lo equipos de gobiernos de Zedillo y Clinton trabajarán en sus planes bilaterales con proyección más allá del 2001, dijeron. (FIN/IPS/dc/mj/ip/99
