Cumbre de Líderes pasa testigo a COP30 con el débil balance del Acuerdo de París

Foto de familia de la Cumbre de Líderes de Belém, desarrollada los días 6 y 7 de noviembre en la ciudad de la Amazonia brasileña y antesala de la COP30 que se inaugurará en la ciudad amazónica brasileña el lunes 10. Imagen: Antonio Scorza / COP30

BELÉM – “El Acuerdo de Paris ha demostrado que la cooperación mundial está funcionando para lograr avances, pero aún no lo suficientemente rápido”, sintetizó Simon Stiell, secretario ejecutivo de ONU Cambio Climático, durante la culminación de la Cumbre de Líderes congregados durante dos días en Belém, en la Amazonia de Brasil.

Diez años después de su firma, el tratado intergubernamental no logró reducir las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) para contener en 1,5 grados Celsius el recalentamiento planetario en este siglo. Pero fue “un gran paso adelante”, sostuvo Stiell tras la clausura de la Cumbre de Líderes mundiales, que antecedió a la COP30.

La COP30 (30 Conferencia de las Partes) de la convención sobre el clima, abrirá sus negociaciones el lunes 10 en Belém, que se prolongarán hasta el día 21, ya sin la presencia de jefes de Estado y de gobierno.

Sin el Acuerdo de Paris el mundo tendría “un futuro imposible de calentamiento descontrolado, de hasta cinco grados. Gracias a ello, la curva se inclinó por debajo de los tres grados”, comparó Stiell.

Un total de 57 jefes de Estado y de gobierno, según la cancillería brasileña, estuvieron reunidos en Belém, la capital del estado de Pará, durante dos días, para discutir los temas centrales de la COP30.

El financiamiento climático, acordado en 300 000 millones de dólares anuales pero que los países del Sur global quieren elevar a 1,3 billones (millones de millones) para 2035, “es el gran acelerador” para intensificar las acciones, definió Stiell.

Con esos recursos destinados especialmente a los países pobres y más afectados por la emergencia climática se buscaría cumplir la meta de 1,5 grados acordado en 2015 en la COP21, celebrada en Paris en 2015.

Agenda de la COP30

Ese tema, central en la COP29 de 2024 en Bakú, la capital del Azerbaiyán, vuelve a los debates en Belém, cuyos temas principales definidos anteriormente son la implementación de los acuerdos ya firmados y las medidas de adaptación al cambio climático como nueva prioridad.

La sustitución de los combustibles fósiles, tema central en la COP28 de Dubái, en 2023, también ganó empuje en la Cumbre de Líderes, así también la deforestación, que se busca reducir a través de la propuesta brasileña del Fondo de Bosques Tropicales para Siempre (TFFF, en inglés).

El anfitrión, el presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, sorprendió por lo menos la audiencia nacional al inaugurar el jueves 6 la cumbre resaltando la necesidad de “superar la dependencia de los combustibles fósiles” como una de las prioridades de la lucha climática, además del financiamiento climático y la preservación forestal.

Apenas 17 días antes él mismo había celebrado la autorización ambiental para la exploración petrolera en la cuenca de la desembocadura del río Amazonas, ante protestas de los indígenas, el movimiento ambientalista e incluso por representantes de la agricultura volcada a los biocombustibles.

La cuenca se extiende por un área marítima de 268 000 kilómetros cuadrados, más grande que el Reino Unido, donde se cree que existen yacimientos muy productivos por la proximidad con Guyana, que triplicó su producto bruto interno desde 2019 gracias al petróleo descubierto em 2015.

Políticos interesados en la nueva frontera de hidrocarburos, incluso miembros del mismo gobierno, argumentan que las ganancias petroleras son necesarias para promover la transición energética, al generar nueva capacidad de inversión en las alternativas.

“Brasil no puede renunciar a esa riqueza”, justificó Lula su apoyo a la búsqueda de petróleo en el mar amazónico por la estatal Petrobras y las presiones sobre las autoridades ambientales para que concedieran la licencia de exploración.

Una de las sesiones de la Cumbre de Líderes de la COP30, anticipada para evitar problemas de alojamiento durante la conferencia climática que tendrá lugar del 10 al 21 de noviembre con cerca de 50 000 participantes en Belém, una ciudad de 1,4 millones de habitantes y situada em la Amazonia brasileña. Imagen: Ricardo Stuckert / COP30

Ambiguedad brasileña

Quedó evidente la contradicción con su posición manifestada en la cumbre, de condena a los combustibles fósiles, en coincidencia con el secretario general de las Naciones Unidas, António Guterres.

