SANTIAGO – El vertimiento o recorte de energía se produce cuando la oferta de energía producida supera la demanda en una zona en particular. En el caso de Chile, esta situación se ha producido principalmente por dos motivos: la concentración de plantas fotovoltaicas en la zona norte y eólicas en el sur del país, a lo que se suma la falta de infraestructura de transmisión y almacenamiento.
Además, cabe destacar que la cantidad de energía producida a partir del viento y el sol depende de las condiciones climáticas y la hora, lo que muchas veces no coincide con los periodos de mayor demanda en el suministro eléctrico.
Para el director de estudios de la Asociación Chilena de Energías Renovables y Almacenamiento (Acera), Felipe Gallardo, lo preocupante no es solamente la existencia de vertimiento, sino la rapidez con la que ha aumentado, afectando la eficiencia y generando consecuencias para el mercado de las compañías eléctricas.
“Un sistema eléctrico que está migrando a una penetración renovable tiene un poco intrínseco a su operación la existencia de recortes, porque quizás sea lo más eficiente que una parte de la energía se recorte en lugar de hacer inversiones adicionales en líneas de transmisión o en nuevos sistemas de almacenamiento, pero lo que preocupa acá es la rapidez con la que crece y la magnitud que está tomando», dijo Gallardo.
Añadió que «estamos hablando de 20 % de la generación de un orden de 6 TWh, es un monto que es muy relevante y evidentemente esto genera un perjuicio para las compañías eléctricas. Primero, porque no pueden inyectar toda la energía que generan y segundo, porque tenemos un sistema de tarificación marginalista donde en algunas ocasiones se producen desacoples de precios”.
Esta situación ha generado que en regiones como Antofagasta, Atacama y Coquimbo el vertimiento supere los 2500 GWh, ya que la energía consumida por sus habitantes es sumamente menor a la que se produce.