RÍO DE JANEIRO – La prioridad social marca la presidencia brasileña del Grupo de los 20 países de destacadas economías industriales y emergentes (G20) en este año, pero la multiplicidad de temas, foros y participantes en los debates refleja la variedad de crisis que enfrenta el mundo.
El proceso de discusiones inaugurado en diciembre de 2023 contempló 129 eventos oficiales en 15 ciudades brasileñas y culminará el 18 y 19 de noviembre en la cita de los mandatarios del grupo, que en realidad se compone de 19 países de todas las regiones del mundo y la Unión Europea, además de algunos invitados permanentesm cono la Unión Africana o España.
Alemania, Arabia Saudí, Argentina, Australia, Brasil, Canadá, China, Corea del Sur, Estados Unidos, Francia, India, Indonesia, Italia, Japón, México, Reino Unido, Rusia, Sudáfrica y Turquía componen el G20, instituido en 1999 como respuesta del Norte industrial y el Sur global ante las crisis mundiales y que en 2008 dio el salto a celebrar sus cumbres anuales.
“También en relación al clima, cuando se hable de catástrofes y crisis ambientales en el G20, las más afectadas son las que sufren mayor vulnerabilidad y las mujeres están más expuestas a esos problemas”: Maria Fernanda Marcelino.
Una innovación brasileña es el G20 Social, que incorporó la sociedad civil en el debate de políticas y acciones que compondrán la Declaración de Líderes, a ser aprobada por los jefes de Estado y de gobierno en su cumbre, en Río de Janeiro.
La Cumbre Social, en la misma ciudad entre este jueves 14 y el sábado 16 de noviembre, corona un amplio debate sobre las recomendaciones y demandas de la sociedad a los gobernantes.
“La demarcación de tierras indígenas como una política de enfrentamiento a la crisis climática” es uno de los reclamos del movimiento indígena brasileño, según Kleber Karipuna, director ejecutivo de la Articulación de los Pueblos Indígenas de Brasil (Apib), que forma parte del comité organizador de la Cumbre Social.
“Estudios ya comprobaron, incluso numéricamente, que áreas demarcadas de bosques, como las tierras indígenas, unidades de conservación y territorios quilombolas, son menos vulnerables a la deforestación”, argumentó Karipuna en entrevista con IPS.
La deforestación, especialmente en la Amazonia, es la mayor fuente de gases del efecto invernadero que Brasil lanza a la atmósfera, por eso se reconoce la importancia climática de los indígenas como guardianes de la naturaleza.
Función similar cumplen los quilombolas, descendientes de antiguos esclavos traídos de África organizados en comunidades que mantienen su vida colectiva, en general en medios rurales, con algunos grupos en área urbana.
Estrategia climática
El movimiento indígena brasileño defiende también un mayor financiamiento del G20 a las políticas climáticas y de recursos directamente destinados a las acciones de los pueblos indígenas, en “una estrategia de combate a la crisis climática”, insistió Karipuna.
“Una transición energética justa, con el fin de los combustibles fósiles”, el rechazo a la minería en territorios indígenas y la tributación de las grandes fortunas sumada a la eliminación de los subsidios a los sectores que más contribuyen a la contaminación del planeta, son otras demandas de la Apib.
Otra “reivindicación específica” de los pueblos indígenas brasileños es la copresidencia de la 30 Conferencia de las Partes (COP30) de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (Cmnucc), que tendrá lugar en la ciudad amazónica brasileña de Belém do Pará, en noviembre de 2025.
Es “nuestro territorio”, ya que Belém es una da las capitales amazónicas, y los indígenas “acumulan conocimientos y experiencias ancestrales” para contribuir al futuro de la humanidad, sostuvo la APIB al declarar su reivindicación en un comunicado del 26 de octubre, divulgado en Cali, Colombia, durante la conferencia de biodiversidad (COP16).
