/BOLETIN-AMBIENTE/

Grupos ambientalistas exigieron el retorno a Estados Unidos de residuos tóxicos que empresas estadounidenses enviaron a Sudáfrica, dominada entonces por el régimen racista de "apartheid".

A partir de los años 80, corporaciones como American Cyanamid y Borden Chemicals and Plastics enviaron residuos que contenían mercurio a Cato Ridge, una localidad de la oriental provincia sudafricana de Kwazulu-Natal.

El material fue destinado a una firma británica, Thor Chemical, para ser reprocesado en mercurio utilizable.

El gobierno sudafricano clausuró en 1994 la factoría de Thor Chemical, debido a la muerte de varios trabajadores por envenenamiento de mercurio y a denuncias de contaminación ambiental.

Pero los desechos importados de Estados Unidos permanecen almacenados en la planta cerrada, de la que se filtran sustancias químicas tóxicas.

"Este es el típico caso de naciones industrializadas que destinan su basura peligrosa a países en desarrollo", comentó Heeten Kalan, directora del Programa Sudafricano de Intercambio sobre Justicia Ambiental, de Boston.

Grupos ambientalistas de vigilancia, incluidos Greenpeace y Sierra Club, señalaron que no se debería permitir a las compañías estadounidenses exportar residuos que envenenan personas y el ambiente. "Esos crímenes atroces deben ser llevados a la justicia", afirmó Kalan.

Tras varias investigaciones del gobierno sudafricano sobre la seguridad de la factoría y su impacto en el ambiente circundante, se aguarda una decisión acerca de las sustancias químicas almacenadas.

Mientras, los residuos de mercurio que debieron ser reprocesados se hallan en recipientes de acero de los que se filtran toxinas peligrosas y podrían contaminar el suelo y un río cercano que se utiliza para baños y pesca, advirtieron los ambientalistas.

En 1990, cuando la factoría de Thor Chemical aún estaba habilitada, Greenpeace detectó altos niveles de mercurio en el río, a kilometros de distancia.

Los elementos tóxicos hallados en muestras de sedimentos del curso superior del río superaban 8.000 veces los índices permitidos en Estados Unidos, aseguraron los ambientalistas.

Los activistas concentran su presión esobre Borden Chemicals and Plastics de Luisiana, que envió a Sudáfrica unos 2.500 tambores de residuos de mercurio entre 1991 y 1994.

Borden fue acusada en 1994 de destinar a Sudáfrica más de 150 toneladas de residuos toxicos sin notificar a la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos, como lo exige la ley.

La compañía aceptó en abril un acuerdo por siete millones de dólares, que incluyó el pago de multas por 3,6 millones en combinación con otros cargos por violar disposiciones legales.

Los ambientalistas solicitan a la Fiscalía General una investigación penal que podría obligar a Borden a recuperar los desechos químicos embarcados a Sudáfrica. El plazo para plantear ese pleito federal expira el próximo miércoles.

"Borden y el gobierno estadounidense son en parte responsables de la catástrofe toxica de Thor en Sudáfrica", advirtió Kenny Bruno, especialista en toxinas de Greenpeace.

"El caso contra Borden es nuestra única esperanza para proteger el ambiente sudafricano de una masiva contaminación de mercurio", dijo Bruno.

En una declaracion escrita enviada por Borden a IPS, la compañía aclaró haber optado por el camino más costoso de reprocesar las sustancias químicas porque era la medida ambientalista más apropiada.

Agregó que, al saber en 1994 que parte del material quedó almacenada, en lugar de ser procesada, retomó un cargamento que estaba en transito.

Pero las sustancias químicas que quedaron en el lugar pertenecen a Thor, afirmó Borden.

"Entendemos, por informaciones de prensa, que Thor trabaja con el gobierno (sudafricano) para reprocesar ese y otros materiales existentes allí, pero eso es algo que compete a Thor Chemical y a las autoridades de Sudafrica", declaró Borden.

Los ambientalistas temen que los funcionarios sudafricanos s obliguen a Thor Chemical a incinerar los residuos. Una medida semejante contaminaría toda el área, por la propagación en el aire de gases de mercurio y de dioxinas, advirtieron.

Michael Bender, director ejecutivo del Proyecto Política del Mercurio, explicó que ese metal en estado gaseoso se traslada a grandes distancias, a veces contaminando el mar y ambientes muy lejanos.

Barry Longden, director gerente de las instalaciones de Thor Chemical en Sudáfrica, dijo que no sería oportuno realizar comentarios, porque las autoridades de Pretoria consideran actualmente el destino que darán a los desechos químicos.

No obstante, afirmó que el proceso de recuperación de mercurio es seguro y eficaz, y que los residuos almacenados son regularmente inspeccionados y no hay filtraciones.

Agregó que no se resolverá el problema devolviendo ese material a las compañías de procedencia, porque más de la mitad de los tambores almacenados provienen de empresas sudafricanas.

Paul Connet, profesor de química de la Universidad St. Lawrence, de Nueva York, recomendó extraer las sustancias de los viejos tambores y depositarlas en lugares apropiados para evitar que se extienda la contaminacion.

Connet señaló que debería prohibirse a las corporaciones la produccion de residuos quimicos que luego no pueden tener almacenamiento seguro. (FIN/IPS/tra-en/dk/kb/ego/ff/en/99)

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