Corea del Sur cae cada vez más profundo en la crisis financiera, mientras crece la frustración pública sobre la forma en que los candidatos a las elecciones presidenciales del 18 de diciembre capitalizan los problemas económicos en beneficio de sus campañas.
El tenor de la campaña política de los últimos meses hizo poco por aliviar la incertidumbre que enfrenta la economía de Corea del Sur, un mes después que tuvo que aceptar un paquete de emergencia de 55.000 millones de dólares liderado por el Fondo Monetario Internacional (FMI).
En la carrera a la elección de este viernes, los tres principales candidatos están ocupados prometiendo soluciones fáciles a los problemas del país, atacándose entre sí y culpando al gobierno del presidente Kim Young Sam.
El opositor Kim Dae Jung dijo que pondría bajo investigación a los responsables por la caída del milagro económico de Corea del Sur. "Denme un año y medio (como presidente). Entonces podré dar vuelta este caos económico y volver las cosas a su normalidad", aseguró.
Lee Hoi Chang, del mayoritario Partido Hannara, intenta poner distancia entre él y Kim, aunque fue la opción preferida de Kim. Lee dejó el partido de Kim tras acusarlo de respaldar en secreto a un tercer candidato, Rhee In Je.
Pero Kim Dae Jung afirma que Lee fue el número dos bajo el gobierno de Kim Young, de modo que "¿cómo puede ser inocente?".
Rhee intenta presentarse como el liderazgo joven que podría romper el corrosivo lazo entre el gobierno y los chaebols o conglomerados, con el fin de revivir la economía.
Mientras los candidatos intentan anular la reputación de sus adversarios, la moneda surcoreana, el won, continúa su caída libre, y está planteada la interrogante sobre la capacidad del país de pagar dudas de corto plazo y sobre su salud económica a largo plazo.
Esto alimenta la desilusión ante la política entre un pueblo ya cansado de la corrupción del gobierno de Kim, considerado un triunfo para la democracia cuando llegó al poder hace cinco años.
"Estoy enferma con la guerra de los candidatos", dijo Kang Dong-wan, un profesional. "¿Por qué están metidos en una guerra de palabras absurda cuando la nación está en crisis? Lo que necesitamos de ellos son medidas y acciones para rescatar la economía".
Incluso antes del comienzo de la crisis, los votantes ya estaban frustrados con una campaña presidencial marcada por debates escasos en contenido. Los candidatos a menudo estaban ocupados con su imagen publicitaria, por ejemplo cambiando su estilo de peinado.
Un reciente editorial del diario "Chosun" dijo que "la gente está preocupada no por quién será el nuevo presidente, sino por la forma de sanar la economía", y urgió a los votantes a "verificar sus suaves promesas porque podrían ser sólo una pompa de jabón".
La vida cambió radicalmente en esta economía "tigre" de Asia en los últimos meses, incluso mientras se producen protestas organizadas.
Una campaña de frugalidad desinfló las multitudes en los centros comerciales de moda y tiendas de lujo. Los coreanos de clase media se ven obligados a gastar más para mantener objetos como automóviles, mientras los ingresos caen a un promedio de 8.000 dólares.
Esto marca una fuerte caída para un país que tres años atrás celebraba su logro de un ingreso de 10.000 dólares y la entrada al club de los países avanzados.
La crisis monetaria en Asia golpeó a Corea del Sur en los últimos meses, empeorada por grandes préstamos y disminuyendo las reservas de divisas. Los coreanos aún están molestos por haber tenido que pedir ayuda al FMI, una medida que ven como una pérdida de la soberanía.
En las últimas semanas candidatos como Kim Dae Jung dijeron que renegociarán el acuerdo con el FMI, el cual requiere que Corea del Sur asuma dolorosas medidas de seguridad para vigilar la crisis financiera y económica.
Aunque esto suene bien, los críticos afirman que es riesgoso prometer soluciones sencillas en momentos en que no hay ninguna.
El presidente Kim se reunió el sábado con los tres candidatos en la Casa Azul, la residencia presidencial, y todos reiteraron que honrarían el acuerdo del gobierno con el FMI.
Los analistas afirmaron que el nuevo presidente enfrentará el duro trabajo de honrar el acuerdo del FMI mientras se hace cargo de condiciones que no sólo tocan temas financieros, sino también cambios estructurales, la mayor apertura del mercado interno, la reducción del gasto y el mayor control de las corporaciones locales y las instituciones financieras.
Estos son temas delicados para un país habituado a fijar su propio sender de desarrollo. No es sorprendente que el ingreso del FMI haya desatado el debate entre muchos analistas.
Para algunos, el FMI fue demasiado lejos y prestó poca atención a la característica estructura corporativa de Corea, mientras otros afirman que forzará al país a asumir reformas durante largo tiempo postergadas por falta de voluntad política. (FIN/IPS/tra-en/amy/js/lp/ip-if/97