Es solo un ejemplo de las numerosas propuestas que debate el G20 Social, dividido en 13 Grupos de Compromiso, que comprenden desde mujeres y mundo del trabajo a científicos, parlamentarios, alcaldes, empresarios y cortes supremas.
Su cumbre contempla más de 200 actividades de las organizaciones y movimientos sociales, además de tres reuniones plenarias que discutirán los tres temas centrales del G20 en este año, elegido por la presidencia brasileña: lucha contra el hambre y las desigualdades; cambio climático y sostenibilidad; y reforma de la gobernanza global.
Prioridades femeninas
“Son cuestiones vitales para nosotras, sabemos que la base hambrienta del mundo se compone de mujeres y niños, especialmente las mujeres negras”, dijo a IPS Maria Fernanda Marcelino, integrante de la dirección ejecutiva de la Marcha Mundial de las Mujeres (MMM), al referirse a la prioridad de combatir el hambre y la desigualdad.
Además la desigualdad de género se extiende a todas las dimensiones, hay países donde se prohíbe incluso hablar del tema, donde a la mujer le toca la sumisión, acotó.
“También en relación al clima, cuando se hable de catástrofes y crisis ambientales en el G20, las más afectadas son las que sufren mayor vulnerabilidad y las mujeres están más expuestas a esos problemas”, señaló.
La gobernanza global o su debilidad se destaca por las guerras, opinó. “En Palestina tiene lugar un genocidio televisado y la mayoría de sus víctimas son mujeres y niños”.
El G20 es un foro que no soluciona todos esos temas, pero es importante que sean debatidos en todas las instancias, sean gubernamentales, en los medios de comunicación u organizaciones populares, para que se impulsen las medidas necesarias, sostuvo.
El triunfo electoral de Donald Trump, que vuelve a la presidencia de Estados Unidos el 20 de enero, añade una nueva dificultad para los tres objetivos brasileños.
“La extrema derecha representa un gran obstáculo a las pautas progresistas e inclusivas, pero no podemos perder la perspectiva de cambios aun cuando gobierna la derecha. Estados Unidos es una gran potencia con influencia global, pero no está solo, sufrirá también si promueve la destrucción mundial”, concluyó Marcelino.
Economía y noticias falsas
En el G20 gubernamental los debates también se multiplicaron en varios grupos de trabajo y reuniones ministeriales, divididos en los canales de sherpas y finanzas.
Sherpas son los representantes de los jefes de Estado y de gobiern. El nombre proviene de un pueblo del Nepal que tiene los guías para el alpinismo en las montañas de la cordillera del Himalaya. Simboliza la necesidad de zanjar obstáculos para alcanzar los consensos necesarios para componer la declaración final del G20.
La tributación de los milmillonarios del mundo y la reforma de los bancos multilaterales de desarrollo son acuerdos obtenidos en las reuniones de ministros financieros y presidentes de bancos centrales en el llamado canal de las finanzas.
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Pero el mayor legado brasileño deberá ser la Alianza Global contra el Hambre y la Pobreza, un tema siempre enarbolado en todos los foros internacionales por su actual presidente, Luiz Inácio Lula da Silva.
En el canal de los sherpas, en general encabezado por diplomáticos, los temas son más variados y contemplan desde la lucha contra la corrupción y la transición energética a la bioeconomía, empoderamiento de las mujeres, agricultura y reducción de desastres.
Temas culturales serán destacados por la sede de la reunión cumbre del G20 en el Museo de Arte Moderno de Río de Janeiro, un edificio de la arquitectura modernista de Brasil.
En la variedad de temas tratados no faltará el de las falsas noticias que llenan las redes sociales, generadas principalmente por políticos de la extrema derecha.
Un fondo destinado a la integridad de la información sobre la crisis climática será anunciado por el presidente Lula durante la cumbre, en una iniciativa de Brasil y de las Naciones Unidas, divulgó el diario Folha de Sâo Paulo este jueves 14 de noviembre.
ED: EG