Opinión

La malnutrición no se debe únicamente a la pobreza monetaria

Este es un artículo de opinión de Jomo Kwame Sundaram, profesor de economía y antiguo secretario general adjunto de la ONU para el Desarrollo Económico.

Imagen: Mayak Akuot / FAO

KUALA LUMPUR – El Banco Mundial estableció su umbral de pobreza de «un dólar al día», con base en sus datos de 1990. Pese a las numerosas dudas y críticas, sus cifras de pobreza disminuyeron hasta que comenzó la pandemia de covid-19 en 2020.

Medidas monetarias

El Banco se atribuyó el mérito de haber reducido la pobreza en las tres décadas anteriores a 2020, principalmente debido al rápido crecimiento de China. Pero las estimaciones oficiales de la pobreza en otros lugares han disminuido en general más lentamente, si es que lo han hecho.

La pobreza se ha considerado durante mucho tiempo en términos de desigualdad, ya que la gente se siente generalmente más pobre en comparación con los demás. Mientras tanto, las explicaciones de la pobreza difieren considerablemente, y muchos piden mejores medidas políticas.

Jomo Kwame Sundaram
El autor, Jomo Kwame Sundaram

Durante décadas, el Banco se negó a abordar la desigualdad, centrándose en cambio en la pobreza. Los esfuerzos por mejorar la medición de la pobreza se han visto impulsados durante mucho tiempo por la creencia de que la política para erradicarla no puede mejorarse sin estimarla mejor.

Se ha dado prioridad inevitablemente a la medición o estimación de los ingresos en efectivo. Pero centrarse en los ingresos monetarios plantea problemas. Las medidas monetarias de la pobreza pueden ser útiles, pero también engañosas. Por ejemplo, muchos niños de hogares urbanos con ingresos superiores al umbral de pobreza siguen desnutridos.

Sin embargo, los ingresos por encima de cualquier umbral de pobreza establecido arbitrariamente no garantizan necesariamente el bienestar. Esto ha generado interés en indicadores de pobreza distintos de los ingresos monetarios.

Esas críticas reflejan un fetichismo del dinero y la práctica generalizada de medir el bienestar y la pobreza en términos monetarios. Reconocer el valor de otros indicadores de pobreza ya no es objeto de controversia.

Dimensiones de la pobreza

Sin embargo, muchos siguen queriendo un único índice compuesto de pobreza multidimensional a pesar de sus conocidos problemas. Un cuadro de mando de varias dimensiones clave de la pobreza, en lugar de un único índice compuesto, ofrece información mucho más relevante para mejorar la formulación de políticas.

Conscientes de estos problemas y limitaciones, la Organización de Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE, de grandes economías) y los Estados miembros de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) no han aprobado los índices compuestos.

Tampoco han adoptado el trabajo pionero sobre índices compuestos del estadístico más influyente de ambos organismos.

Los índices compuestos, como el índice de desarrollo humano, solo han sido adoptados y utilizados por los fondos y programas de la ONU, que no requieren la aprobación o revisión de los Estados miembros.

En tanto, la reducción de la mortalidad infantil y materna ha representado más de 80 % de la mejora de la esperanza de vida en muchos países en desarrollo. Las reformas de bajo coste para embarazos y partos más seguros han ampliado significativamente la esperanza de vida media a bajo coste.

Seguridad alimentaria

La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) ha definido durante mucho tiempo los hogares con seguridad alimentaria como aquellos con ingresos suficientes para permitirse suficientes carbohidratos o energía dietética (normalmente medida en calorías o julios) para un estilo de vida sedentario.

A pesar de este bajo nivel y de sus problemas y limitaciones metodológicas, los hogares desnutridos o con «inseguridad alimentaria» han aumentado en todo el mundo desde 2014, creciendo durante años mientras que la estimación del Banco Mundial de hogares pobres siguió disminuyendo.

Según el Banco, el número de pobres en todo el mundo solo aumentó por primera vez desde la década de 1990 durante la pandemia, tanto en términos absolutos como relativos.

Esta discrepancia entre las tendencias multilaterales de pobreza y desnutrición ha desencadenado debates sobre la importancia de las diferentes medidas de bienestar y privación.

Diversas controversias y dudas sobre las cifras de pobreza del Banco han llevado a muchos a considerar la desnutrición como un mejor indicador de privación y falta de bienestar que la medida de pobreza.

Si bien las tendencias de la desigualdad de ingresos son discutibles y objeto de muchas disputas y controversias, las disparidades en todo el mundo han aumentado de nuevo en los últimos años.

Mientras tanto, los multimillonarios en dólares han proliferado en todo el mundo a medida que la desigualdad ha empeorado.

A medida que las desigualdades de ingresos y riqueza empeoran, también se han producido algunas convergencias, lo que ha provocado que ambas tendencias sean mixtas y desiguales.

Con el empobrecimiento rural extendiéndose por todo el mundo, la urbanización ha crecido al tiempo que se ha reducido la producción rural de alimentos para el consumo de subsistencia de los hogares.

Los hogares rurales solían producir alimentos para su propio consumo criando animales, cosechando frutas y verduras o incluso recolectando alimentos disponibles en las cercanías.

Sin embargo, las zonas urbanas ofrecen muchas menos oportunidades de producción y consumo de subsistencia. Los ingresos y gastos en efectivo determinan cada vez más el consumo de alimentos, incluida la alimentación personal.

La nutrición importa

Como el hombre no vive solo de pan («carbohidratos» , mejor dicho, energía dietética procedente de los carbohidratos), un enfoque más holístico requiere precisamente un enfoque más integral de la nutrición humana.

Las comparaciones del desarrollo físico de los hijos de los productores de alimentos y de los cultivadores comerciales sugieren que los ingresos económicos de los hogares no siempre han determinado el estado nutricional de muchos.

Los hijos de los productores de alimentos suelen estar mejor que los de los agricultores comerciales.

¿Por qué? Probablemente, los productores de alimentos son mucho más propensos a proporcionar una alimentación adecuada a sus familias, independientemente de los ingresos en efectivo.

Así, los hijos de los productores de alimentos satisfacen muchas de sus necesidades alimentarias sin comprarlas en el mercado. Por lo tanto, la presunción común de que unos ingresos en efectivo más elevados garantizan el bienestar, incluida la nutrición, es dudosa.

La malnutrición desafía nuestra comprensión del bienestar y sus complejos determinantes.

Muchas personas sufren ahora de malnutrición, no solo debido a la carencia de macro y micronutrientes, sino también a la creciente importancia de las enfermedades no transmisibles relacionadas con la dieta.

Al igual que con la obesidad y el sobrepeso, la incidencia de la diabetes ha aumentado con las nuevas preferencias de los consumidores.

Los ingresos, los medios de comunicación y otras influencias moldean cada vez más los estilos de vida con consecuencias significativas para la nutrición y la salud, muchas de las cuales son perversas.

T: MF / ED: EG

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