KATMANDÚ – Nepal entró en una nueva era de crisis constitucional y política tras las protestas mortales de la profundamente frustrada generación joven, la llamada generación Z. El primer ministro KP Sharma Oli dimitió el martes 9 después de que las protestas se descontrolaran y la capital del país amaneció este miércoles 10 militarizada y con toque de queda.
Las manifestaciones del lunes 8 contra la corrupción de la generación Z se reprimieron sin clemencia. Las fuerzas de seguridad abrieron fuego contra los manifestantes juveniles, en contra de la corrupción, el nepotismo y la prohibición de las redes sociales.
Al menos 19 personas murieron en un solo día, en una de las jornadas de protesta más mortíferas de la historia de Nepal. En total, se ha confirmado la muerte de al menos 24 personas durante los disturbios que aún continúan.
Los manifestantes salieron a las calles después de que el gobierno de Nepal prohibiera la mayoría de las redes sociales la primera semana de septiembre. La prohibición de las redes sociales fue la gota que colmó el vaso, y en TikTok y Reddit, los usuarios de la generación Z (de 13 a 28 años) organizaron protestas pacíficas, que se fueron intensificando.
Ahora, este país enclavado en la cordillera del Himalaya, entre China, al norte, e India, al sur, y con casi 30 millones de habitantes, se enfrenta otra vez a la incertidumbre.
El martes 9, muchas de las agencias gubernamentales e instalaciones judiciales fueron incendiadas. La sede administrativa del país y el parlamento quedaron reducidos a cenizas. Las casas de los líderes políticos también fueron incendiadas.
Inicialmente reacio a dejar el poder, finalmente Oli dimitió el martes 9, alegando «la situación extraordinaria» del país. Presentó su dimisión al presidente con efecto inmediato.
Más tarde, el mismo martes, el presidente de Nepal, Ramchandra Paudel, emitió un comunicado en el que instaba a los manifestantes a cooperar para alcanzar una solución pacífica.
«En una democracia, las demandas planteadas por los ciudadanos pueden resolverse mediante conversaciones y diálogo, incluyendo a los representantes de la generación Z», afirmó en un comunicado. Paudel instó a los representantes de los manifestantes a «venir a hablar».
Balen Shah, alcalde de la ciudad metropolitana de Katmandú, considerado uno de los posibles líderes emergentes del país, también instó a los jóvenes manifestantes a dejar de destruir la propiedad pública y venir a hablar.
«Por favor, generación Z, el país está en vuestras manos; vosotros sois los que lo construiréis. Todo lo que se está destruyendo es nuestro; ahora volved a casa», escribió en las redes sociales la noche del martes.
Después de que la situación de seguridad se descontrolara, el ejército nepalí se desplegó por todo el país a partir de la misma noche del martes. El jefe del ejército también instó a los manifestantes a acudir a hablar con el presidente para encontrar soluciones.
Tras la rápida escalada de la situación, organismos internacionales, entre ellos las Naciones Unidas, expresaron su preocupación.
Uno de ellos fue el alto comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Volker Türk, quien pidió a las autoridades y a los manifestantes que desescalaran la espiral de crisis.
Türk dijo que estaba «consternado por la escalada de violencia en Nepal, que ha provocado múltiples muertes y cientos de heridos, en su mayoría jóvenes manifestantes, así como la destrucción generalizada de propiedades».
«Ruego a las fuerzas de seguridad que actúen con la máxima moderación y eviten más derramamiento de sangre y daños», dijo. «La violencia no es la respuesta. El diálogo es la mejor y única forma de abordar las preocupaciones del pueblo nepalí. Es importante que se escuchen las voces de los jóvenes», instó.
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Según su portavoz, el secretario general de la ONU también está siguiendo de cerca la situación. Durante la rueda de prensa diaria del martes en Nueva York, Stéphane Dujarric afirmó que António Guterres estaba «muy entristecido por la pérdida de vidas» y reiteró su llamamiento a la moderación para evitar una mayor escalada».
«Las autoridades deben cumplir con el derecho internacional de los derechos humanos, y las protestas deben llevarse a cabo de manera pacífica, respetando la vida y la propiedad», dijo Dujarric, al referirse a las dramáticas imágenes llegadas desde Nepal.
El equipo de las Naciones Unidas en Nepal instó igualmente a las autoridades a garantizar que las respuestas de las fuerzas del orden sean proporcionadas y se ajusten a las normas internacionales de derechos humanos. La coordinadora residente de las Naciones Unidas, Hanaa Singer-Hamdy, describió la situación como diferente a la que el mundo y la propia sociedad local tiene de Nepal.
Pero, de hecho, Nepal es conocido por su insaciabilidad e inestabilidad política y ha tenido más de una docena de gobiernos desde que pasó a ser una república tras abolirse la monarquía.
En 2008, tras largas protestas y una guerra maoísta que duró una década, Nepal pasó a ser una república y consiguió su nueva constitución en 2015.
Una década después, Nepal se encuentra de nuevo en una nueva y grave crisis política.
T: MF / ED: EG