RÍO DE JANEIRO – El hospedaje se volvió un factor clave de la 30 Conferencia de las Partes (COP30) sobre cambio climático, fijada para noviembre en Belém, una de las capitales de la Amazonia brasileña, en que será central la negociación sobre el financiamiento climático.
Los costos muy elevados de los hoteles y los alquileres de viviendas para la ocasión amenazan limitar la participación de los países pobres, los que más necesitan de recursos para adaptarse a los cambios climáticos. También los representantes de la sociedad civil enfrentan dificultades para asegurar su presencia.
El tema generó una crisis en la reunión preparatoria de la ciudad alemana de Bonn en junio. Algunos países y organizaciones ambientalistas internacionales amenazaron con ausentarse. La mudanza de la sede de la COP30, una hipótesis sugerida anteriormente, se descartó por la tajante decisión del gobierno brasileño de mantenerla en la Amazonia.
El objetivo vital de las cumbres anuales de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (Cmnucc) es limitar el recalentamiento del planeta a 1,5 grados centígrados. Para eso los países en desarrollo estiman la necesidad de 1,3 billones (millones de millones) de dólares de financiamiento anual por parte principalmente de los países ricos.
En la conferencia de 2024, la COP29, celebrada en Bakú, la capital del Azerbaiyán, se acordaron 300 000 millones anuales hasta 2035, considerados insuficientes. Por eso, la negociación proseguirá en Belém, incluyendo la necesidad de su efectiva implementación.
El monto anterior comprometido, de 100 000 millones de dólares anuales, acordado en 2009, en la COP15 celebrada en Copenhague, nunca se cumplió.
“Si los países pobres no participan por el alto costo del hospedaje, no se logrará aumentar el financiamiento a 1,3 billones de dólares”: Marina Mattar.
Ante ello, los activistas climáticos creen necesaria una masiva movilización como forma de presionar los gobiernos de países industrializados, los responsables históricos de las emisiones de gases de efecto invernadero que recalientan el planeta, para que eleven sus contribuciones financieras.
“Si los países pobres no participan por el alto costo del hospedaje, no se logrará aumentar el financiamiento a 1,3 billones de dólares”, realzó Marina Mattar, directora ejecutiva de Perspectivas, una empresa de consultoría en relaciones institucionales.

Esfuerzo por hospedar a todos
Pero el esfuerzo creativo del gobierno y de las autoridades locales debe superar las limitaciones hoteleras y el brote de codicia que despertó en los propietarios de hospedajes, incluidas las viviendas, ante la explosión de demanda que generará la COP30, a celebrarse entre el 10 y el 21 de noviembre.
Belém, capital del estado de Pará, en el norte amazónico de Brasil, tiene 1,4 millones de habitantes. Sus hoteles disponen de capacidad para más de 14 000 huéspedes, según la presidencia de la conferencia, encabezada por el embajador André Corrêa do Lago.
Los inmuebles para arriendo temporal durante la COP30 ascienden a más de 15 000 camas. A eso se suman dos navíos de crucero contratados para servir como hoteles en el puerto de Belém, con 3900 cabinas y capacidad para acoger 6000 huéspedes.
Además, están en construcción nuevos hoteles y se proyecta adaptar escuelas, cuarteles militares y sedes religiosas para acoger otros 9877 huéspedes, según la organización de la conferencia. Sumando todo, la capacidad de acogida superaría los 45 000 huespedes, insiste.
La afluencia esperada en la COP30 es de 50 000 participantes, de los cuales 7000 en las delegaciones oficiales de países y organismos internacionales.
“En Bakú, el día de mayor concurrencia fue de 28 000 personas”, recordó Elizabete Grunvald, presidenta de la Asociación Comercial de Pará, involucrada en los esfuerzos por asegurar la acogida de todos los participantes.
