El Grupo de los 24 (Sur en desarrollo) lanzará en una reunión en Venezuela un alerta sobre las perversas consecuencias para el sistema financiero mundial de que el Congreso de Estados Unidos rechace el pautado aumento de capital del Fondo Monetario Internacional (FMI).
El director gerente del FMI, Michel Camdessus, buscó convencer el jueves al Comité Presupuestario del Senado de Estados Unidos de lo vital que es el que el Congreso apruebe el aporte unos 18.000 millones de dólares de capital, antes de viajar a Caracas para la cita extraordinaria del Grupo de los 24 (G-24).
El encuentro del G-24 se desarrollará entre este sábado y el lunes, con el objetivo de fijar las posiciones de los países en desarrollo sobre la crisis asiática, la apertura de capital, la deuda de los países más pobres y el establecimiento de un diálogo directo con el Norte industrial.
En la reunión de Caracas participarán ministros y presidente de Bancos Centrales de los miembros del grupo, autoridades de los organismos financieros y de la Organización de las Naciones Unidas, además de representantes de otros países del Sur en desarrollo.
Rl venezolano William Larralde, presidente alterno del G-24, explicó a IPS que el rechazo legislativo al aumento de capital por Estados Unidos tendría el agravante de que "podría bloquear" el aumento de recursos de 45 por ciento decidido por los gobiernos de los 182 países del FMI en septiembre.
El aumento de capital requiere una mayoría calificada de 85 por ciento dentro del FMI y dado que Estados Unidos tiene una cuota en el organismo multilateral de 18 por ciento ejerce un virtual poder de veto sobre decisiones de este tipo.
"En un momento de crisis de la magnitud de la que se está viviendo, el FMI se encontraría sin recursos para enfrentar la situación", indicó Larralde, quien también es vicepresidente del Banco Central y principal organizador de la reunión del G-24.
Venezuela ostenta la presidencia anual del G-24 hasta abril. El grupo representa desde 1971 a los accionistas minoritarios del Banco Mundial y el FMI, que suman 46 por ciento del capital.
Sus otros miembros son Argelia, Argentina, Brasil, Colombia, Congo, Costa de Marfil, Egipto, Etiopía, Filipinas, Gabón, Ghana, Guatemala, India, Irán, Líbano, México, Nigeria, Pakistán, Perú, Siria, Sri Lanka y Trinidad-Tobago. Yugoslavia ya no participa.
El FMI intervinó con 100.000 millones de dólares para rescatar las economías en crisis del sudeste de Asia desde que comenzaron los problemas en julio. Es una cantidad similar a los capitales retirados de los cinco países en crisis desde entonces.
Otro directivo del Banco Central de Venezuela, Hernán Oyarzábal, puntualizó que un bloqueo de fondos para el FMI también entorpecería la agilización de la iniciativa para condonar la deuda gubernamental y multilateral de los países más pobres, aprobada hace dos años, pero sin resultados notables.
"Se reconoce que esas economías no son viables por la presión de sus deudas", pero a los gobiernos industrializados les es difícil obtener la autorización de sus parlamentos para que perdonen sus acreencias", indicó Oyarzábal.
Hasta ahora sólo han sido beneficiados por la iniciativa Bolivia, Burkina-Fasso y Costa de Marfil, mientras la idea es que se sume a otros 15 o 20 países, mediante la aceleración de los procesos y la flexibilidad de los requisitos exigidos.
Larralde dijo que hay una creciente tendencia al egoísmo miope en el Norte industrial en la cooperación al desarrollo. "El financiamiento al desarrollo ha pasado de moda", cuando la inviabilidad económica de los países más pobres terminará por retumbar en todas partes, dada la globalización.
"En todos los organismos, el esfuerzo se concentra en el manejo de crisis masivas, que involucran recursos superiores a lo que se requeriría para solventar globalmente el problema" de la deuda externa, comentó Larralde.
Dijo que la actitud del Congreso estadounidense forma parte de una discusión en curso en los países industrializados sobre "el riesgo moral". Explicó que existe la interrogante de a quién benefician realmente los préstamos masivos canalizados para solventar una crisis financiera como la asiática.
Crecen las dudas de que el financiamiento ayude a preservar intereses de los ciudadanos del país en crisis y comienza a señalarse que las operaciones de salvamento defienden en realidad a los intereses de los acreedores del país, justamente los especuladores que son sus retiros crean la crisis.
Larralde precisó que, sin embargo, la respuesta ante la crisis asiática ha mostrado también una parte más positiva. Aseguró que se ha percibido "una relativa solidaridad internacional" por parte de naciones industrializadas y, aún más llamativo, de países en desarrollo como China, gran actor emergente en Asia.
"Esto es totalmente nuevo", indicó Larralde.
Legisladores demócratas y republicanos estadounidenses que son claves para la aprobación del aumento del capital en el Congreso, critican que el FMI es inflexible y poco transparente y que la ayuda a Asia sólo favorece a los especuladores.
El G-24 coincide con esas apreciaciones y es víctima de ellas, pero cree que la salida no es la de bloquear nuevos fondos en medio de una crisis como la actual, sino la de revisar profundamente la orientación de sus funciones y mejorar la tarea de prevención de las crisis, algo que no existe en la actualidad. (FIN/IPS/eg/dg/if/98