LA HABANA – A las 10 de la mañana, la parada de ómnibus cerca del cruce de las calles Infanta y Manglar, en los límites del municipio de Centro Habana, uno de los 15 que integran la capital de Cuba, se encontraba completamente vacía, sin pasajeros esperando.
Si hace un lustro, una parada “llena” significaba problemas con el transporte público, por el poco flujo de ómnibus, hoy aquello lo representa una parada vacía: es tan improbable que pase un autobús, que las personas deciden no esperarlo.
“Si una parada está vacía, huye, que eso es señal terrible. Si está reventada (repleta de personas), es porque va a pasar la guagua (como le dicen localmente a un ómnibus) en algún momento”, dijo a IPS Ramón Conde, estudiante de la Universidad de La Habana.
Según Conde, la espera por un autobús de una ruta específica puede demorar alrededor de dos horas, mínimo. “Depende, a veces es menos. Normalmente es mucho más”, agregó.
Antes de decidirse si esperar o no por un ómnibus, el estudiante consulta en un grupo de WhatsApp para saber si este se encuentra cerca o lejos, o incluso, si tan siquiera está circulando en algún rincón de la ciudad.
«Normalmente cazo las guaguas (buses) porque tienen horarios predeterminados. A veces llegan una hora o más fuera de esos horarios, pero todavía las espero dentro de ese rango. Mucha paciencia, sí»: Esther García.
Como resiliencia a la crisis del transporte público en esta nación insular caribeña, los habaneros han optado por crear decenas de grupos en las redes sociales WhatsApp y Telegram en los que sus mismos integrantes reportan constantemente avistamientos de buses, junto con la ubicación de estos y otros datos identificativos del vehículo.
Según Rafael Mena, otro universitario del mismo centro académico que Conde, los grupos de WhatsApp se dividen en una sola ruta, o comprenden varias rutas afines; en la dinámica interna, también hay usuarios que, al reportar, comparten fotos o su ubicación en el mapa, en tiempo real.
Mena es miembro en una veintena de estos grupos, cuyas descripciones tienen lemas similares: “Estamos para ayudarnos entre todos” o “Estamos para ayudar y ayudarnos”, por ejemplo
Reconoce que esta iniciativa no mejora la crisis actual del transporte, así que la mayoría de las veces tiene que tomar un taxi colectivo –al menos 50 veces más caro–, o simplemente irse caminando.
El precio de los ómnibus en entornos urbanos se encuentra subsidiado por el Estado: un pasaje cuesta en La Habana dos pesos (0,004 dólares, según la tasa de cambio del mercado informal de divisas, la más usada), mientras que en el resto del país vale la mitad.
En un taxi colectivo privado, otra de las variantes más recurrentes para desplazarse y con rutas predeterminadas, un traslado puede costar entre 0,2 y 0,7 dólares.
Como el salario medio en Cuba es equivalente a 14,5 dólares al mes, a muchos peatones no les queda más alternativa que tomar un autobús, el medio de transporte más económico, aunque sea de los menos fiables.

Menos flujo de pasajeros
“El transporte está cada día peor y peor. Hay muy buena comunicación (sobre la crisis), lo cual es tremendo avance, pero realmente hace falta combustible, piezas, plata (dinero)…”, opinó Conde.
El ministro de Transporte, Eduardo Rodríguez Dávila, es celebrado por muchos internautas por el lenguaje llano y transparente que emplea en sus redes sociales, cuando explica, a diferencia de otros ministros, los errores y las dificultades del ministerio para satisfacer las necesidades de la población.
En julio, durante la última fiscalización de su ministerio ante el parlamento cubano, Rodríguez reconoció que, en los últimos años, el transporte de pasajeros ha sido insuficiente, debido a la escasez de recursos, la disminución de servicios y los efectos adversos en las infraestructuras.
También reconoció que “hemos enfrentado serios problemas organizativos y de calidad en los servicios, los cuales deben ser transformados”.
