Construcciones gubernamentales golpean zona hídrica en El Salvador

Una fuerte tormenta causó inundaciones en varios puntos de San Salvador, la capital de El Salvador, el 16 de agosto. Son fenómenos que casi siempre suceden en la época de lluvias, debido en parte a la degradación ambiental de una zona de recarga hídrica, conocida como El Espino. Imagen: Cruz Roja de El Salvador

SAN SALVADOR – Dos proyectos de construcción empujados por el gobierno de El Salvador, en una zona de recarga acuífera adyacente a la capital del país, en las faldas del volcán de San Salvador, amenazan con volver más vulnerable esa área y con acentuar el peligro de inundaciones en los barrios pobres de la ciudad, tierras abajo.

Así lo afirmaron a IPS ambientalistas y sobre todo habitantes de comunidades que por décadas han vivido en esa área verde y han presenciado el impacto de la expansión urbanística que, como un cáncer, va comiendo poco a poco hectáreas de lo que fue, en el siglo XIX, una de las principales fincas de café, El Espino, de unas 800 hectáreas, en lo que hoy es la periferia occidental de San Salvador.

“Aquí nací, soy nativo de aquí, de la finca, y me he dado cuenta de cómo se ha ido deteriorando todo”, contó a IPS Héctor López, de 63 años, miembro de la Cooperativa de Producción Agrícola El Espino, conformada por 100 miembros que se dedican mayormente al cultivo del café.

López narró: “Todo era puros cafetales, de la familia Dueñas, y el Espino con el tiempo se ha venido afectando, por las construcciones”.

Los dos nuevos proyectos gubernamentales siguen con el patrón de deforestación a la que la propiedad ha sido sometida desde los años 90, producto del avance incontenible del sector inmobiliario.

“Aquí nací, soy nativo de aquí, de la finca, y me he dado cuenta de cómo se ha ido deteriorando todo”: Héctor López.

Se trata del Estadio Nacional El Salvador, que tendrá una capacidad para 50 000 asientos y cuya construcción comenzó en septiembre de 2022 en un área de 55 000 metros cuadrados, y se espera que esté listo en 2027.

En tanto, el nuevo Centro de Ferias y Convenciones (Cifco) comenzará a edificarse en los próximos meses en un área de similar extensión. Es decir, los dos complejos abarcarían unas 10 hectáreas.

El costo del estadio ronda los 100 millones de dólares, pero las autoridades no han revelado la cifra del Cifco.

Las escorrentías que bajan del volcán de San Salvador desbordan un río, tierras abajo, y anegan áreas pobladas por familias de pocos recursos, en el sur de la ciudad. La capacidad de absorción de las aguas de lluvia resultarán afectadas por dos grandes proyectos de construcción impulsados por el gobierno salvadoreño. Imagen: Edgardo Ayala / IPS

El bosque convertido en cemento

Lógicamente, con cada nueva construcción los suelos infiltran menos el agua lluvia, y cada tormenta vuelve las escorrentías en un río que alcanza los barrios pobres, en San Salvador, con 2,4 millones de habitantes, incluida su zona metropolitana, dentro de una población total del país de seis millones.

“Cuando todo está encementado, el agua agarra para abajo y genera inundaciones en colonias como la Santa Lucía”, explicó a IPS Ricardo Navarro, del Centro de Tecnología Apropiada (Cesta), en referencia a una zona habitacional de familias de bajos recursos, ubicada en el este de San Salvador.

Navarro, fundador hace 45 años del Cesta, filial local de Amigos de la Tierra, agregó: “Cuando el agua lluvia se infiltra en los bosques, no hay muchas escorrentías, pero sin bosque, las inundaciones aumentan”.

El cafetal que aún sobrevive en El Espino es un bosque poblado de una rica diversidad de especies arbóreas y de fauna silvestre.

Tanto el estadio como el centro de convenciones son financiados con fondos no reembolsables de China, que también ha donado una biblioteca de 54 millones de dólares, inaugurada en noviembre de 2023, como una suerte de premio porque El Salvador terminó en 2018 las relaciones que había venido manteniendo por décadas con Taiwán.

China considera a Taiwán como parte de su territorio, y premia con proyectos a las naciones que rompen relaciones con Taiwán, actualmente reconocida como nación independiente solo por 12 países.

Además, China construyó, como parte de ese paquete de donaciones, un muelle turístico de 24 millones de dólares en la ciudad portuaria de La Libertad, en el sur de San Salvador, en la costa pacífica, y edifica una planta potabilizadora de agua, en el lago de Ilopango, al este de la capital, entre otros proyectos.

Elsa Méndez, junto a Ever Martínez, de la Cooperativa de Producción Agrícola El Espino, lamenta que el desarrollo urbanístico de la zona les afecta durante cada temporada lluviosa, al oeste de San Salvador. Imagen: Edgardo Ayala / IPS

Navarro lamentó la poca conciencia ambiental de las autoridades, y más concretamente, del presidente del país, Nayib Bukele, quien desde que llegó al Ejecutivo, en junio de 2019, gobierna con un estilo marcadamente autoritario. En 2024 ganó un segundo periodo consecutivo, algo que hasta entonces prohibía la Constitución de la República.

Los diputados de su partido, Nuevas Ideas, que controlan la unicameral Asamblea Legislativa, modificaron la constitución el 31 de julio para que Bukele tenga la opción de participar las veces que quiera en las elecciones por la presidencia.

Por ese estilo autoritario, se sabe que en El Salvador nada se hace sin consentimiento del mandatario.

“Presidente Bukele: Hace poco hubo una tormenta, que ocasionó graves inundaciones en las partes bajas de la ciudad. Presidente, el clima está cambiando, yo le puedo garantizar a usted, con toda certeza, que la situación climática se va a poner mucho peor por el cambio climático”, exhortó Navarro.