Precios asustadores
La alarma, sin embargo, nació de los altos costos de alojamiento, ante una supuesta escasez. Parece caótico, los hoteles varían de 320 dólares a 4900 dólares por día, según la plataforma de reservación Booking. Los contrastes se repiten en las viviendas de alquileres temporales.
Esa especulación ocurre en todas las COP y era previsible en Belém, por tratarse de una cumbre sin precedentes en la ciudad y generar una demanda muy superior a la oferta, comentó Grunvald a IPS por teléfono desde Belém.
Pero una labor de moderación del gobierno central y las autoridades locales, junto a los hoteles y agentes de alquiler logró “cierta acomodación”, que no es aún ideal, pero ya logró bajar un poco los precios, acotó.
Un argumento usado es que cobrar precios abusivos resulta “un tiro en el pie” que anularía el legado de la COP30 para la ciudad, que es ampliar el turismo a largo plazo, razonó la líder empresarial.
En los navíos, por ejemplo, se fijó como máximo un costo de 220 dólares por huésped para las delegaciones de 98 países menos desarrollados e insulares y de 600 dólares para los demás.
Hubo protestas de países pobres que consideran demasiados los 220 dólares y de los latinoamericanos, excluidos del grupo prioritario.
Pese a todo, Grunvald encara con optimismo la preparación de la COP30 y cree que los precios bajarán al acercarse la cumbre, con la recuperación de la sensatez de los propietarios de inmuebles de alquiler y gestores de hoteles.

Los antecedentes de otras COP
Piensa igual Mattar, aunque reconoce que los precios en Belém están muy por encima de las anteriores COP que frecuenta desde 2016, cuando tuvo lugar en Marrakech, ciudad de Marruecos con 1,1 millones de habitantes.
Esas conferencias del clima ocurrieron desde entonces en varias ciudades menores que Belém, como la egipcia Sharm el Sheij (2022), con 73 000 habitantes, y Glasgow (2021), en Escocia, con 650 000 habitantes.
Pero en general son ciudades con más hoteles, por tratarse de centros turísticos o de economía mas desarrollada y densa que Belém, destacó Mattar a IPS por teléfono desde São Paulo.
En la COP24, en la ciudad polaca de Katowice en 2018, ella tuvo que buscar un hotel en la ciudad de Cracovia, a 77 kilómetros, para huir de los precios desorbitados.
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Pero los organizadores quieren la COP30 con una participación masiva, como suele ocurrir en las conferencias mundiales en Brasil, entre las cuales la de Medio Ambiente y Desarrollo de 1992 en Río de Janeiro y la del Grupo de los 20 países de economía más relevante (G20), en la misma ciudad en noviembre de 2024.
Una COP30 inclusiva amplía las posibilidades de éxito en los objetivos climáticos, en un momento de eventos extremos azotando poblaciones en todos los continentes y de las dificultades en cumplir el Acuerdo de París, firmados en la COP21, de 2015 en la capital francesa, para que cada país fije sus metas para limitar el recalentamiento a 1,5 grados.
Además, por primera vez la COP tiene lugar en la Amazonia, que es “solución climática para el mundo, no un problema”, según Mattar.
Es una oportunidad singular para muchos actores climáticos. Los indígenas brasileños pretenden movilizar entre 3000 y 4000 “parientes”, como se denominan entre ellos, durante la conferencia en Belém.
Para ellos y otros activistas de movimientos populares no hay las dificultades de alojamiento que preocupan delegaciones gubernamentales y organizaciones ambientalistas. Se alojan en campamentos improvisados, en escuelas y otros locales adaptados con escasos baños. Contar con hamacas es suficiente para ellos
También habrá una participación cuantitativa sin precedentes del mundo empresarial, según Mattar. Los agricultores, por ejemplo, ocuparán la llamada “Agrizone”, por similitud con la Zona Azul, exclusiva en las COP para las delegaciones oficiales y organismos internacionales, y la Zona Verde, donde se congrega la sociedad civil.
ED: EG