Se informó, además, que durante 2024 los servicios de ómnibus locales solo cumplieron 35 % de su planificación, dejando de transportar a cerca de 350 millones de pasajeros. Los niveles más bajos de cumplimiento se registran en los servicios rurales (26 %).
En total, según la Oficina Nacional de Estadísticas e Información (Onei), 2024 fue un año en el que el uso del transporte público decayó en más de 12 % en su totalidad, incluyendo rutas aéreas, marítimas, ferroviarias, buses, taxis y otros servicios privados.
Se pasó, detalló, de 1006 millones de pasajeros en 2023, a 882 millones en el año siguiente.
El informe más reciente de la Onei sobre el transporte público, relativo al primer semestre de 2025, no es más alentador: el total de 407,9 millones de pasajeros disminuyó en 10,2 % con respecto a igual periodo de 2024.
El transporte en ómnibus públicos, con 102 millones de pasajeros, se redujo aún más, en 14,2 %.
El único indicador que aumentó fue el transporte de buses en entornos rurales, que creció en 26,6 %, y en entornos suburbanos (los servicios que parten de una ciudad a pueblos que se encuentren a menos de 40 kilómetros), el cual creció casi seis veces más, con 26,6 millones de pasajeros en el primer semestre de 2025, respecto a los cuatro millones que se trasladaron en el mismo periodo de 2024.
De la gestión actual del Ministerio de Transporte, se ha aplaudido en redes el restablecimiento de algunas rutas interprovinciales que se encontraban inactivas desde hace años y el reforzamiento del servicio en zonas no urbanas.
Sin embargo, como expresan las cifras y la opinión general, el panorama general del transporte sigue decaído.
El ministro Rodríguez afirmó en la sesión parlamentaria que los principales problemas del sector se deben a las dificultades económicas para adquirir combustible y piezas de repuesto para los vehículos, muchos fuera de circulación debido a esto.

Intento fallido de resiliencia
En octubre de 2022, como una vía para atenuar con comunicación el problema de transporte en la isla, la estatal Agencia GeoMix GeoCuba, en conjunto con el Ministerio de Transporte y otras instituciones, lanzaron la aplicación MW Urbanos, que ofrece un seguimiento en tiempo real al servicio de ómnibus de la capital.
Además de localizar autobuses por GPS (sistema de posicionamiento global), la aplicación también presenta, otras funciones como la de acceder a los datos actualizados de cada ruta; ver la hora aproximada de salidas de una terminal; establecer un radio de búsqueda en rededor de un punto específico del mapa, velocidad de desplazamiento y matrícula del vehículo.
Incluso se puede denunciar alguna irregularidad por parte de un conductor –saltarse una parada, por ejemplo–, o evaluar la calidad del servicio.
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La utilización de este recurso tecnológico, si bien fue útil y bastante empleado por la población durante los primeros meses de su implementación, hoy casi no se usa. Sus usuarios empezaron a denunciar que muchos buses tenían su GPS apagado y no aparecían en el mapa de la aplicación, así como no ofrecía otras informaciones relevantes.
Por lo tanto, dejó de ser útil.
“Hace dos años, cuando MW Urbanos estaba casi recién estrenada, todavía funcionaba. Hoy la tengo instalada, pero no la uso”, dijo Mena.
Pero la alternativa de los grupos de WhatsApp, que buscaron en gran medida los jóvenes ante el fracaso de la aplicación, no llega con igual impacto a personas de mayor edad, más ajenas a las tecnologías.
“Normalmente cazo las guaguas (buses) porque tienen horarios predeterminados. A veces llegan una hora o más fuera de esos horarios, pero todavía las espero dentro de ese rango. Mucha paciencia, sí. Ya no atrevo a esperarlas a ciegas, como hacía hace años”, dijo a IPS Esther García, una residente en La Habana y recepcionista de una institución estatal.
ED: EG