El ambientalista sugirió que, en todo caso, si no se va a parar la edificación, el centro de convenciones debería de construirse adyacente al estadio, y de ese modo se podría compartir espacios comunes, como el parque, por ejemplo.

La finca El Espino perteneció en el siglo XIX a la familia Dueñas, una de las más acaudalas del país, vinculada entonces a la explotación del café. La reforma agraria le arrebató la propiedad en 1980 y la entregó a decenas de familias que trabajaban ahí como colonos, campesinos que trabajaban en la finca en condiciones de semiesclavitud y recibían una porción de terreno para edificar su casa.

Sin embargo, un fallo judicial resolvió en 1986 que una parte de la finca, alrededor de 250 hectáreas, eran terrenos urbanizables y debían devolverse a los Dueñas.

Desde entonces, ese segmento de la finca se ha ido convirtiendo en un área en permanente construcción de centros comerciales y residenciales de lujo, proyectos desarrollados por Urbánica, el brazo inmobiliario de los Dueñas.

“Si analizamos las empresas que están construyendo ahí y si jalamos del hilo terminamos en Urbánica”, explicó a IPS el economista José Luis Magaña.

Sobre los dos proyectos gubernamentales en esa zona, el experto comentó: “Debería haber claridad de cuáles son las necesidades de infraestructura”, pues en lugar de que el gobierno financie un proyecto de reparación de escuelas con un préstamo del Banco Centroamericano de Integración Económica, hubiera solicitado a la potencia asiática reconstruir esos centros educativos.

En 2022 varias familias de la cooperativa El Espino participaron del proyecto «San Salvador ciudad esponja», para incrementar los niveles de filtración de las aguas de lluvia, con la construcción de zanjas y pozos de absorción, para evitar que las escorrentías generen inundaciones tierras abajo. Imagen: Edgardo Ayala / IPS

Las inundaciones de siempre

La noche del 15 de agosto una fuerte tormenta causó inundaciones en varios sectores de la capital salvadoreña, cuyas avenidas parecieron convertirse en ríos y lagunas, con cientos de automóviles atascados.

En algunas zonas la basura obstruyó los tragantes de la ciudad y el agua subió y penetró en áreas de viviendas. Alrededor de 25 familias fueron evacuadas y albergadas en sitios seguros.

San Salvador se fundó en 1545 a los pies del volcán de San Salvador, un macizo de 1893 metros sobre el nivel del mar, y esa ubicación ha puesto a la ciudad en riesgo de inundaciones y deslaves.

En septiembre de 1982, un aluvión bajó desde la cima del volcán y soterró parte de un área residencial llamada Montebello, matando a unas 500 personas.

La zona sur de la capital es la más afectada por inundaciones, en la época lluviosa, de mayo a noviembre. Las lluvias y las escorrentías que bajan desde el volcán van alimentando a su paso a pequeños riachuelos y estos a su vez llegan hasta la quebrada El Arenal y a la populosa colonia Málaga.

En julio de 2008, las lluvias causaron el desbordamiento de esa quebrada y 32 murieron ahogados cuando un bus fue arrastrado por la corriente.

Como una forma de disminuir la vulnerabilidad de esa zona sur, en 2020 la ciudad fue parte del proyecto “Ciudad Esponja”, impulsado por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente.

Se restauraron 1150 hectáreas de bosques y plantaciones de café en la parte alta del volcán de San Salvador, buscando reactivar la capacidad de absorber la lluvia, por medio de la construcción de tanques de captación y zanjas en medio de los cafetales.

Urbanística es el brazo inmobiliario de la familia Dueñas, que construye residencias de lujo en la capital de El Salvador, en la zona de la antigua finca El Espino, como el de la imagen, llamado Alcalá. Imagen: Urbanística

Aún hay esperanza ambiental

En ese proyecto participaron activamente miembros de la cooperativa El Espino, pues las comunidades de antiguos colonos de los Dueñas siguen viviendo en el segmento de la finca que les otorgó la reforma agraria, y que actualmente totalizan 314 hectáreas y son también golpeadas por las construcciones en la parte alta, llamada El Boquerón, cerca del cráter del volcán.

Ahí continúa la deforestación para seguir abriendo el paso a más restaurantes y residenciales de lujo.

“Nos preocupa que cada vez se vaya construyendo más y más, y cada vez haya menos árboles, y más correntadas de agua para abajo”, aseguró el cooperativista López, quien participaba de una reunión de miembros de la junta de esa organización, el 19 de agosto, cuando IPS visitó la zona.


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Por su parte, Elsa Méndez, también cooperativista, aseguró: “Tratamos de infiltrar con las zanjas, pero cuando ya la tierra está muy saturada de agua, tampoco lo podemos hacer todo como cooperativa, toda la gente debe hacer conciencia a toda la gente, pues la escorrentía del volcán arrastra basura, botellas, plástico, etc”.

Méndez dijo que el sábado 16 familias de la comunidad anduvieron reforestando la parte alta y de paso la tarea sirvió “para enseñar a nuestros hijos cómo reforestar”.

El movimiento civil Todos Somos El Espino ha convocado a una segunda concentración para protestar, el sábado 23 de agosto, contra la construcción del centro de convenciones, dentro de su plan de defender el bosque crecientemente amenazado.

“En esta marcha vamos a estar haciendo el primer conteo preliminar de las firmas recolectadas de forma física…, de modo que los salvadoreños puedan decir yo defiendo a El Espino”, afirmó a IPS Gabriela Capacho, quien es parte de ese movimiento.

ED: EG

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