En contra de los pronósticos, el gobierno de México ganó su más importante batalla en la primera Cámara de Diputados dominada por la oposición en 68 años: aprobar el presupuesto fiscal y mantener incólume su estrategia económica.
Cumplida la tarea, gracias a un sorpresivo viraje de los diputados conservadores y al rompimiento del mayoritario bloque opositor, cuyas propuestas generaron temores de empresarios e inversionistas, el gobierno se anima y apuntala sus políticas también por otro frente.
Aprovechando que en el Senado, a diferencia de la Cámara, el oficialista Partido Revolucionario Institucional (PRI) aún mantiene mayoría, el gobierno demandó a ese cuerpo del Poder Legislativo nombrar en la dirección del autónomo Banco Central a uno de sus principales aliados.
Desde enero, el actual secretario de Hacienda, Guillermo Ortiz, estratega central de la negociación con la Cámara, pasará seguramente a dirigir el Banco Central, entidad comandada los últimos 15 años por Miguel Mancera, un economista que apoyó a tres presidentes distintos y que ahora pasa a retiro.
Para los analistas, la aprobación del presupuesto fiscal de 1998, logrado este fin de semana, y el nombramiento de Ortiz como gobernador de la institución engardada de dirigir la política monetaria, son triunfos indudables del gobierno del presidente Ernesto Zedillo.
Cuando los partidos de oposición arrebataron al PRI en las elecciones del 6 de julio la mayoría en la Cámara de Diputados, hasta los voceros del gobierno reconocieron que por primera vez en siete décadas enfrentarían serias dificultades para mantener sus estrategias.
Aunque hubo intensos cabildeos desde mediados de noviembre y el gobierno cedió en puntos como la discrecionalidad en el manejo de fondos reservados y aceptó diminuir el apoyo económico a los bancos privatizados y los gastos en varios ministerios, lo esencial del proyecto de presupuesto fue aprobado.
Con un gasto estimado de alrededor de 100.000 millones de dólares y un déficit fiscal de 1,25 por ciento que se proyecta cubrir con endeudamiento, el presupuesto de 1998 plantea un crecimiento económico de 5,2 por ciento, dos puntos menos que lo previsto para este año.
Inversionistas y empresarios celebraron la sanción del proyecto de ingresos y egresos, cuyos lineamientos de política económica son en lo básico los mismos con los que arrancó la gestión de Zedillo en diciembre de 1994 y con los que se sorteó la crisis financiera y su efecto conocido como tequila.
Se actuó con sensatez, señaló el Consejo Coordinador Empresarial.
El conservador Partido Acción Nacional (PAN), que había prometido a sus electores bloquear en la Cámara lineamientos económicos de Zedillo que considera generadores de pobreza, finalmente se unió al PRI para hacer mayoría y aprobar el presupuesto oficial.
El centroizquierdista Partido de la Revolución Democrática (PRD), que junto al PAN y a los grupos Verde Ecologista y del Trabajo, concertó un acuerdo para oponerse en la Cámara de Diputados a proyectos del gobierno, acusó de traición a la oposición conservadora.
Según el PAN, cuyos líderes se reunieron en privado la pasada semana con altos funcionarios del gobierno, sus diputados resolvieron apoyar el presupuesto fiscal que antes habían objetado, por "responsabilidad con el país".
Ante las imputaciones del PRD, la dirigencia del partido conservador, que durante la gestión del presidente Carlos Salinas (1988-94), votó muchas veces junto a los diputados del PRI, sostuvo que el respaldo obtenido en las elecciones del 6 julio no fue para que luego objete el modelo económica oficial.
La declaración, en boca del diputado Paoli Bolio, sorprendió a todos los partidos de oposición en la Cámara, cuyo discurso contrario a la política económica de Zedillo fue una constante durante la última campaña electoral.
Las sugerencias de la oposición para bajar el impuesto al consumo, redistribuir de forma más equilibrada los recursos etre los estados y anular dos o tres secretarías de gobierno quedaron sólo en palabras, reconoció el PRD.
Muchas de las propuestas económicas de la oposición, calificadas de populistas e irresponsables por el gobierno, despertaron temores entre inversionistas y empresarios, que pidieron mantener la línea trazada por las autoridades y felicitada por organismos financieros internacionales. (FIN/IPS/dc/dg/if-ip/97)
