COX’S BAZAR, Bangladés – Cuando el secretario general de las Naciones Unidas, António Guterres, apareció ante los refugiados rohinyás vestido con un panjabi blanco tradicional, un traje musulmán, para unirse al fin del ayuno, en el campo de refugiados de Ukhiya, en Bangladés, miles de personas lo saludaron con entusiasmo.
Al ver esa explícita solidaridad de Guterres por su larga situación, muchos rohinyás, que estaban practicando el ayuno en el mes sagrado del Ramadán, que este año cae del 1 al 30 de marzo, se emocionaron y muchos lloraron.
El jefe de la ONU se unió a la fiesta del iftar, el fin del ayuno de cada día, con miles de musulmanes rohinyás en el campo de refugiados de Cox’s Bazar el viernes 14 para expresar su solidaridad con ellos.
El asesor jefe del gobierno interino de Bangladés, el profesor Muhammad Yunus, también asistió al iftar.
«Todos los rohinyás acudieron a la fiesta del iftar para escuchar las buenas noticias del jefe de la ONU: buenas noticias para regresar a nuestros hogares en Myanmar. Todos queremos volver a nuestro hogar de origen», dijo a IPS el joven rohinyá Ro Arfat Khan.
Antes de unirse al iftar, António Guterres visitó un centro de aprendizaje en el campamento de Ukhiya e intercambió opiniones con niños rohinyás. Los niños le dijeron al jefe de la ONU que quieren volver a su hogar en Myanmar, y le pidieron que ayudara a garantizar su regreso seguro y digno.
Guterres habló con mujeres e imanes rohinyás y también visitó el centro cultural rohinyá para recibir mensajes de los refugiados rohinyás desplazados por la fuerza.
Durante su visita al campo de refugiados, el secretario general de la ONU dijo que en la visita de este año durante el Ramadán recibió dos mensajes claros de los rohinyás: quieren volver a Myanmar y mejores condiciones en los campos.
Reconoció que la comunidad internacional debería hacer todo lo posible para restablecer la paz en Myanmar y poner fin a la discriminación y persecución de los rohinyás.
Los recortes en ayuda internacional empeoran la situación
Debido a un déficit de financiación crítico para su respuesta de emergencia, el Programa Mundial de Alimentos (PMA) de las Naciones Unidas dijo que tendría que reducir a la mitad su asignación mensual por persona para alimentos para los rohinyás en Bangladés, de 12,50 dólares a seis dólares por día a partir del 1 de abril.
«Desafortunadamente, recientemente, Estados Unidos y varios otros países, principalmente en Europa, anunciaron recortes dramáticos en la ayuda humanitaria y, debido a eso, estamos en riesgo de recortar las raciones de alimentos en este campamento», dijo Guterres.
Prometió que la ONU continuaría sus esfuerzos para movilizar fondos para los rohinyás y así evitar una situación en la que las personas refugiadas de esa minoría musulmana de la antigua Brimania sufrirían aún más y donde algunas personas incluso podrían morir.
«Debo confesar que estamos al borde de una profunda crisis humanitaria con los recortes anunciados por varios países de su ayuda financiera; nos enfrentamos a un riesgo dramático, un riesgo de reducir las raciones de alimentos a los refugiados rohinyás a un nivel que sería 40 % en 2025», dijo.
Predijo que podría producirse un desastre sin paliativos debido a los recortes de ayuda y apeló a la comunidad internacional, diciendo que tenía la obligación de invertir para apoyar a los rohinyás en Bangladés y aliviar su difícil situación.
«Haremos todo lo posible para resolver el problema de las raciones de alimentos», añadió Guterres.
El máximo responsable de la ONU recordó que la comunidad internacional tiene la obligación especial de garantizar que la ayuda llegue a los refugiados rohinyás.
Por eso, a su juicio, son inaceptables los recortes de la comunidad internacional a la ayuda a los refugiados rohinyás, dijo Guterres.
