Opinión

En Nueva Caledonia es hora de hablar de descolonización

Este es un artículo de opinión de Andrew Firmin, redactor jefe de CIVICUS, la alianza internacional de la sociedad civil.

Imagen: Aain Pitton / NurPhoto via Getty Images

LONDRES – La violencia que sacudió Nueva Caledonia en mayo ha remitido. El presidente francés, Emmanuel Macron, acaba de anunciar la suspensión de los cambios en el derecho al voto en la nación insular del Pacífico, anexionada por su país en 1853. Su intento de introducir estos cambios desató semanas de violencia.

Legados coloniales

Repartidos por el mundo hay 13 territorios que formaron parte del Imperio francés y que no han logrado la independencia. Su situación varía.

Algunos, como Guadalupe y Martinica, tienen el mismo estatuto jurídico que las regiones francesas continentales. Otros tienen más autonomía.

Nueva Caledonia pertenece a una categoría aparte: desde el Acuerdo de Numea de 1998, llamado así por la capital de Nueva Caledonia, Francia aceptó un traspaso gradual de poderes. En la actualidad, Francia determina las políticas de defensa, económica, electoral, exterior y migratoria de Nueva Caledonia.

El Acuerdo surgió en respuesta a un creciente movimiento independentista liderado por los canacos, los habitantes indígenas del país. Los canacos representan alrededor de 40 % de la población; el resto son descendientes de europeos y grupos más pequeños de asiáticos, oceánicos y mestizos.

Los canacos sufrieron una grave discriminación bajo el dominio colonial francés, y durante un tiempo estuvieron confinados en reservas.

El autor, Andrew Firmin

En la década de los años 70 se formó un movimiento independentista tras la llegada de una nueva oleada de europeos para trabajar en la industria minera del níquel.

Nueva Caledonia es el cuarto productor mundial de níquel, un ingrediente clave del acero inoxidable y, cada vez más, de las baterías de los vehículos eléctricos. El auge del níquel puso de relieve la brecha de oportunidades económicas.

Los disturbios desembocaron en un agravamiento de la violencia y, finalmente, en el Acuerdo de Numea.

El declive de la industria ha agudizado los conflictos económicos, agravando la pobreza, la desigualdad y el desempleo que sufren muchos canacos. En la actualidad, alrededor de un tercio de los canacos viven en la pobreza, frente a 9 % de los no canacos.

Múltiples referendos

El Acuerdo creó censos electorales diferentes para votar en la Francia continental y en las elecciones y referendos de Nueva Caledonia, donde el censo está congelado y solo pueden votar las personas que vivían en el país en 1998 y sus hijos.

Con estas limitaciones se pretendía dar más voz a los canacos en los tres referendos de independencia previstos en el Acuerdo.

Los referendos se celebraron en 2018, 2020 y 2021, y los independentistas perdieron siempre. La votación de 2020 fue reñida, con alrededor de 47 % a favor de la independencia.

Pero el referéndum de diciembre de 2021 se celebró en medio del boicot de los partidos independentistas, que pidieron un aplazamiento debido a la pandemia de covid-19: un brote que comenzó en septiembre de 2021 dejó 280 muertos, la mayoría canacos.

Los independentistas se quejaron de que la votación afectaba a los rituales de luto tradicionales canacos, lo que hacía imposible hacer campaña.

Casi 97 % de los votantes rechazaron la independencia, pero el boicot significó que solo votó alrededor de 44 % de las personas con derecho al sufragio, frente a participaciones anteriores de más de 80 %.

Puede leer aquí la versión en inglés de este artículo.

Francia consideró este referéndum como la culminación del Acuerdo de Numea. Macron dejó claro que consideraba el asunto zanjado y nombró a personas contrarias a la independencia en puestos clave.

El movimiento independentista insistió en que la votación, impuesta por Francia en contra de sus deseos, no era válida y debía celebrarse otra.

Desde que se alcanzó el Acuerdo, la extrema derecha ha cobrado protagonismo en Francia, como se ha visto en las elecciones al Parlamento Europeo del 9 de junio.

La política francesa y sus políticos se han vuelto más racistas, con los principales partidos, incluido el de Macron, virando hacia la derecha en respuesta a la creciente popularidad del partido ultraderechista Agrupación Nacional.

El efecto dominó en Nueva Caledonia es una creciente polarización. A medida que los políticos franceses han ido promoviendo una concepción estrecha de la identidad nacional, el movimiento antiindependentista de Nueva Caledonia se ha ido envalentonando.

La presión de China para estrechar lazos con los países del Pacífico también ha aumentado la importancia estratégica de Oceanía.

El gobierno estadounidense y sus aliados, entre ellos Francia, han respondido prestando una atención renovada a una región descuidada durante mucho tiempo. Es posible que Francia esté menos dispuesta que antes a tolerar la independencia, sobre todo teniendo en cuenta la creciente demanda de vehículos eléctricos.

Estado de emergencia

La causa inmediata de las protestas fue el plan del gobierno francés de extender la franquicia a cualquiera que lleve más de 10 años viviendo en Nueva Caledonia.

Para el movimiento independentista, se trataba de una desviación unilateral de los principios del Acuerdo de Numea y un revés para las perspectivas de descolonización y autodeterminación.

Decenas de miles de personas participaron en protestas contra el cambio, aprobado por la Asamblea Nacional francesa pero pendiente de confirmación definitiva.

El 13 de mayo, los enfrentamientos entre manifestantes independentistas y las fuerzas de seguridad desembocaron en disturbios. Los alborotadores quemaron cientos de edificios en Numea. Las comunidades levantaron barricadas y se formaron grupos de defensa. Según los informes, murieron ocho personas.

Francia declaró el estado de emergencia y envió a unos 3000 soldados para reprimir la violencia, una medida que muchos miembros de la sociedad civil criticaron por su mano dura.

Las autoridades francesas también prohibieron TikTok. Era la primera vez que un país de la Unión Europea tomaba una medida semejante, lo que podría sentar un peligroso precedente.

Diálogo necesario

Macron, que realizó una breve visita una vez que la violencia se hubo calmado, ha dicho que los cambios electorales se suspenderán para permitir el diálogo. Su decisión de apostar por elecciones anticipadas en Francia tras su derrota en las elecciones europeas le ha permitido ganar tiempo.

Este tiempo debería aprovecharse para tender puentes y abordar el hecho evidente de que muchos canacos no se sienten escuchados.

Esto va más allá de la cuestión del derecho de voto. Existen problemas profundos y no abordados de exclusión económica y social. Muchos de los implicados en la violencia eran jóvenes canacos en paro que sienten que la vida tiene poco que ofrecerles.

Como consecuencia de los últimos acontecimientos, Nueva Caledonia está ahora más dividida de lo que ha estado en décadas.

La cuestión de la independencia no se ha resuelto. Muchos canacos se sienten traicionados. Para ellos, antes de que pueda haber una ampliación de la franquicia, Francia debe aceptar completar el proceso inacabado de descolonización.

Andrew Firmin es redactor jefe de Civicus, codirector y redactor de Civicus Lens y coautor del Informe sobre el Estado de la Sociedad Civil de la organización.

T: MF / ED: EG

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