Enseñanzas del Sur global sobre la transformación de los sistemas agroalimentarios

Eliud Kiplimo Kireger, director general de la Organización de Investigación Agrícola y Ganadera de Kenia, uno de los participantes de la internacional Semana de la Ciencia en el sector agroalimentaria, que se celebra en Nairobi. Imagen: CGIAR

NAIROBI – El estado de la seguridad alimentaria y nutricional en el Sur global oculta los grandes avances e inversiones realizados para aumentar el rendimiento agrícola y alimentar a una población en rápido crecimiento.

En los debates en la Semana de la Ciencia del Consorcio de Centros Internacionales de Investigación Agrícola (CGIAR, en inglés), que acoge la capital de Kenia desde el lunes 7, se exploraron las estrategias transformadoras y las innovaciones que impulsan la resiliencia agrícola en África y América Latina y el Caribe.

Las estadísticas de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) muestran que una de cada cinco personas en África duerme con hambre.

Para detener y revertir el ritmo del aumento del hambre en el continente, la Unión Africana (UA) ha adoptado una nueva estrategia de desarrollo agrícola que hará que el continente aumente su producción agroalimentaria en 45 % para 2035 y transforme sus sistemas agroalimentarios como parte de su nuevo plan para lograr la seguridad alimentaria en una década.

A principios de este año, la UA adoptó la Estrategia y Plan de Acción del Programa General para el Desarrollo de la Agricultura en África (CAADP, en inglés) a 10 años y la Declaración de Kampala del CAADP sobre la construcción de sistemas agroalimentarios resilientes y sostenibles en África, que se aplicarán de 2026 a 2035.

«En cuanto a la alineación de la agenda agrícola de Kenia con la estrategia y el plan de acción de la UA, como organización nacional de investigación agrícola que apoya a los agricultores en esta parte del mundo, estamos alineados mediante el desarrollo de tecnologías, innovaciones y prácticas marginales que apoyan a nuestros agricultores para aumentar la productividad y mejorar su resiliencia», dijo Eliud Kiplimo Kireger, director general y consejero delegado de la Organización de Investigación Agrícola y Ganadera de Kenia (Kalro, en inglés).

Detalló que «debido a los efectos del cambio climático, en los últimos años, nos hemos centrado en desarrollar cultivos resistentes a la sequía»..

«Además, con el cambio climático, tenemos nuevas plagas y enfermedades emergentes», explicó Kireger, quien subrayó que, además, gran parte del trabajo realizado se ha vuelto obsoleto debido a los cambios climáticos.

La crisis climática ha provocado, resaltó, que «las zonas que estaban secas son (ahora) más secas y las zonas de alto potencial están inundadas».

Tecnología en manos de los agricultores

Además de estos desafíos, los agricultores también enfrentan dificultades para acceder a la tecnología; aunque desarrolladas, las tecnologías aún están en manos de científicos e instituciones y no se han compartido con los agricultores, que son a los que les urgen estas respuestas ante el cambio climático y otras dificultades.

«Entonces, ¿cómo hacemos llegar estas tecnologías a los agricultores para aumentar su productividad?», preguntó Kireger, y agregó que donde existe la tecnología, se ha construido teniendo en cuenta los desafíos de proporcionar servicios digitales a una comunidad rural remota.

En el caso de su organización, afirmó, «hemos digitalizado la mayoría de nuestras tecnologías y las hemos puesto a disposición en una plataforma móvil para apoyar los servicios de extensión electrónica, que son el eslabón más débil entre la investigación y los agricultores».

«Esto obedece a que los investigadores no pueden llegar físicamente a todos los agricultores», reconoció.

Complejidades climáticas y agroalimentarias en América Latina 

Los participantes en la Semana de la Ciencia, que congrega hasta el sábado 12 a especialistas y tomadores de decisiones de todo el mundo, también aprendieron experiencias de América Latina y el Caribe con que los agricultores están haciendo frente a los complejos y múltiples desafíos que enfrentan sus sistemas agroalimentarios.

Para la región, es un escenario único de escasez y excedentes.

Casi 74 % de los países de la región están muy expuestos a fenómenos meteorológicos extremos, lo que afecta a la seguridad alimentaria. Una de las consecuencias es que en los países latinoamericanos y caribeños, uno de cada 10 niños menores de cinco años vive con retraso en el crecimiento.

Algo que está en contradicción con el hecho de que la región latinoamericana es el principal exportador neto de alimentos del mundo.

