/BOLETIN-CIUDADES DEL MERCOSUR/ AMERICA LATINA: Auge del supermercadismo y sus riesgos sociales

La expansión de las "grandes superficies" comerciales en toda América Latina contribuye a extranjerizar aún más las economías nacionales y genera desempleo en el pequeño y mediano comercio, señalan estudios especializados.

Argentina es el país latinoamericano en que el fenómeno se da con mayor fuerza, seguida de Chile, México y Colombia, de acuerdo a un informe de la consultora CCR.

Pero el crecimiento de los hipermercados se da en toda la región, prolongando tendencias que hace algunos años se verificaron en los países del Norte.

No obstante, con excepción de Argentina y a diferencia sobre todo de Europa, en América Latina esa expansión, causante de diversos poblemas sociales, no encuentra límite legal alguno, y los "grandes superficies" se instalan donde sus directivos lo estiman conveniente para sus intereses comerciales.

El único límite que hallan es el de la saturación de los mercados nacionales, sobre todo el de las capitales, que en su mayor parte ya han sido "cubiertas" por las cadenas.

Actualmente, las grandes transnacionales del sector que se instalan en América Latina prefieren hacerlo en las ciudades del interior, donde todavía encuentran zonas "vírgenes".

La permanente expansión de los super e hipermercados es impulsada sobre todo por las empresas europeas y estadounidenses, que han adquirido la gran mayoría de las firmas latinoamericanas más exitosas en el rubro.

Así, en Argentina, la cadena Disco, una de las de mayor facturación del país, que hasta hace poco pertenecía a capitales argentinos y uruguayos, pasó parcialmente a manos del grupo holandés Ahold y 50 por ciento del capital de su filial uruguaya fue adquirido por la cadena francesa Casino Géant.

Casino Géant, precisamente, se está instalando en los principales países latinoamericanos, al igual que la también francesa Carrefour y el estadounidense Grupo Exxel.

Un informe publicado por el diario argentino Página 12 establece que el de los super e hipermercados es otro de los sectores que en ese país se va concentrando en poder de capitales extranjeros. Lo mismo sucede en Chile y Uruguay.

El "irresistible ascenso del supermercadismo", tal como se llama ya al fenómeno, obedece sobre todo a razones económicas, pero también socioculturales, señala un estudio conjunto del Banco Interamericano de Desarrollo y el gremio de almaceneros y propietarios de bares de Uruguay.

"El cambio en los hábitos y pautas de consumo, que favorece el auge de las grandes superficies, ha sido impulsado, entre otras causas, por la ampliación y diversificación de las ofertas de bienes y servicios, el avance de las comunicaciones y la expansión del crédito", indica el informe.

"Si a ello se agrega el crecimiento del parque automotor, que hace posibles importantes desplazamientos a la hora de comprar, asociado al tema de la seguridad ciudadana, es razonable el surgimiento y desarrollo de la modalidad de comercio en grandes superficies", concluye.

Otro estudio, elaborado por el experto alemán Peter Drucker y citado por el semanario uruguayo Brecha, observa que el crecimiento de hipermercados también habría que buscarlo en el hecho que las mujeres, que representan más de 80 por ciento de los que realizan compras, "ya no disponen de tiempo".

Su inserción creciente en el mercado laboral y su autonomía respecto de sus parejas las ha llevado a abandonar de manera paulatina su preferencia por los pequeños comercios, indica.

"En décadas anteriores los comercios minoristas eran los únicos que permitían la socialización de las amas de casa, rompiendo la monotonía y rutina cotidianas de lo que los alemanes llaman las tres k (kinder, kirche, kuche: niños, iglesia, cocina)", apunta el informe de Brecha.

Sin embargo, uno de los factores que también jugaba en favor de las grandes superficies y contra los comercios minoristas, el de los precios más baratos, ha ido perdiendo peso en América Latina con el proceso de reducción de la inflación en la mayor parte de los países.

"Hoy los pequeños almacenes y autoservicios pueden competir en mejores condiciones en la mayoría de los productos", afirmó Manuel Calvo, presidente del gremio de almaceneros y propietarios de bares de Uruguay.

La penetración creciente de las grandes superficies presenta por otro lado graves consecuencias sobre el empleo. Según Calvo, estudios llevados cabo en Europa demuestran que por cada puesto de trabajo que crea un supermercado se destruyen otros seis.

Los pequeños almacenes instalados en su entorno, como ferreterías, panaderías, carnicerías y otro tipo de pequeños comercios cuya oferta compite cada vez más con la de las grandes superficies, quiebran.

La tendencia se agravaría por el hecho que, ante la feroz competencia que se instala entre ellos mismos, los hipermercados ofrecen una gama cada vez mayor de servicios.

Juan Mirenna, presidente de la cámara que agrupa a las "grandes superficies" de Argentina, se imagina para los próximos años "un escenario para el sector con precios más bajos, vía reducción de costos fijos, y con cada vez mayores servicios al cliente".

Además del desempleo, la expansión supermercadista conlleva otros riesgos, destacan los sociólogos Rubén Devoto y Marcelo Posada, autores de un estudio para la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales y el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Tecnológicas (Conicet) de Argentina.

"Por su estructura comercial, las cadenas se aprovisionan por lo general de firmas de gran envergadura, dejando afuera a las empresas regionales", señalan los expertos.

Asimismo, los beneficios e ingresos obtenidos por los supermercados raramente quedan en la localidad en la que se asientan: o se dirigen a financiar la expansión de esa cadena o son invertidos en otros rubros, sobre todo el sector financiero, subrayan.

En Uruguay, pese a esos peligros, la Cámara de la Alimentación ha notado una ausencia de sensibilidad de parte de las autoridades, que se niegan a legislar para regular el fenómeno.

En una "Carta abierta a gobernantes y opinión pública" que difundió a fines de 1998, la Cámara estima que "la ruina del pequeño empresario, el desamparo del consumidor y el riesgo del abastecimiento" son algunas de la consecuencias de la instalación de grandes transnacionales de hipermercados.

Agregan que "se está condenando al desempleo o la sobrevida en esa tierra de nadie que es la clandestinidad a muchas más familias de las que emplea el gran comercio oligopólico".

No obstante, el ex presidente Luis Alberto Lacalle asistió a la inauguración de un gran supermercado y el gobierno de Julio Sanguinetti declaró "de interés nacional" la instalación de un hipermercado de la cadena Devoto, hoy en manos del Grupo Exxel, en una ciudad del este del país.

En otro plano, la Federación Uruguaya de Empleados de Comercio denunció la represión antisindical a la que son sometidos los trabajadores de las "grandes superficies".

Tanto en las pocas cadenas que aún permanecen en mamos nacionales como en las que han pasado a poder de capitales extranjeros se desalienta por distintos medios la creación de sindicatos, denuncia la Federación.

En Argentina, la Asociación de Empleados de Comercio (AEC) de la ciudad de Rosario, la segunda del país, afirmó en un comunicado que en la "batalla por el poder económico" desatada entre capitales nacionales internacionales en ese sector "la clase trabajadora ocupa el peor de los lugares".

"El agotamiento por jornadas que sobrepasan las 15 horas, la inseguridad laboral provocada por los contratos, el cambio permanente de tareas, la humillación de deber aceptar condiciones indignas de trabajo, la negación al pago de horas extra y al derecho del descanso obligatorio", forman parte de la situación. (FIN/IPS/dg/ag/if-lb/99

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