COLOMBIA: Samper acepta pero condiciona diálogo con guerrilla

El presidente de Colombia, Ernesto Samper, respondió hoy a las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FARC) que está dispuesto a explorar caminos para el inicio de un diálogo en caso de que la guerrilla acepte definirr un acuerdo marco para la paz.

El mandatario respondió a una carta de las FARC divulgada este viernes, en rueda de prensa efectuada antes de su su viaje a Asunción para participar en la cumbre del Grupo de Río.

Samper afirmó que su gobierno estaría dispuesto a despejar el retiro del ejército de un área convenida con la guerrilla por un tiempo determinado para el inicio del diálogo, si los insurgentes expresan su volundad de firmar un "acuerdo marco para la paz".

El requerimiento del despeje militar en varios municipios del sste y sur de Colombia fue planteado por el máximo jefe de las FARC, Manuel Marulanda.

Según la radioemisora Radionet, Marulanda, el guerrillero activo más antiguo de América Latina, pidió el despeje de los municipios de Mesitas, La Uribe, Vista Hermosa y la Macarena.

De responder positivimente al planteamiento, sería la tercera vez que el gobierno accede a la solicitud de la guerrilla para facilitar unas negociaciones.

En enero Samper ordenó por varios días el retiro de las tropas de un área de 14.000 kilómetros del departamento de Caquetá (sur) para posibilitar la entrega de 70 soldados en poder de los insurgentes.

En esa oportunidad las FARC no atendieron el llamado para la entrega de los soldados debido a que el despeje no incluyó la cabecera municipal de Remolinos del Caguán, como lo pedían.

Entre mayo y junio el gobierno aceptó incluir en el despeje por casi un mes la zona exigida por las FARC, con lo que se cumplió la entrega de los militares el 15 de junio.

En esa oportunidad Marulanda pidió al gobierno el despeje militar de varios municipios del este y el sur como condición para iniciar un nuevo diálogo de paz.

Estre viernes el ex presidente de Costa Rica y premio Nobel de la Paz Oscar Arias respaldó la decisión del gobierno de Colombia de analizar la posibilidad de las negociaciones.

En declaraciones a Radionet, Arias indicó que cualquiera sea las circunstancias y el sitio en el cual se dé el diálogo, lo importante es tener "la disponibilidad de iniciarlo en busca de un solo propósito", el de consolidar definitivamente el proceso de paz.

En opinión de Arias las partes en conflicto deben abordar este proceso sin condiciones, sin advertencias y "dejando de lado toda prevención", antes de que el "baño de sangre en Colombia" sea más grande.

No obstante, el ex jefe de las Fuerzas Armadas Harold Bedoya, calificó de "absurda" la posibilidad de un despeje militar.

Bedoya, quien fue relevado de su cargo por Samper, fue un firme opositor a la que el gobierno dialogue con los guerrilleros, a los que considera "delincuentes comunes".

Según el ex jefe militar, quien ahora se dedica a preparar su campaña como aspirante a la presidencia en un movimiento opositor a Samper, un despeje militar significaría ceder parte del territorio nacional a la guerrilla.

También representaría "una desmembración del Estado", lo que es causal para iniciar contra el gobernante que tome esa decisión un proceso por "traición a la patria".

El alto comisionado para la Paz Daniel García afirmó que antes de ordenar un despeje militar el gobierno debe definir con la guerrilla "la carta de navegación" para un posible proceso de paz.

En opinión de García, las partes en conflicto deben sentar las bases de un acuerdo marco que establezca las reglas de juego para una negociación y posteriormente tomar la decisión del retiro de las tropas de los lugares convenidos.

García y el ex viceministro de Trabajo José Noé Ríos son los comisionados designados por Samper para que exploren la posibilidad de iniciar un diálogo con la guerrilla. Ambos deberán rendir su informe al mandatario en los primeros días de septiembre.

Los esfuerzos del gobierno de Samper por iniciar un diálogo de paz con la guerrilla quedaron frustrados en agosto de 1995, cuando los insurgentes afirmaron que no estaban dispuestos a negociar con "un gobierno deslegitimizado por sus vínculos con el narcotráfico".

Tras la entrega de los 70 soldados en junio las FARC, el grupo mayoritario y más antiguo (con cerca de 10.000 combatientes) de la guerrilla colombiana, cambió de posición.

No obstante, el Ejército de Liberación Nacional, segundo grupo en importancia (con cerca de 3.000 combatientes), mantiene su posición de no dialogar, al igual que los minoritarios Ejército Popular de Liberación y el grupo Jaime Bateman Cayón (disidente del M-19, ya legalizado). (FIN/IPS/yf/dg/ip/97

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