En este contexto, algunos países se destacan sobre la mayoría. Por ejemplo, como nación más grande de la región, Brasil genera casi la mitad de todas las exportaciones latinoamericanas y en particular las alimentarias.

Las disparidades de la región en materia de agricultura, alimentación y seguridad alimentaria nutren focos de desigualdad y malnutrición, pero también ahí los expertos están encontrando soluciones innovadoras.

Papas, bancos de genes y nuevos mercados

Los expertos regionales hablaron sobre la colaboración en curso y el potencial para ampliar las soluciones. En este sentido, hubo un amplio debate sobre los bancos de genes y la papa, un alimento básico en aproximadamente 160 países, que es originario de América y que consume más de dos tercios de la población mundial.

«Tenemos el banco de genes de papas más grande del mundo, que presta servicio a más de 100 países. La sede del Centro Internacional de la Papa (CIP) en Perú se denomina Centro de Origen de la Papa, y las comunidades de la cordillera de los Andes son las guardianas de esa diversidad y de ese recurso mundial», afirmó Simon Heck, director general del Centro de Origen de la Papa/CGIAR.

Las colecciones de papas y batatas, también conocidos como boniatos, del CIP son las más grandes del mundo y contienen casi todos los parientes silvestres de las papas. El banco de genes in vitro es el más grande y uno de los primeros en obtener la certificación ISO 17025 para el transporte seguro de germoplasma.

Los bancos de genes conservan muestras de plantas vivas de los cultivos importantes del mundo y sus parientes silvestres. Garantizan que los recursos genéticos que sustentan el suministro mundial de alimentos estén seguros a largo plazo para las generaciones futuras y disponibles a corto plazo para su uso por parte de agricultores, fitomejoradores e investigadores.

A la luz del cambio climático y de las plagas y enfermedades emergentes, estas colecciones son importantes para garantizar que las plantas de cultivo que pueden contener genes para resistir enfermedades, proporcionar una mejor nutrición o sobrevivir en entornos cambiantes o hostiles no se pongan en peligro o se extingan con el tiempo.

«Una pregunta que tenemos es cómo movilizar su capacidad para ayudar a resolver problemas en las regiones de América Latina y el Caribe, pero también en otros lugares» ¿Y cómo se benefician de ello?», dijo Heck, para citar despuñes como ejemplo la ampliación del modelo agriLac (Latinoamérica y el Caribe) hacia Asia.

«Hemos estado trabajando en Vietnam para desarrollar una papa adaptada a las condiciones tropicales. La producción de papas a nivel mundial se está trasladando ahora a Asia», detalló.

Heck dijo a los participantes en la Semana de Ciencia que más de la mitad de las papas del mundo se cultivan y consumen en Asia.

Dentro de ese continente, la papa se está introduciendo en entornos subtropicales y tropicales como la India y Vietnam, y la cuestión es determinar qué tipo de ese tubérculo se necesita para que este movimiento tenga éxito.

«Y así, la respuesta a esa pregunta nos lleva de vuelta al Perú. Nos lleva de vuelta no solo al banco de germoplasma del CIP, que es uno de los bancos de germoplasma in vitro más grandes del mundo y contiene la colección mundial de papas, sino a las montañas del Perú», dijo Heck.

Explicó al respecto que «hemos establecido una asociación con Vietnam, con Perú y con una de las empresas de fitomejoramiento de papa más grandes del mundo con sede en los Países Bajos».

«Juntos hemos desarrollado nuevos tipos de patata, patata tropical, y las primeras variedades ya se han lanzado en Asia. Esta cepa es realmente una combinación física de material genético de las tierras altas del Perú y germoplasma comercial de empresas europeas de papas», detalló.

Además, han demostrado que puede funcionar técnicamente.

«Ahora tenemos excelentes variedades de papa en las tierras bajas de Asia. (Estas variedades) pueden funcionar en términos de segmentación del mercado», aseguró el especialista.

La Semana de la Ciencia tiene en la mira entre sus muchos objetivos la primera cumbre del Grupo de los 20 (G20) en África, que se celebrará a fines de año en Sudáfrica.

Ello brinda una oportunidad para que los resultados de este encuentro de la ciencia agroalimentaria contribuyan a la agenda del G20 a lo largo de este año que Sudáfrica preside al grupo de grandes economías de Norte y el Sur, para así transformar los sistemas agroalimentarios.

Una transformación, se subraya en el encuentro de Nairobi, destinada a lograr una mayor resiliencia climática, aumentar la productividad y abordar los factores que impulsan la inseguridad alimentaria a nivel mundial.

T: MF / ED: EG

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