SANTIAGO – A través de las redes sociales se han propagado discursos de odio y se ha exacerbado la xenofobia en Chile, de acuerdo con un estudio de la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) y la española Universidad Carlos III.
La investigación mostró que 57,7 % de las publicaciones en redes sociales originadas en Chile, en relación a las personas en movilidad, transmiten una percepción negativa sobre las personas extranjeras, mientras que solo cuatro por ciento reflejan sentimientos positivos sobre ellas.
Además del monitoreo de redes, la investigación incluyó una encuesta a cerca de 1700 personas residentes en Chile, de las cuales 91 % cree que la llegada de personas refugiadas o migrantes ha contribuido al aumento de la criminalidad.
Por otra parte, el estudio también destaca a las juventudes como actores clave para frenar esas narrativas y promover una convivencia más inclusiva.
El estudio dejó en evidencia que “son las y los jóvenes quienes tienen menos prejuicios hacia las personas en movilidad, posicionándose como importantes agentes de cambio para frenar el odio digital”, subrayó el reporte de Acnur.
A lo largo de 2024, el estudio analizó cómo en este país de 20 millones de habitantes se propagan los discursos de odio contra personas refugiadas y migrantes en redes sociales, y sus efectos en la vida cotidiana y en la percepción social.
Con base en ese monitoreo de redes sociales, y en entrevistas a actores clave y encuestas, el informe ofrece una radiografía del ecosistema del odio en línea.
Uno de los hallazgos más preocupantes del estudio es que los discursos de odio en redes sociales no son impulsados por bots (cuentas robot en las redes), como suele creerse, sino por personas reales.
Muchas de las publicaciones con mayores niveles de odio y desinformación provienen de cuentas verificadas, lo que les otorga mayor credibilidad, alcance e influencia.
Según Acnur, “esa realidad plantea un desafío complejo: el odio digital no es solo un problema técnico, sino también social y cultural, y requiere respuestas humanas”, como promover la empatía, el pensamiento crítico y la alfabetización digital.
Asimismo, el informe insta a las plataformas a revisar el papel que juegan al amplificar contenidos dañinos provenientes de usuarios con alta credibilidad pública.
En el período del 1° de enero al 31 de agosto de 2024 se monitorearon diversas plataformas de redes sociales, incluyendo X, Instagram, TikTok, Facebook y YouTube, para identificar las tendencias y percepciones públicas sobre la población refugiada y migrante en Chile.
La búsqueda se centró en términos relacionados con refugiados, migrantes y extranjeros, con un enfoque particular en las nacionalidades venezolana (hay 669 000 venezolanos en Chile, según agencias de las Naciones Unidas), colombiana, haitiana y peruanas.
En ese caso, el análisis de hashtags (etiquetas) mostró que los términos más utilizados en las discusiones sobre movilidad incluían “#venezolanos, #urgente y #alerta”, sugiriendo una percepción de emergencia en torno a su arribo.
El estudio también identifica a los medios de comunicación como actores que contribuyen al ecosistema del odio digital.
Titulares con connotaciones racistas, coberturas sesgadas u omisiones sistemáticas de las voces de personas refugiadas o migrantes, en temas que las afectan directamente, refuerzan percepciones negativas y sentimientos de exclusión.
Esa representación incompleta no solo desinforma, sino que legitima discursos que dificultan la convivencia y la integración.
“La conexión entre el discurso político y el sentimiento negativo indica que la retórica política puede estar impulsando los sentimientos contrarios a las personas refugiadas y migrantes en lugar de promover un diálogo constructivo y soluciones”, señala el informe.
A pesar de los desafíos que revela el estudio, también surgen señales alentadoras, y uno de los hallazgos más significativos es que “las personas entre 18 y 24 años muestran significativamente menos prejuicios”.
Esos jóvenes no asocian la movilidad humana con la delincuencia, valoran la diversidad cultural y creen que las personas refugiadas y migrantes no deben abandonar sus tradiciones para integrarse.
Por el contrario, entienden la integración como un proceso bidireccional, donde ambas culturas se enriquecen mutuamente, indica Acnur en su reporte.
Acnur recuerda que Chile se ha convertido en hogar para más de 1,6 millones de personas refugiadas y migrantes.
“Para muchas de ellas, la llegada no ha sido sencilla: además de enfrentar barreras laborales, educativas y culturales, han tenido que lidiar con prejuicios, estigmas y distintas formas de exclusión social que dificultan su integración”, dice el reporte.
Los hallazgos fueron compartidos con decenas de organizaciones de la sociedad civil, periodistas y académicos durante jornadas de capacitación organizadas por la Universidad Carlos III, que incluyeron herramientas para promover una comunicación responsable y fomentar la integración.
Rebeca Cenalmor-Rejas, jefa de la oficina nacional de Acnur, dijo que “combatir la xenofobia y la desinformación no solo permite que las personas refugiadas puedan integrarse, aportar y reconstruir sus vidas en paz. También previene la violencia, reduce las tensiones sociales y beneficia a las comunidades que las reciben”.
“La exclusión siempre será más costosa que la integración. Integrar es cuidar de todos y todas”, añadió.
Los hallazgos de la investigación también dieron origen a la campaña digital “#CortaElHate: Tu mente, el mejor filtro”, que será lanzada próximamente.
La iniciativa buscará empoderar a las juventudes como agentes de cambio frente a la xenofobia, invitándolas a detenerse antes de compartir mensajes cargados de odio o falsedades y apelando al pensamiento crítico como herramienta.
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