“Invertir en combustibles fósiles es apostar contra la humanidad y contra la economía. Es autodestructivo”, dijo Lula en su discurso.

Guterres, por su parte, admitió el fracaso de las acciones climáticas hasta ahora para sostener el límite de 1,5 grados, pero afirmó que la Organización de las Naciones Unidas (ONU) nunca renunciará a esa meta, “una línea roja”, y que hará todo para alcanzar cero emisiones netas de gases invernadero hasta 2050.

Un rechazo más contundente a la energía fósil manifestó el presidente de Colombia, Gustavo Petro, que defendió la eliminación progresiva de los combustibles fósiles en el mundo, coherente con su política interna que promueve la desactivación de la industria petrolera en el país.

Es un tema de negociación decisiva en las COP porque la producción y consumo de energía representan cerca de 70 % de los gases que recalientan la tierra.

El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, con el secretario general de las Naciones Unidas, António Guterres, en la Cumbre de Líderes de Belém. Ambos coincidieron en la necesidad de sustituir los combustibles fósiles para evitar el colapso climático del planeta. Imagen: Lucas Landau /COP30

Hoja de ruta del financiamiento

Algún aliento entre gobernantes generó la presentación del informe La Hoja de Ruta de Bakú a Belém, que apunta mecanismos para elevar el financiamiento climático pretendido de 1,3 billones de dólares al año a partir de 2035.

Elaborado por los presidentes de la COP30 y COP29, el brasileño André Corrêa do Lago y el azerbaiyano Muhktar Babayev, el informe de 80 páginas propone cambios en la arquitectura financiera mundial, con la adopción de distintos mecanismos para alcanzar la meta.

El mercado de carbono, el canje de la deuda externa de países pobres por protección ambiental y tributos sobre transacciones financieras internacionales y sobre consumo de los ricos, como pasajes aéreos en primera clase, hacen parte del repertorio de medidas.

Cambios en los subsidios, como la reducción a los concedidos a combustibles fósiles, y reducción de los intereses sobre la financiación de fuentes limpias de energía podrían representar centenares de mil millones de dólares para la mitigación climática, asegura el informe que recibió 227 sugerencias de variados sectores, públicos y privados.

Pero ambientalistas recibieron con muchas críticas la hoja de ruta. Es genérico, no asegura compromisos sino posibilidades, y no define responsabilidades de los países ricos ni responde a las demandas de los países en desarrollo, según los críticos.

Es “un mapa sin brújula”, definió Rebecca Thissen, una activista de la red internacional Climate Action Network, en la publicación digital InfoAmazonia del 5 de noviembre.

Un mecanismo concreto de financiación en beneficio del clima es el Fondo de Bosques Tropicales para Siempre. La propuesta brasileña prevé la captación de 125 000 millones de dólares en un fondo fiduciario que remunerará los países que logren preservar sus bosques.

Los países potencialmente beneficiados suman 74. La meta original es captar 25 000 millones de dólares de gobiernos y bancos públicos, para luego completar el fondo con aportes privados.

No se trata de donaciones ni créditos, sino de un fondo de inversiones cuyas utilidades se distribuirían a los dueños del capital y a los países de bosques preservados. Es una forma de contar con beneficios y utilidades permanentes y por tiempo indeterminado, por eso se considera un mecanismo innovador y sostenible de mantener “los bosques en pie”.

Además, el 20 % de las ganancias se destinarán a los pueblos indígenas y tradicionales, reconocidos como guardianes de la naturaleza en sus territorios demarcados.

La declaración del lanzamiento del TFFF el 6 de noviembre contó con la firma de 53 países y en su primer día cinco países anunciaron un aporte total de casi 5600 millones de dólares, ya que Noruega anunció una inversión de 3000 millones de dólares y Francia 500 millones de euros.

A eso se suman los aportes de Brasil e Indonesia, potenciales beneficiados por disponer de grandes bosques tropicales, de 1000 millones de dólares cada uno. Portugal se juntó el grupo pero con una suma pequeña, un millón de dólares.

ED: EG

Este informe incluye imágenes de calidad que pueden ser bajadas e impresas. Copyright IPS, estas imágenes sólo pueden ser impresas junto con este informe

Lo más leído

[wpp heading='Popular Posts' limit=6 range='last24hours' post_type='post' stats_views=0 ]