SÍDNEY – La carga del cáncer de mama, el tipo de cáncer más común entre las mujeres, es global, y el aumento proyectado de casos en las próximas décadas afectará a mujeres de países de ingresos altos y bajos en todas las regiones.
Esto incluye a la región de las Islas del Pacífico, donde es la principal causa de mortalidad por cáncer en mujeres. Ahora, durante el Mes de la Concientización sobre el Cáncer de Mama, los habitantes de las islas hablan sobre cómo enfrentan las desigualdades que los afectan y cómo revertir la tendencia.
“El cáncer de mama es un problema de salud significativo en la provincia de Madang”, dijo a IPS Tabitha Waka, de la Asociación de Mujeres del País en la provincia de Madang, en la costa noreste de Papúa Nueva Guinea.
Añadió que “la mayoría de nuestras mujeres que viven en centros urbanos tienen acceso a suficiente información y datos sobre el cáncer, pero al menos la mitad de las que viven en zonas rurales no”.
Las tendencias mundiales actuales indican que, para 2050, los nuevos casos de cáncer de mama podrían llegar a 3,2 millones al año, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).
En las Islas del Pacífico, que comprenden 22 naciones y territorios insulares con una población de 14 millones de personas, se registraron más de 15 500 casos de cáncer en general y 9000 muertes relacionadas en 2022. Pero los expertos advierten que las cifras reales se desconocen.
“Actualmente no es posible estimar con precisión la verdadera carga del cáncer de mama en las Islas del Pacífico debido a los importantes desafíos en la recopilación de datos sobre el cáncer y a la cobertura incompleta de los registros poblacionales”, explicó a IPS el doctor Berlin Kafoa, director de la División de Salud Pública de la Comunidad del Pacífico, con sede en Numea, Nueva Caledonia.
Aseguró que los países están trabajando para resolver este problema.
La falta de datos sobre el cáncer es un reflejo de las limitaciones de financiamiento y recursos que enfrentan los servicios de salud nacionales.
Y las mujeres son las más afectadas, especialmente en las comunidades rurales, donde tienen menos acceso a información sobre el cáncer de mama y viven lejos de las clínicas y hospitales urbanos.
Estos son factores clave en las desigualdades globales, y mientras 83 % de las mujeres en los países de ingresos altos tiene probabilidades de sobrevivir tras un diagnóstico de cáncer de mama, esa probabilidad cae al 50 % en los países de ingresos bajos.
El cáncer de mama se produce cuando las células del tejido mamario cambian, se multiplican y forman tumores. Los síntomas pueden incluir bultos inusuales o cambios físicos en los senos. Si se detecta de manera temprana, las probabilidades de éxito en la cirugía y el tratamiento son altas.
En etapas más avanzadas, puede extenderse a otras partes del cuerpo. El riesgo aumenta después de los 40 años y con antecedentes familiares de la enfermedad, así como con factores de estilo de vida, como el consumo de tabaco y alcohol o la falta de ejercicio físico.
Sin embargo, esto no es determinante, ya que aproximadamente la mitad de los casos de cáncer de mama se diagnostican en mujeres sin factores de riesgo significativos, aparte de su edad.
Lo más importante es que ser diagnosticada con cáncer de mama hoy no es una sentencia de muerte: muchas mujeres pueden disfrutar de vidas largas y productivas. La clave es la detección temprana, pero uno de los principales obstáculos para las mujeres en el Pacífico es que los servicios especializados están centralizados en las principales ciudades.
En Papúa Nueva Guinea, las mujeres pueden realizarse mamografías, el principal método de detección, en hospitales de la capital, Puerto Moresby, y en las ciudades de Lae y Kimbe, en la costa noreste del territorio continental.
Pero la mayoría de las 5,6 millones de mujeres que representan 47 % de la población, vive en zonas rurales, ya sea en montañas boscosas o en islas distantes. Para muchas, llegar a un hospital con una máquina de mamografía implica un viaje largo y costoso por carretera, avión o barco.
Tampoco es raro que las mujeres se abstengan de buscar atención médica o seguir un tratamiento debido a tabúes culturales y comunitarios.
“Hay pruebas que sugieren que los tabúes culturales y comunitarios, las inhibiciones personales y los temores en torno a los exámenes médicos son factores significativos que contribuyen a los bajos niveles de diagnóstico y tratamiento en etapas iniciales del cáncer de mama entre las mujeres de las sociedades de las Islas del Pacífico”, explicó Kafoa.
