NACIONES UNIDAS – Una ola de ciclones y lluvias monzónicas impulsadas por el cambio climático han azotado el sur y sureste de Asia desde mediados de noviembre, matando a más de 1600 personas, desplazando a cientos de miles y afectando a millones, según reportan agencias de las Naciones Unidas.
Los expertos atribuyen los desastres a una superposición de tormentas, incluidos los ciclones Ditwah y Senyar, que provocaron inundaciones y deslizamientos de tierra catastróficos en Sri Lanka, Indonesia, Tailandia, Malasia y Vietnam.
En toda la región, casi 11 millones de personas se han visto afectadas, entre ellas 1,2 millones que se vieron obligadas a abandonar sus hogares para buscar refugios, mientras que carreteras, servicios públicos y tierras de cultivo han sido arrasados.
La ONU indicó que equipos de sus agencias apoyan las operaciones de emergencia dirigidas por los gobiernos con ayuda alimentaria, sanitaria, de agua y saneamiento, despliegues médicos y evaluaciones de recuperación temprana, mientras continúan las fuertes lluvias y crecen los temores de que la crisis pueda profundizarse.
“Seguimos vigilando de cerca la situación y nos mantenemos en estrecho contacto con las autoridades nacionales. La ONU está dispuesta a apoyar cualquier esfuerzo en curso”, declaró Stéphane Dujarric, portavoz de la Secretaría General.
La Organización Meteorológica Mundial (OMM) ha indicado que las cálidas temperaturas oceánicas y los cambios en las trayectorias de las tormentas han producido precipitaciones extremas en zonas que históricamente enfrentaban un menor riesgo de ciclones.
Indica la OMM que las tormentas reflejan un cambio generalizado hacia un clima más intenso e impredecible en la región Asia-Pacífico.
El ciclón Ditwah se desplazó inusualmente lejos al sur a lo largo de la costa de Sri Lanka, mientras que el ciclón Senyar se formó cerca del ecuador en el estrecho de Malaca, un fenómeno poco común.
Sri Lanka sufrió algunos de los peores impactos después de que el ciclón Ditwah tocara tierra el 28 de noviembre, provocando inundaciones y deslizamientos de tierra en casi toda la isla.
Las mayores cifras de víctimas se registraron en los distritos montañosos de Kandy, Nuwara Eliya y Badulla, donde deslizamientos de tierra arrasaron comunidades de plantaciones.
Las graves inundaciones también afectaron los distritos del oeste y noroeste, incluidos los suburbios de Colombo, la capital, lo que interrumpió los mercados, el transporte y el suministro de agua.
En Indonesia, las incesantes lluvias caídas entre el 22 y el 25 de noviembre provocaron inundaciones y deslizamientos de tierra mortales en Aceh, Sumatra Occidental y Sumatra del Norte, devastando docenas de distritos.
Las cifras oficiales indican más de 830 muertos, al menos 500 personas desaparecidas y más de 880 000 desplazadas. En total, más de tres millones de personas se han visto afectadas por las inundaciones, el derrumbe de laderas y la destrucción de infraestructuras.
Aldeas enteras quedaron sumergidas, puentes arrasados y carreteras cortadas, aislando a las comunidades y ralentizando las labores de rescate. Los equipos de emergencia dependen de helicópteros y barcos para llevar ayuda a zonas inaccesibles por tierra.
Al desplazarse hacia el este, las intensas lluvias monzónicas azotaron el sur de Tailandia, donde 12 provincias se han visto afectadas.
Al menos 185 personas han muerto, 367 están desaparecidas y más de cuatro millones se han visto afectadas. Más de 219 000 residentes han sido desplazados por el desbordamiento de los ríos y las inundaciones en las zonas costeras bajas.
En la vecina Malasia, las inundaciones en ocho estados del norte y centro del país desplazaron a unas 37 000 personas. Las autoridades siguen emitiendo órdenes de evacuación y alertas meteorológicas ante la persistencia de las lluvias.
Vietnam se enfrenta a los estragos acumulados de una de sus temporadas de tifones más duras en años. Desde octubre, una sucesión de tormentas ha inundado y dañado amplias zonas del país, especialmente en las provincias del norte y el centro.
Las lluvias torrenciales desde mediados de noviembre, agravadas por el ciclón tropical Koto, han provocado nuevos deslizamientos de tierra y desplazamientos prolongados.
Se está elaborando un plan nacional de respuesta conjunta para abordar la inseguridad alimentaria, los riesgos para la salud y los daños a la infraestructura. Para apoyar la respuesta, la ONU asignó 2,6 millones de dólares de su Fondo Central de Respuesta a Emergencias.
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