LONDRES – Ya es oficial que el continente europeo está experimentando el ritmo más rápido de calentamiento global. Lo acaba de acreditar un nuevo informe científico publicado por el Servicio Europeo de Cambio Climático Copernicus y la Organización Meteorológica Mundial (OMM).
El año pasado, temperaturas récord, olas de calor e inundaciones causaron enormes daños a la infraestructura, las ciudades, las economías y las vidas y los medios de subsistencia de las personas en la región.
«Nuestros hallazgos nos indican que Europa es el continente que se calienta más rápidamente», declaró en la rueda de prensa Florence Rabier, directora general del Centro Europeo de Previsiones Meteorológicas a Medio Plazo (CEPMPM), que incluye a Copernicus.
El estrés térmico sigue aumentando en toda Europa. El calor tendrá un impacto en nosotros, en nuestra salud… y pone de relieve la importancia de aumentar la adaptación en todo el continente.
El Informe sobre el estado del clima en Europa correspondiente a 2024 es el octavo elaborado hasta la fecha por la OMM y Copernicus, la división de observación de la Tierra del Programa Espacial de la Unión Europea. Y representa el trabajo de 100 científicos de Europa y de todo el mundo.
En Europa, “2024 fue el año más cálido registrado, y la última década ha sido la más cálida registrada”, añadió Celeste Saulo, secretaria general de la OMM.
“Cada fracción adicional de grado de aumento de temperatura importa porque acentúa los riesgos para nuestras vidas, para las economías y para el planeta… es necesario actuar ahora, hoy, no mañana”, dijo.
En julio del año pasado, Europa central, meridional y oriental se vieron azotadas por prolongadas olas de calor con varios días de 35 a 40 grados centígrados en países como Italia, Albania, Serbia, Grecia, Bulgaria y Rumania.
La ola de calor fue la más larga registrada, se extendió durante 13 días y afectó a 55 % de la población. Las temperaturas superaron los 38 grados centígrados durante más de siete días y, en general, más de 60 % de los europeos vivieron más días que el promedio de «fuerte estrés térmico», afirma el nuevo informe.
«El año pasado, 45 % de los días fueron más cálidos que la media en Europa. La duración del calor ha aumentado», declaró a los medios Samantha Burgess, subdirectora de Copernicus.
Y “es el primer año en que el aumento de temperatura alcanza los 1,5 grados centígrados por encima de los niveles preindustriales, aunque todavía no hemos violado el Acuerdo de París”, continuó.
La creciente incidencia del calor extremo también amenazará con mayores pérdidas de cultivos, agua dulce y el deterioro de los ecosistemas terrestres y marinos en Europa, según el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático (IPCC).
Los picos de calor fueron acompañados por la profundidad de las inundaciones, que vieron crecer un tercio de los ríos de Europa hasta el umbral «alto», y las inundaciones más frecuentes desde 2013.
«Las últimas tres décadas tuvieron el mayor número de inundaciones en los últimos 500 años», dijo a IPS Francesca Guglielmo, científica principal de Copernicus.

Los días de estrés térmico y las noches tropicales aumentan en Europa
En septiembre, la tormenta Boris provocó lluvias torrenciales e inundaciones destructivas en países como Alemania, Polonia, Austria, Hungría y Rumania. En los condados de Galati y Vaslui, en el este de Rumania, adyacentes a la frontera con Moldavia, las comunidades se vieron afectadas por 150 milímetros de lluvia por metro cuadrado en menos de 24 horas.
Siete personas murieron y 400 quedaron sin hogar, con más de 6.000 casas y 300 kilómetros de carreteras arrasadas o dañadas.
Dos meses después, un año de lluvia cayó sobre la ciudad de Valencia, en el sureste de España, en ocho horas y provocó inundaciones repentinas catastróficas. El impacto fue el de un tsunami: edificios y vehículos quedaron destrozados por el diluvio y más de 200 personas perdieron la vida. Las pérdidas económicas se estimaron en 18 000 millones de euros.

Inundaciones generalizadas en 2024
Guglielmo dijo a IPS que las inundaciones excesivas estaban relacionadas sólo en parte con una tendencia observada en las precipitaciones en los últimos años. En las últimas décadas, se ha observado un aumento de las precipitaciones medias en el norte, oeste, centro y este de Europa.
En Europa septentrional y oriental, los extremos de precipitación también han aumentado, pero la tendencia observada varía en Europa occidental y central, afirmó. Según el IPCC, Europa se enfrentará a un importante aumento previsto del riesgo de inundaciones durante este siglo.
Situados al sur del Ártico, los glaciares de Europa también ofrecen una idea del calentamiento del planeta. La capa de hielo y los glaciares representan alrededor de 70 % del agua dulce del mundo y su derretimiento tiene graves consecuencias para el aumento del nivel del mar y una mayor inestabilidad en el sistema climático del planeta.
El nuevo informe destaca que el año pasado hubo una importante pérdida de hielo en Escandinavia y Svalbard en Noruega, de 1,8 metros y 2,7 metros de espesor de hielo, respectivamente.
“Europa es uno de los lugares donde los glaciares se están derritiendo más rápido”, dijo Burgess, y “Svalbard es uno de los lugares del mundo que se calienta más rápido”.
Además del impacto humano, Europa enfrenta crecientes pérdidas económicas relacionadas con el clima. Entre 1980 y 2020, el Espacio Económico Europeo (EEE) sufrió pérdidas por causas climáticas y desastres que oscilaron entre 450.000 y 520.000 millones de euros.

Y la OMM advierte que no hay otra alternativa que acelerar la adaptación. “Los fenómenos meteorológicos extremos presentan riesgos cada vez mayores para el entorno construido y la infraestructura de Europa, que podrían multiplicarse por diez para finales de siglo”, dijo a los medios Andrew Ferrone, de la OMM.
El riesgo y el nivel de adaptación climática varían en toda Europa, pero todos los países están adoptando algún tipo de medida… De hecho, 51 % de los países cuenta con planes específicos y este progreso es significativo.
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En 2021, la UE lanzó el Pacto Verde Europeo, una estrategia dirigida a una multitud de objetivos, entre ellos mejorar la calidad del aire y del agua en el continente, reducir el consumo de energía, proteger la salud pública y lograr la neutralidad climática para 2050.
Un hito positivo es que la proporción de electricidad generada por energías renovables en Europa alcanzó recientemente un récord de 45 %. Pero la OMM y Copernicus destacan que se necesitan medidas mucho más urgentes para abordar los riesgos de inundaciones, especialmente en pueblos y ciudades, y ampliar el desarrollo de sistemas de alerta temprana.
Sin un sentido de urgencia, las predicciones son sombrías. “Cientos de miles de personas morirían a causa de las olas de calor y las pérdidas económicas causadas únicamente por las inundaciones costeras podrían superar el billón de euros al año”, informó la AEMA el año pasado.
Y en marzo de este año, Simon Stiell, secretario ejecutivo de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC), dijo en la conferencia «Europa 2025» en Berlín que «la crisis climática podría reducir hasta 2,3 % del PIB (producto interno bruto) de Europa a mediados de siglo, una receta para una recesión permanente, lo que significa una contracción continua de las economías, la quiebra de empresas y un aumento significativo del desempleo».
Uno de los mensajes clave del informe es que, si bien en Europa habrá desafíos para generar los recursos y la inversión financiera necesarios y motivar una respuesta de toda la sociedad al cambio climático, a largo plazo será un precio menor a pagar que mantener el statu quo.
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