NACIONES UNIDAS – Desde la guerra del Sáhara Occidental en 1975, los refugiados saharauis residen en una serie de campamentos de refugiados en la provincia argelina de Tinduf. Durante más de 50 años, esas comunidades han luchado por alcanzar la autosuficiencia y han dependido exclusivamente de la ayuda humanitaria para sobrevivir, lo que las convierte en una de las crisis de refugiados más prolongadas del mundo.
Según cifras del Centro Regional de Información de las Naciones Unidas en Europa Occidental (Unric, en inglés), aproximadamente 173 600 personas residen en cinco campamentos en Tinduf.
Se trata de refugiados saharauis originales que huyeron de la persecución de las fuerzas marroquíes, así como de sus descendientes. Estas comunidades no pueden regresar al Sáhara Occidental debido al control de Marruecos sobre la mayor parte del territorio en disputa.
El martes 6, La Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) publicó un plan de respuesta en el que se detallaba la situación humanitaria actual de los refugiados saharauis en Argelia. A pesar de ser una de las crisis de refugiados más prolongadas, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) no habían publicado un plan consolidado hasta 2024.
Debido a factores como la pandemia de convid-19, la reducción global de la ayuda exterior y la guerra en Ucrania, la situación humanitaria en los campamentos de refugiados de Tinduf se ha deteriorado significativamente en los últimos años.
Los refugiados saharauis luchan actualmente por sobrevivir con una serie de servicios básicos que carecen de financiación suficiente, como el acceso a la alimentación, la educación y la atención sanitaria.
Según Acnur, la inseguridad alimentaria ha sido uno de los principales problemas de esta crisis humanitaria desde sus inicios.
El gobierno argelino intenta consolidar la reducción de 30 % de las raciones alimentarias debido a los recortes en la ayuda humanitaria, pese a que se estima que aproximadamente 90 % de los hogares no tienen acceso a cantidades suficientes de alimentos.
Aproximadamente 30 % de la población refugiada saharaui se encuentra en situación de inseguridad alimentaria y otro 58 % corre el riesgo de caer en ella, de acuerdo al Unric.
El Programa Mundial de Alimentos (PMA) afirma que los campamentos de Tinduf no pueden desarrollar la autosuficiencia en la producción de alimentos debido a los desiertos inhóspitos y aislados del extremo occidental de Argelia, así como a las intensas olas de calor y la escasez de agua, que son consecuencia del agravamiento de la crisis climática.
Se estima que la anemia afecta a más de 50 % de los niños pequeños y las mujeres en edad reproductiva.
Además, la malnutrición aguda global afecta aproximadamente a 11 % de todos los niños de entre seis y y 59 meses.
La mala alimentación y la falta de asistencia nutricional han provocado una serie de problemas de salud en estas comunidades, entre los que se incluyen deficiencias de minerales y vitaminas, así como un aumento de las tasas de obesidad en las mujeres.
Las cifras del Grupo de las Naciones Unidas para el Desarrollo Sostenible muestran que uno de cada tres niños de los campamentos de Tinduf sufre retraso en el crecimiento y solo uno de cada tres recibe la asistencia nutricional que necesita para desarrollarse de forma saludable.
Además, desde la pandemia de covid, la magnitud de las necesidades en el sector de la seguridad alimentaria se ha agravado considerablemente, casi duplicándose con respecto a los 19,8 millones de dólares necesarios antes del inicio de la crisis mundial por el coranovirus.
A pesar de la creciente magnitud de las necesidades de asistencia alimentaria, Acnur informa de que 100 % de los niños en edad escolar están inscritos en programas de alimentación. El sector de la educación es actualmente una de las principales prioridades de las organizaciones humanitarias.
Puede leer aquí la versión en inglés de este artículo.
Según un comunicado de prensa del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), solo la mitad de los estudiantes registrados al final del año escolar 2022 cumplían el umbral mínimo de aprendizaje establecido localmente, lo que indica que una cantidad significativa de estudiantes de los campamentos de Tinduf no eran capaces de retener eficazmente la información.
Probablemente, esto se pueda atribuir a la gran cantidad de otros problemas que afectan a las comunidades saharauis.
Según el Comité Estadounidense para los Refugiados y los Migrantes, debido a las limitadas oportunidades educativas y económicas en los campamentos de Tinduf, la nueva generación de refugiados se enfrenta a mayores niveles de desilusión y ansiedad, lo que podría conducir a una mayor inseguridad y tensiones regionales en el futuro.
Acnur informa de que, debido a las graves inundaciones registradas en septiembre de 2024 en Dakhla, en el Sáhara Occidental, una parte importante de las infraestructuras sanitarias y educativas esenciales de los campamentos de refugiados argelinos han resultado dañadas.
Los refugiados saharauis tienen acceso a 31 dispensarios y seis hospitales. Aunque 100 % de los refugiados saharauis tiene acceso gratuito a los servicios de atención primaria, el sistema sanitario de los campamentos de Tinduf sigue siendo frágil y depende en gran medida de la ayuda humanitaria para seguir funcionando.
Quizás los mayores problemas que afectan al sistema sanitario saharaui en este momento son la falta de motivación económica del personal sanitario, la importante escasez de medicamentos y materiales, y una serie de problemas logísticos.
Acnur se encuentra actualmente en primera línea de esta crisis, distribuyendo suministros esenciales y prestando asistencia a médicos y enfermeros en las zonas más afectadas.
Además, los refugiados saharauis han tenido dificultades para hacer campaña a favor de un mayor apoyo gubernamental del Sáhara Occidental debido a las tácticas represivas de las fuerzas marroquíes.
Según un comunicado de Amnistía Internacional de enero de 2024, la policía interceptó violentamente una protesta pacífica de activistas saharauis en El Aaiún, sometiendo a las manifestantes a agresiones y palizas.
En febrero, la policía clausuró una rueda de prensa organizada por el Colectivo de Defensores de los Derechos Humanos del Sáhara Occidental (Codesa) en El Aaiún. En abril, las autoridades marroquíes demolieron con excavadoras las viviendas de 12 familias saharauis en Al Jitir sin previo aviso ni medios para su reubicación.
A pesar de que la población refugiada saharaui ha demostrado una enorme resiliencia en medio de cinco décadas de crisis prolongada, los programas que proporcionan ayuda vital a estas comunidades han sufrido graves recortes presupuestarios.
El Plan de Respuesta para los Refugiados Saharauis 2024-2025 de Acnur estima que se necesitarán aproximadamente 214 millones de dólares para atender las necesidades en 2025. La ONU insta encarecidamente a los donantes a que contribuyan para alcanzar esta cifra.
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