La modestia y la privacidad son valores importantes para muchas mujeres en las sociedades tradicionales melanesias. En Palaos, por ejemplo, un estudio publicado por la Universidad Griffith de Australia en 2021 reveló que “las bajas tasas de detección se explicaban, al menos en parte, porque las mujeres se sentían incómodas durante los exámenes debido a su naturaleza íntima”.
También puede haber presión familiar que influya en la decisión de las mujeres de someterse o no a un tratamiento.
“Si la familia no está de acuerdo con el tratamiento, las mujeres pueden acatarlo debido a las normas culturales”, y las preocupaciones sobre la mastectomía y cómo cambia el cuerpo femenino “pueden generar resistencia a los procedimientos quirúrgicos”, señala un estudio sobre el cáncer de mama en Fiyi publicado el año pasado.
Actuar ahora es imperativo para salvar vidas en toda la región y, a nivel global, para alcanzar el 3 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), que promueve la salud y bienestar.
La Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (Iarc) prevé que los casos de cáncer de mama podrían aumentar en 38 % y la mortalidad en 68 % para 2050.
Los expertos proyectan que la incidencia de cáncer en las Islas del Pacífico podría incrementarse en 84 % entre 2018 y 2040. Kafoa advierte que los “gobiernos de las Islas del Pacífico aún no están suficientemente preparados para enfrentar el aumento proyectado del cáncer de mama hacia mediados de siglo”.
El plan nacional de salud del gobierno de Papúa Nueva Guinea incluye el fortalecimiento de los servicios sanitarios para reducir la morbilidad y la mortalidad por cáncer, pero aún no se ha implementado un programa de detección mamaria a nivel nacional. Waka afirma que se necesita más inversión en los servicios de atención al cáncer de mama.
“Una o dos instalaciones no son suficientes para atender la gran cantidad de mujeres que viven con cáncer de mama”, subrayó.
Sin embargo, ya comenzaron los esfuerzos por transformar la calidad y el alcance de la atención médica en el país mediante un enfoque “glocal”, que combina tecnología global y acciones locales.
“Este proceso ya está en marcha”, dijo a IPS el doctor Grant R. Muddle, experto en salud global que ha trabajado en la transformación de sistemas sanitarios en Australia, el Pacífico y otras regiones.
Actualmente colabora con los servicios de salud en Papúa Nueva Guinea.
Hace dos años se puso en marcha un proyecto conjunto con una agencia sanitaria australiana que “está proporcionando a Papúa Nueva Guinea software probado para registros de cáncer y apoyo técnico, mientras los funcionarios locales lo adaptan al contexto del país.
El resultado es una situación en la que todos ganan: Papúa Nueva Guinea obtiene rápidamente un sistema de datos moderno y personal capacitado, en lugar de empezar desde cero”, explicó Muddle.
La tecnología móvil también podría utilizarse para ampliar el registro de casos de cáncer. “Los trabajadores sanitarios de aldeas o enfermeras de clínicas, incluso en zonas aisladas, podrían ser capacitados para ingresar datos básicos de pacientes y tumores en tabletas o teléfonos inteligentes”, añadió.
Se dio este año un paso importante para mejorar los servicios de salud rural, cuando se inauguró un nuevo hospital público en la remota provincia montañosa de Enga. Se espera que cuente con una unidad de mamografía operativa para fin de año.
Pero también es necesario “acercar la tecnología de detección a las mujeres, en lugar de esperar que ellas sean quienes viajen hacia la tecnología”, enfatizó Muddle.
“A nivel mundial, se han utilizado clínicas móviles de mamografía en furgonetas o unidades portátiles para llevar la detección de cáncer de mama a comunidades desatendidas… estas pueden ser clínicas montadas sobre camiones o equipos portátiles transportados en avión o barco a regiones sin acceso por carretera.”
Y la telemedicina, otra estrategia comprobada, puede conectar las clínicas aisladas con médicos especialistas en hospitales provinciales mediante consultas por video.
Mientras Papúa Nueva Guinea celebra este año su 50º aniversario de independencia, estas iniciativas apoyan mejores resultados para la supervivencia de mujeres con cáncer de mama y marcan un largo camino hacia el cumplimiento de las metas nacionales de salud.
“Lo que debe hacerse, debemos hacerlo. No comprometamos la atención médica básica, pero al mismo tiempo brindemos atención especializada. Juntos, asegurémonos de tener un sistema de salud funcional para los 10 millones de habitantes de Papúa Nueva Guinea”, instó en septiembre el primer ministro James Marape ante la Sociedad Médica de Papúa Nueva Guinea.
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