«Repito: Cox’s Bazar es la zona cero del impacto de los recortes presupuestarios en personas que están en una situación desesperada y debemos hacer todo lo posible para que eso no suceda», subrayó.

La resistencia rohinyá
Según Guterres, los desplazados forzosos, más de un millón de rohinyás, que se refugiaron en Bangladés tras la violencia extrema contra ellos en 2017, son muy resistentes, pero necesitan el apoyo del mundo.
El jefe de la ONU dijo que muchos musulmanes rohinyás llegaron al campamento de Cox’s Bazar tras las masacres en el estado de Rajine de Myanmar, que siguieron a décadas de discriminación y persecución.
Solo así, consideró, lograron escapar de las brutales violaciones de los derechos humanos que desencadenaron un odio generalizado contra los musulmanes.
«Los refugiados rohinyás han venido aquí en busca de lo que la gente busca en todas partes: protección, dignidad y seguridad para ellos y sus familias», resumió Guterres.
Añadió que él mismo se sentía inspirado por la valentía de los rohinyás y conmovido por su determinación. Reconoció que escuchó relatos desgarradores de sus penurias en Myanmar y de sus viajes a Bangladés.
«Quieren volver a casa. Myanmar es su patria. Y regresar de manera segura, voluntaria y digna es la principal solución a esta crisis», dijo.
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Guterres instó a las autoridades de Myanmar a tomar medidas de conformidad con el derecho internacional humanitario para prevenir la tensión y la violencia comunitarias, y crear un entorno para el retorno seguro y digno de los rohinyás a su hogar de origen en el estado de Rajine.
«Pero la situación en Myanmar sigue siendo grave, incluso en el estado de Rajine. Hasta que el conflicto y la persecución sistemática terminen, debemos apoyar a quienes necesitan protección aquí en Bangladés», añadió.
Tras insistir en que la solución para los rohinyás debe encontrarse en Myanmar, Guterres dijo que la ONU continuará con sus esfuerzos para garantizar el retorno voluntario, seguro y sostenible de todos los refugiados rohinyás a su país, situado al este de Bangladés.
«Hasta entonces, insto a la comunidad internacional a no reducir el apoyo a los refugiados rohinyás», añadió.
Reavivar las esperanzas
Después del iftar del viernes 14, el asesor principal de Bangladés, el profesor Yunus, Premio Nobel de la Paz 2006, pronunció su discurso en el dialecto local, que los refugiados rohinyás interpretaron como un mensaje de solidaridad.
«El secretario general de la ONU ha venido a resolver el sufrimiento de los rohinyás. No este Eid (fiesta del fin del ayuno de Ramadán). Pero espero que los rohinyás puedan celebrar su Eid en su país la próxima vez», dijo Yunus.
Dijo que, si es necesario, tendrán que luchar con todo el mundo para que los rohinyás regresen a su hogar de origen.
Durante la fiesta del fin del Ramadán, los musulmanes visitan las tumbas de sus parientes más queridos. «Pero los rohinyás ni siquiera tienen esa oportunidad», dijo el asesor jefe de Bangladés, o jefe del gobierno interino establecido en agosto de 2024
Abdur Rahman, que se refugió en el campamento de Cox’s Bazar en 2017, dijo que se suponía que unos 100 000 rohinyás se unirían a la fiesta del iftar el viernes, finalmente concurrieron ms de 300 000 se reunieron allí para recibir buenas noticias sobre su regreso a Myanmar.
«Todos, desde los niños hasta los ancianos, queremos volver a nuestras casas. La visita del jefe de la ONU nos inspiró», dijo.
Ro Arfat dijo que a veces el pueblo rohinyá pierde la esperanza, ya que ahora no tienen ni Estado ni hogar.
«Pero la visita de los dos dignatarios, el jefe de la ONU y el asesor principal, nos ayuda a reavivar nuestras esperanzas de regresar a casa. Esta esperanza ha vuelto a nuestra mente», añadió.
T: MF / ED: EG