AMERICA LATINA: El fantasma del "horror económico"

Después del remezón financiero en las bolsas de valores, el desempleo es la otra secuela de la globalización que empieza a golpear duro en las economías de América Latina, en especial las más industrializadas como la brasileña.

El desempleo en la más fuerte economía del continente viene en sostenido ascenso desde 1994, pero fue el reciente anuncio del despido de 10.000 trabajadores de la fábrica de automotores Volkswagen lo que causó una conmoción nacional y llevó finalmente a que los principales partidos políticos enfrentaran el tema.

La decisión de esa empresa es consecuencia de la recesión económica desatada por la suba de los intereses bancarios dispuesta por el gobierno de Brasil para impedir la fuga de capitales golondrinas, asustados por la posibilidad de una devaluación del real.

Los empleados de la filial de la transnacional alemana aceptaron una rebaja de 10 por ciento en sus salarios y una reducción de la jornada de trabajo para evitar el despido masivo.

Como otras empresas amenazan también con medidas de ese tipo, surgió la idea de crear el llamado "banco de horas", una especie de cuenta bancaria abierta por las empresas para depositar el valor correspondiente a las horas trabajadas.

Esa posibilidad, que implica la desaparición del sueldo fijo, aún es mantenida por los patronos como arma intimatoria, pese a que fue rechazada por los sindicatos.

El fantasma del desempleo genera pánico entre los trabajadores brasileños porque no es sólo el sector automotor el que utiliza la estrategia del despido masivo para reducir los efectos de la recesión.

Las industrias de electrodomésticos, textiles, muebles y juguetes también trabajan sobre la hipótesis de una reducción drástica de la producción, como manera de paliar la baja en las ventas, estimada en alrededor de 30 por ciento.

El "horror económico", expresión creada por la escritora francesa Viviane Forrester, dejó de ser una ficción para transformarse en una dura realidad.

Es un fenómeno que afecta a Brasil pero que no se limitará sólo a este país. Sus efectos son globales porque no se trata de una crisis coyuntural sino de un proceso estructural que no puede ser resuelto por las medicinas económicas tradicionales.

Forrester sostiene que los gobiernos y empresarios engañan a la opinión pública al prometer nuevos empleos en un sistema económico dominado por la automatización, que no genera puestos de trabajo suficientes para atender a los que quedan cesantes ni a los que anualmente ingresan al mercado laboral.

El desempleo en Brasil golpea más a los jóvenes y a las mujeres, al igual que en el resto de América Latina. En la ciudad más industrializada del continente, Sao Paulo, el índice de mujeres que perdieron sus empleos en octubre alcanzó 18,6 por ciento, el más alto de los últimos 12 años.

Pero lo que más preocupa es la incapacidad de los gobiernos para encontrar soluciones novedosas para el desempleo endémico.

"Lo peor es que las autoridades siguen intentando paliativos, cuando se sabe que es un fenómeno que llegó para quedarse y que no hay otra alternativa que repensar todo el modelo clásico de empleo", afirma el economista Jorge Mattoso, del Centro de Estudios Sindicales de la Universidad de Campinas, Sao Paulo.

Mattoso propone que los gobiernos latinoamericanos traten de hacer "inversiones masivas en recapacitación de mano de obra para adecuarla a la economía de automatización, antes que los desempleados se vuelquen contra las elites gobernantes".

La próxima campaña electoral en Brasil ya se presenta como un gran cabildo nacional sobre la ausencia de puestos de trabajo, lo que incorpora un elemento nuevo e imprevisible a un proceso político en que la reelección del presidente Fernando Henrique Cardoso aún es considerada como segura.

Las estrategias electorales de Cardoso y de su posible oponente de izquierda, Luis Inacio Lula da Silva, ya están más o menos delineadas.

Cardoso destacará las obras públicas como factor de generación de empleos, mientras que el ex líder sindicalista centrará su campaña en torno al drama de los desempleados sin futuro. Las dos estrategias no tocan en lo esencial el "horror económico" de Viviane Forrester. (FIN/IPS/cc/dam/if-ip/97

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